El resultado que obtuvo el presidente argentino Mauricio Macri en la jornada de ayer fue, probablemente, más de lo que soñó a finales de 2015 cuando fue electo presidente por pocos votos de diferencia contra el candidato kirchnerista, Daniel Scioli, en segunda vuelta. Lo que se inició como un proceso débil, de total minoría legislativa y supuestamente a contramano de la predominante cultura peronista argentina, de a poco se convierte en una nueva hegemonía política de futuro incierto.
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Ante este nuevo contexto, analizamos algunas cuestiones fundamentales para entender el mapa político argentino de los próximos años:
Victoria macrista en los cinco distritos más importantes del país
El rotundo éxito electoral de Cambiemos alcanzó la marca que supo conseguir en su primera elección legislativa de medio término el expresidente radical Raúl Alfonsín, primer mandatario democrático luego de la última dictadura militar (1983-1989). Anoche la coalición gobernante Cambiemos se impuso en: provincia de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza. Ni Menem, ni Néstor, ni Cristina Kirchner obtuvieron semejante respaldo en sus elecciones legislativas. Como en Argentina fue derogado el colegio electoral con la reforma constitucional de 1994 y “cada persona es un voto”, de repetir un resultado semejante, en 2019 Mauricio Macri podría ser reelecto sin inconvenientes.
Se fortalece la posibilidad de reformas estructurales
Desde que asumió el nuevo Gobierno, los mismos funcionarios, ministros y legisladores del oficialismo reconocieron en varias oportunidades que se encontraban realizando un trabajo “gradualista” y de “transición” para sacar a Argentina del populismo. Cuando se tenía la oportunidad de conversar con ellos y de cuestionarles la falta de claridad en las necesarias reformas de fondo, la respuesta era calcada, sin importar cual fuera el interlocutor macrista. Hasta ayer, en el marco de estas conversaciones siempre aparecían las mismas tres cuestiones: precaución, optimismo y promesas. Para los dirigentes oficialistas había que crecer y fortalecerse con mucho cuidado, sin tomar decisiones que los complique políticamente, pero, a la vez, siempre mantuvieron esperanzas sobre la posibilidad de este escenario. Sin excepción, los hombres alrededor del presidente argentino prometieron desde 2015 que de darse el contexto actual, irían a fondo con un cambio profundo en el país, con las reformas necesarias.
Nueva hegemonía no peronista
El nuevo escenario dejó a un Macri poderoso. Del tímido gobernante que no podía aprobar solo absolutamente nada en el Congreso sin respaldo de al menos un sector de la oposición, hoy Argentina tiene a un líder en ascenso que obtuvo un fuerte respaldo electoral que lo deja en una posición diferente. De mantener la tendencia, y de permanecer los nuevos aires políticos, en 2019 no solo podría alcanzar la reelección, sino que también podría conseguir una mayoría propia en ambas cámaras, algo impensado para el momento que llegó a la presidencia hace dos años. El peronismo dividido y un kirchnerismo que cayó hasta en Santa Cruz, no hacen otra cosa que completar el panorama soñado para Mauricio Macri.
Liderazgos alternativos al presidente dentro de Cambiemos
Estas elecciones legislativas fueron el fin de Mauricio Macri como el único líder y referente indiscutido de la alianza gobernante. A partir de ahora el presidente argentino tendrá que discutir mano a mano con las dos mujeres fuertes dentro de Cambiemos: la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal (que se puso al hombro la campaña que consiguió derrotar a Cristina), y la diputada reelecta por la ciudad de Buenos Aires, Elisa “Lilita” Carrió (que cosechó un histórico resultado de más del 50 %). Ambas mujeres han salido fuertemente fortalecidas del proceso electoral y ya forman dos polos de poder con estructura propia dentro del oficialismo.