Las elecciones presidenciales en Brasil están causando tensión entre el poder Ejecutivo y el Judicial. Por un lado el presidente Jair Bolsonaro exige el voto impreso para que sea auditable, mientras la máxima instancia de la justicia, el Supremo Tribunal Federal, deslegitima su reclamo.
Unas 113 ciudades se llenaron de manifestantes en defensa del presidente y del voto impreso, para que pueda contarse voto por voto. Pero sobre todo querían dejar en claro que “el poder emana del pueblo, no de las cortes”.
Y es que el Supremo Tribunal Federal se ha otorgado más poderes a sí mismo, restándole no solo poder sino el derecho a defenderse al presidente de la República, que busca salvaguardar las elecciones de la posibilidad de un fraude.
PanAm Post se comunicó con Lucas Ribeiro, experto en relaciones internacionales, quien explica que el presidente Bolsonaro puso en evidencia la inseguridad del sistema electoral, pero el Supremo Tribunal Federal sigue actuando políticamente y de manera decidida contra el proyecto de ley liderado por Bolsonaro.
🚨🇧🇷BRASIL | Jeque mate: El Tribunal Supremo Electoral (presidido por ministros de la Corte Suprema) pidió a la Corte Suprema (es decir, a ellos mismos) abrir una investigación (ilegal) contra Jair Bolsonaro por crear “falsas” denuncias sobre el fraude en las urnas electrónicas + pic.twitter.com/1gbscjofTb
— Maria Laura Assis (@MLauraAssis) August 5, 2021
¿En qué consiste el “jaque mate” de Bolsonaro a la Corte Suprema?
En entrevista con Jovem Pan, Bolsonaro demostró la inseguridad de las urnas electrónicas brasileñas. A lo largo de toda la semana, el Tribunal Superior Electoral y el Supremo Tribunal Federal estuvieron en una campaña política en contra del voto auditable, en especial el magistrado Luis Barroso, quien fue puesto en la Suprema Corte por Dilma Rousseff y fue abogado del terrorista italiano Cesare Batiste, estaba alardeando que las urnas eran seguras e inviolables. Pero Bolsonaro y el diputado Filipe Barros expusieron un documento del propio Tribunal Electoral narrando una invasión de hackers y el hecho de que hubo un “log” (registro digital) borrado. O sea, ellos mostraron que las urnas son violables.
¿Por qué es tan importante que el voto sea impreso?
Es importante aclarar que el voto impreso no es volver a los años 90, es al revés, es salir de los 90s. El voto impreso significa la posibilidad de que el voto sea auditable. Hoy en día no lo es. Apenas confiamos en que ningún hacker entró en las urnas y cruzamos los dedos para que no haya pasado nada. Lo que se espera con la ley propuesta es que haya el voto digital y la posibilidad de auditar el mismo voto de manera digital, garantizando un proceso más seguro y transparente. No debemos olvidar que Brasil ha pasado por casi 15 años del PT (Partido de los Trabajadores vinculado al chavismo) en el poder, y la capacidad de corrupción de las instituciones por parte del PT es reconocida en todo el mundo por el caso de corrupción Lava Jato, que llevó a prisión al expresidente Lula Da Silva y a la dimisión a Dilma Rousseff.
¿Cuál es el temor de millones de brasileños que salieron a las calles a defender al presidente y exigir el voto auditable?
El temor es que ocurran fraudes a través de hackers y cosas de ese tipo. Es importante recordar que la mayoría de los jueces de la Suprema Corte en Brasil fueron nombrada por el PT, es importante entender que el magistrado Barroso está haciendo intensa campaña en contra del voto auditable. El mismo Tribunal Electoral ha hecho campaña hablando del riesgo que sería un voto impreso y grupos paramilitares pidiesen ese comprobante para votos viciados.
Y es mentira, porque el elector no va a llevar el voto impreso a su casa. Eso va directo a una urna física y el elector ni lo va a tocar. Lo que está en juego en Brasil es tener un sistema opaco, con riesgo de invasión de hackers o un sistema que pueda tener comprobación de voto físico.
Explique por favor el funcionamiento del Supremo Tribunal Federal que lideró a Lula y le dio “derechos políticos”, pero persigue al presidente Bolsonaro y sus simpatizantes.
Siete de los 11 magistrados del STF fueron designados por el PT. Además, hay otro magistrado que no fue nombrado por el PT pero, está haciendo el trabajo del “policía malo”. El magistrado Alexandre de Moraes ha creado un proceso completamente inconstitucional para perseguir a los simpatizantes de Bolsonaro y conservadores en general. El creó un proceso dónde él es fiscal, policía federal, juez, y víctima. A partir del argumento de “generación de fake news” él hizo una requisa y aprehensión de celulares, puso fin al sigilo de comunicación y bancario de periodistas, activistas y etc. Al periodista Oswaldo Eustáquio le hizo meter a la cárcel donde amaneció inmóvil, la activista contra el aborto Sara Winter tuvo que usar tobillera electrónica por más de un año. Al diputado Daniel Silveira le quitó la inmunidad parlamentaria y está en la cárcel por criticar duramente al STF.
Paralelamente, Lula da Silva, que fue condenado por varios tribunales en muchos procesos, fue liberado por el STF y se le permitió ser candidato presidencial. Eso muestra que ya no hay Estado de Derecho en Brasil, y el autoritarismo no es por parte de Bolsonaro, es del STF.
¿Cuál es su mensaje para los hispanoamericanos respecto a lo que pasa en Brasil y cuál la advertencia en cuanto al control de las cortes sobre la división de poderes de la República?
Mi mensaje es que tengan mucho cuidado con la formación y el nombramiento de los ministros de las cortes supremas y los magistrados en general. Un jurista bahiano de principios del siglo XX decía: “la peor dictadura es la del poder judicial, contra la cual no hay nadie a quien acudir”. Luchen para que no entren activistas de izquierda a los tribunales. Ellos en algún momento van a usar sus poderes para perseguir a personas que vayan en contra de su proyecto de poder.