«Sólo Dios me saca de la silla presidencial y me saca, obviamente, quitándome la vida», anunció Jair Bolsonaro en su tradicional transmisión en vivo por Facebook.
«Aparte de eso, lo que estamos viendo pasar en Brasil no va a concretarse. En absoluto», dijo el mandatario.
Afirmó que “la población es quien dicta los rumbos de su nación”, aunque aseguró que el “Gobierno Federal va a actuar dentro de las cuatro líneas de la Constitución restableciendo el orden en Brasil“.
Presidente Bolsonaro: “somente Deus me tira da cadeira presidencial, obviamente tirando minha vida. Fora isso, o que estamos vendo no Brasil não vai se concretizar… MAS NÃO VAI SE CONCRETIZAR MESMO!”. pic.twitter.com/kipfGkGUkK
— Carlos Jordy (@carlosjordy) April 16, 2021
El equivalente en Brasil a la Corte Suprema, es decir, el Supremo Tribunal Federal (STF), pretende remover a Bolsonaro del poder y posicionar a Luis Ignacio Lula Da Silva, exconvicto, como candidato.
Le restituyeron sus “derechos políticos” y anularon las sentencias en su contra, de modo que no solo queda en libertad sino que será presidenciable para el próximo año.
“Si Lula vuelve, por el voto directo, por el voto auditable, todo bien. Pero piensa cómo será el futuro de Brasil con el tipo de gente que él va a traer para dentro de la Presidencia”, exclamó Bolsonaro.
Y agregó: “Si Lula es elegido, en marzo de 2023, tres meses después, él va a elegir dos magistrados más para el Supremo Tribunal Federal. Creo que la conclusión cabe a todos ustedes”.
Paralelamente, la magistrada Cármen Lúcia Antunes Rocha, del Supremo Tribunal Federal, estableció un plazo de 5 días para que el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, explique por qué no ha analizado los cerca de 100 pedidos de destitución presentados hasta el momento contra el presidente.
La Corte Suprema exige una investigación por parte del Senado respecto a las presuntas omisiones por parte del presidente en la propagación del coronavirus.
Más de 365.000 personas han perdido la vida en Brasil por causa de la pandemia, una cifra escandalosa. No obstante, al considerar el tamaño de Brasil, porcentualmente es bajo.
En una nación con alrededor de 220 millones de habitantes, no llega al 1 % de la población.
Sin embargo, Lula acusa a Bolsonaro de genocida y lo llama fascista, pese a que él como presidente le dio autonomía a los estados y libertad a la población civil.
Por eso incluso hizo un llamado a los argentinos para que vayan al Brasil, huyendo de las políticas persecutorias del gobierno de Alberto Fernández, quien sacó a los militares a la calle para restringir la movilidad de los civiles.
– Exército Argentino nas ruas para manter o povo em casa.
– Toque de recolher entre 20h e 08h.
– Bom dia a todos. pic.twitter.com/kCHe6NbQ3p— Jair M. Bolsonaro (@jairbolsonaro) April 15, 2021
Mientras que Bolsonaro apuntó a la conciencia en lugar de la obligatoriedad, por ejemplo en el caso de las vacunas.
Lo opuesto al Supremo Tribunal Federal que, reconociendo que la vacunación obligatoria era inconstitucional, permitió a los estados sancionar a los ciudadanos por no hacerlo; dejando así por fuera al Ejecutivo de la decisión.
No obstante, Bolsonaro asegura que la conducta de la Corte Suprema no le quita la paz. Al contrario, antes de finalizar la transmisión en vivo, Bolsonaro dijo que dormiría “muy tranquilo” con la noticia:
“Buenas noches. Tengan la seguridad de que voy a dormir tranquilamente esta noche y veremos el avance de esta noticia desde nuestra Corte Suprema”.
Supremo Tribunal Federal: la dictadura de la toga
El sesgo ideológico por parte del Supremo Tribunal Federal se ha evidenciado por la persecución de los principales referentes a favor del gobierno de Bolsonaro, incluido él mismo.
“Dictadura de la toga” es la forma en la cual los simpatizantes del presidente de Brasil se refieren al Supremo Tribunal Federal, pues ha apresado, detenido y/o mantenido bajo prisión domiciliaria a sus detractores.
El magistrado del Supremo Tribunal Federal Alexandre de Moraes determinó que el diputado federal Daniel Silveira debía ser detenido por cuestionar al máximo tribunal de Brasil.
No solo se trató de una persecución ideológica sino que además el STF incurrió en una conducta inconstitucional al negarle a un legislador su impunidad parlamentaria. Ahora tienen bajo investigación al presidente de la nación.