Ante el fracaso total y previsible de las leyes de alquileres que pretenden regular los precios, para tratar de paliar el impacto de una inflación fuera de control en un área sensible, el kirchnerismo propone ir aún más lejos con su agenda contraproducente. En la Argentina repetida, el término “vivienda ociosa”, lamentablemente comienza a estar en boca de los burócratas, que parece que piensan avanzar aún más sobre la golpeada propiedad privada en el país.
Para Jorge Ferraresi, ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, así como uno de los hombres más cercanos a Cristina Kirchner, el fracaso estrepitoso de las leyes que regulan los alquileres tiene una justificación clara e inapelable: resulta que el Estado no puede ponerla en funcionamiento como corresponde, porque necesitaría que intervengan cuatro ministerios, lo que complica la cuestión. Pensar que estos tipos, que nos joden la vida, viven de nuestros impuestos. En fin…
El nefasto funcionario, que ya le dijo a la sociedad argentina qué si quieren tramitar algún juicio de desalojo, el contrato de alquiler en cuestión debe estar inscripto en la máquina de picar carne de los contribuyentes del fisco (AFIP), ahora propone un nuevo delirio violatorio de la propiedad privada, para tratar de nutrir un poco más la oferta de alquileres.
Ferraresi propuso que se cobre “un impuesto alto a los que tienen una vivienda ociosa”. Como advirtió Ludwig von Mises hace muchos años, las regulaciones a la economía llevan a fracasos, que luego buscan ser solucionados con nuevas regulaciones, que lógicamente vuelven a fracasar, incrementando la problemática inicial. Argentina en la corroboración constante y permanente de todas y cada una de las tesis de la Escuela Austríaca de Economía.
Aunque la problemática intelectual y conceptual de Ferraresi no le permita aceptarlo, la única manera de nutrir la oferta y bajar los precios, es removiendo todas las regulaciones que él promueve y también justifica. Eso garantizará un incremento de la oferta. Si le preocupan los precios y la inflación, que ponga los ojos en el déficit fiscal y la emisión monetaria, tal cual le recomendaba un olvidadizo Alberto Fernández a Cristina, cuando estaban distanciados.