En la segunda parte del Gobierno de Mauricio Macri, la crisis por la ausencia de reformas profundas ante el agujero fiscal heredado del kirchnerismo, desembocó en el pedido de auxilio al Fondo Monetario Internacional (FMI). Cuando se terminó el financiamiento privado, la gestión anterior salió a pedir el tanque de oxígeno al organismo multilateral y el progresismo salió con los botines de punta.
Actores, músicos y diversas personalidades del espectáculo, abanderados del pensamiento políticamente correcto, incluso hicieron manifestaciones para repudiar el retorno del “neoliberalismo” que supuestamente representa el FMI. Además de la ignorancia supina y vergonzosa que deja en evidencia semejante estupidez, la centroizquierda argentina por esos días se dedicaba a solicitarle al Gobierno algo tan infantil como irrealizable: no recorten el gasto, pero tampoco se endeuden. Seguramente esperaban que el kirchnerismo milagroso retornara al poder para arreglar todo como por arte de magia.
Silencio impune
Luego del fracaso predecible del macrismo, el peronismo tuvo la oportunidad de recuperar el poder y, como era lógico, nada se solucionó por obra y gracia del espíritu santo de Néstor Kirchner. Los problemas que Argentina tenía hace unos años siguen ahí, incluso más complicados por la caída de la poca actividad económica que había antes de la pandemia y la cuarentena.
Por estas horas, en el más impune de los silencios, una nueva delegación del Fondo Monetario Internacional se encuentra en el país. Las negociaciones con el ministerio de Economía de Martín Guzmán son complicadas, pero solamente por la situación económica del país. No hubo marchas, repudios, escraches… absolutamente nada. Los voceros del mundo del espectáculo, que se rasgaban las vestiduras en nombre de la soberanía nacional hace tan sólo unos meses, ahora están preocupados por otra cosa. La última comunicación de los artistas K fue para defender la propuesta de vacunación contra el COVID-19, y criticar a la enorme cantidad de compatriotas que tiene sus lógicos reparos al respecto. ¿Y el Fondo? ¿Qué Fondo? Yo, peronista.
Las preocupaciones de los enviados de Kristalina
Aunque no tienen que lidiar con el acoso, el repudio y el escrache de la militancia kirchnerista escondida y en silencio, los delegados del FMI en el país tendrán igualmente otras preocupaciones. Los hombres del Fondo le han manifestado a las autoridades locales la preocupación por el exceso de pesos en la economía y, lógicamente, por la brecha entre el tipo de cambio real y el oficial.
Aunque el Gobierno asegura ante la prensa que la cotización del blue (mercado negro) es poco trascendente, a los enviados de Kristalina Georgieva, directora del organismo multilateral, no les pueden meter el verso. Los hombres del Fondo Monetario estarían discutiendo una flexibilización en el control de cambios, que tendría que venir de la mano con reconocer el valor del dólar. Hasta el momento Alberto Fernández se negó a aceptar la devaluación, que no sería otra cosa que un sinceramiento.
Otro de los debates Gobierno-Fondo es el de la crítica de los hombres de la misión sobre los nuevos bonos en dólares, mediante los cuales buscan liquidez para reducir la emisión monetaria. Si Guzmán, Fernández y compañía piensan renegociar vencimientos y adquirir nuevas partidas, deberán poner su granito de arena y volcarse un poco más a la ortodoxia y el sentido común al que tanto vienen escapando.