Horacio Rodríguez Larreta, el sedicioso, apostó siempre al desgaste de la grieta y a su perfil de gestión, basado en una supuesta “antiideología”. De esta manera, desde que Mauricio Macri abandonó el poder, cultivó un perfil dialoguista, que terminó yendo demasiado lejos, por lo que él mismo tuvo que salir a despegarse de un Alberto Fernández, que lo llamaba públicamente “amigo” por aquellos días de inicio de la pandemia.
Las nuevas restricciones del Poder Ejecutivo Nacional, que claramente intervienen de manera arbitraria dentro de su jurisdicción, lo llevaron a levantar el tono de los cuestionamientos, pero nada más. Cabe destacar que el fallo de la justicia porteña que hoy obligó a abrir las puertas de las escuelas, fue el resultado de una presentación de un grupo de particulares. No de él, que decidió “patear la pelota” hacia adelante con una presentación ante la Corte Suprema de Justicia, de posible resolución tardía.
Hoy el kirchnerismo acusa a Larreta de sedicioso y lo hace ante la justicia. Mediante una presentación de la abogada Valeria Carreras, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, su asesora y exministra Carolina Stanley y Patricia Bullrich, presidente del PRO, fueron denunciados por “atentado a la salud pública y sedición”, luego de que anoche el intendente confirmara públicamente que esta mañana las escuelas abrirían sus puertas.
En el Gobierno nacional están muy nerviosos. Es que la gran mayoría de los padres en la zona metropolitana están desesperados por volver a enviar a sus hijos a las escuelas, por lo que hasta casi 40 % de los mismos votantes del Frente de Todos se manifiestan en contra de las nuevas restricciones, que durarían, por lo menos, hasta fin de mes. Lo cierto es que hay preocupación en las familias, mucho más allá de no tener con quien dejar a los chicos al momento de ir a trabajar. Los menores, en todo el mundo, se han visto muy perjudicados psicológicamente por el encierro, al punto de querer ir desesperadamente al colegio para interactuar con los compañeros.
La fiebre “sarmientina” porteña cruzó la General Paz y muchas escuelas bonaerenses, cerradas, amanecieron hoy con abrazos simbólicos de padres y chicos, que piden seguir el ejemplo porteño. Esto llevó a Axel Kicillof a amenazar abiertamente a las autoridades de los centros educativos, advirtiendo las sanciones que tendrían lugar, en caso de abrir las puertas en rebeldía. Mientras tanto en CABA, Carlos Zannini intenta conseguir un fallo judicial que deje sin efecto el fallo de la Cámara de Apelaciones de la Capital. El oficialismo nacional no anda con medias tintas y reconoce la desesperación. El mismo ministro de Justicia, Martín Soria, denominó como “mamarracho jurídico” la actuación de la Cámara porteña.
Esta guerra política y judicial parece que irá para largo, con fallos, apelaciones, reclamos, festejos y amenazas. Mientras tanto, Larreta, el sedicioso, se acostumbra a un rol que no eligió ni le queda cómodo. Sin embargo, sabe que no tiene otro camino para seguir fortaleciendo su imagen para una eventual candidatura presidencial. Es que para su mayor sueño, su competencia no es el kirchnerismo. Son Mauricio Macri y Patricia Bullrich.