Mauricio Macri termina su mandato con pocas chances de reelección sin haber modificado el dogma setentista ni un ápice. Con la desesperación de la paliza de las primarias, recién se animó este mes a reconocer que en Argentina hubo una guerrilla que cometió atrocidades, incluso en épocas de gobiernos constitucionales.
Lamentablemente, el país queda al borde del neokirchnerismo y todavía no se sabe con que intensidad renacerá el nuevo relato izquierdista. El referente del grupo Carta Abierta, espacio de intelectuales que respaldan a Cristina Kirchner, ya dejó en evidencia por donde quisieran dirigirse en el futuro inmediato. Hace unos días, Horacio González propuso abiertamente “reescribir la historia”, para revalorizar el rol de las organizaciones armadas. Sus dichos causaron indignación y hasta el macrismo, incómodo con la temática, tuvo que salir a responder la atrocidad del escritor kirchnerista.
Con la elección prácticamente liquidada, varios dirigentes políticos empiezan otro debate, más allá del electoral del 27 de octubre: el del liderazgo de la oposición. Dado el perfil socialdemócrata que tuvo Cambiemos, ahora Juntos para el Cambio y el eventual gobierno de los Fernández, se abre una interesante vacante para representar a la centroderecha. El que ya se anotó en la competencia es el compañero de fórmula de Macri, el senador peronista Miguel Ángel Pichetto.
Sin embargo, el exmilitar Juan José Gómez Centurión, que sacó 2,64 % en las primarias, también muestra intenciones de permanecer en el rompecabezas político de Argentina y no le esquiva al debate setentista. Aunque dice muchas verdades negadas por la izquierda y el socialismo, la última semana se fue al pasto. El candidato del frente NOS manifestó una teoría preocupante: que el Estado no puede cometer nunca actos de terrorismo.
Luego de incomodar al panel de Intratables con varias verdades históricas (como la de la represión iniciada bajo el peronismo o la inexistencia de un plan “sistemático”, como se plantea, valga la redundancia, sistemáticamente), el candidato a presidente hizo una afirmación en la que vale detenerse:
“El terrorismo de Estado es una tontería. El Estado nunca es terrorista. Puede tener accionar positivas o no, legales o no, pero el terrorismo es una acción de un tercero para la toma del Estado”, señaló. Aunque aclaró que no avala la metodología empleada por los militares, la idea de la imposibilidad de considerar como terrorismo las acciones gubernamentales es, además de horrorosa, equivocada.
“Sus dichos son una contradicción”
El prestigioso jurista y escritor liberal Ricardo Manuel Rojas discrepó seriamente con el exmilitar y manifestó que Gómez Centurión cae en serias “contradicciones”. En diálogo exclusivo con PanAm Post, el intelectual argentino señaló:
“El terrorismo es una práctica consistente en utilizar la violecia sobre la población o sectores de la misma con la intención de sojuzgar mediante el terror. Cuando estas prácticas la ejecutan grupos políticos minoritarios, su proposito generalmente es acceder al control del Gobierno. Cuando la ejecuta el mismo Estado, su intención es deshacerse de determinados sectores para mantenerse en el poder. El terrorismo como práctica de desestabilización de las instituciones se convierte entonces en terrorismo de Estado, es decir, el terror ejercido desde el propio Gobierno”.
Para Rojas, argumentar que el terrorismo puede tener lugar exclusivamente cuando un grupo intenta tomar el poder no sólo es “parcializar el significado” de la palabra, sino sostener “una contradicción”.
“Un grupo que accede a las instituciones del Gobierno a través de la fuerza y el terror, no constituirá un Gobierno legítimo y seguirá siendo un grupo terrorista, aun con el objetivo alcanzado”.
En la opinión del jurista, “Cuba, Venezuela, Corea del Norte, varias dictaduras africanas y teocracias islámicas se mantienen en el poder a través de la violencia e infundiendo miedo en la población. En esos países se ejerce un terrorismo de Estado”.