El contador Jaime Mecikovsky entró a trabajar a la Dirección General Impositiva de Argentina a los 19 años. A pesar de su corta edad, se ganó un lugar a base de estudios y resultados en su trabajo. Su carrera en la dependencia fiscal fue sinónimo de respeto de muchos pares, que reconocieron siempre su profesionalismo. Pero su carrera se encontró con escollo que no pudo solucionar: la llegada de Néstor y Cristina Kirchner al poder.
El arribo del kirchnerismo lo encontró a cargo de una de las dependencias más importantes de la DGI. La de Operaciones Impositivas del Interior. Allí de desempeñaba como subdirector General de Operaciones. Bajo su órbita pasaban todas las investigaciones e inspecciones tributarias de las provincias. Santa Cruz incluida, lógicamente.
A pesar de las presiones políticas, apoyó desde su puesto a los subalternos que tenían el coraje de investigar a Lázaro Báez, quien era para muchos ni más ni menos que el testaferro de Néstor Kirchner. Los resultados de las investigaciones dejaron un resultado muy concreto: la remoción de Mecikovsky de su cargo.
Durante aquellos años, el exfuncionario se dedicó a la vida académica. Escribió libros, brindó conferencias y se desempeñó como profesor universitario. Sin embargo, con la llegada de Mauricio Macri y Cambiemos, el contador fue convocado para retornar a su cargo anterior en la dependencia gubernamental.
Aunque no tuvo los problemas de los años del kirchnerismo, el funcionario, que no se subordinó a las órdenes de Leonardo Cuccioli al frente de la Administración Federal de Ingresos Públicos, también terminó dejando el cargo. Por estas horas, Mecikovsky es una de las pesadillas de Cristina Kirchner en su frente judicial.
En la tarde de hoy, el exfuncionario declaró en el jucio oral por la corrupción en la obra pública, causa que tiene a la vicepresidente como la principal acusada. El contador dio detalles de lo que encontró en materia de sobreprecios y de recibos falsificados en las obras con dineros públicos que realizó Lázaro Báez mediante sus empresas en el sur del país.
En su calidad de testigo, contó todo el proceso que realizó junto al fiscal federal Gerardo Pollicita con relación a la documentación falsa. Ante la pregunta sobre si las facturas apócrifas pudieron haber sido utilizadas para cometer un delito, Mecikovsky respondió que sí. En su declaración de esta tarde, el contador hizo referencia a “una maniobra de lavado”, que fue complementada con hechos de corrupción dentro del fisco nacional, que tuvieron como finalidad “imposibilitar el rastreo de los activos”.
La jornada tuvo momentos de tensión, sobre todo entre el abogado defensor de Báez, Juan Villanueva, y el fiscal, Diego Luiciani. Hacia el final de la sesión, el letrado advirtió que el testigo estaba incurriendo en el delito de “falso testimonio”. El fiscal le salió al cruce, le pidió que no haga “apelaciones absolutamente inapropiadas” e hizo referencia a los “42 años de experiencia” del contador, que sin duda aportarían datos “útiles para todos” en el marco de la causa que complica a CFK.