El prejuicio, juzgar sin evidencia, guió la mayoría de las interpretaciones sobre las declaraciones del papa Francisco con respecto a la unión entre personas del mismo sexo.
La evidencia muestra que se tergiversaron sus palabras. Esto para hacer parecer que él estaba de acuerdo no solo con el “matrimonio homosexual” sino también con la adopción.
Pero la realidad es que no estaba hablando en tiempo presente, sino narrando su postura durante el debate sobre la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, cuando él era arzobispo de Buenos Aires, y se opuso rotundamente.
Reconocimiento de la unión de convivencia
Lo que sí apoyó el entonces arzobispo de Buenos Aires fue el reconocimiento de la unión de convivencia, lo que da protección legal a los involucrados frente al Estado, como la posibilidad de visitar en el hospital a la pareja y heredar bienes.
«La propuesta de Francisco no es equiparar la convivencia de dos personas homosexuales al matrimonio católico, sino respetar las decisiones privadas y mostrar que todas las personas tienen igual dignidad», según explica Rome Reports.
“Las personas homosexuales tienen derecho a estar en la familia, son hijos de Dios, tienen derecho a una familia. No se puede echar de la familia a nadie ni hacerle la vida imposible por eso. Lo que tenemos que hacer es una ley de convivencia civil, tienen derecho a estar cubiertos legalmente”, dijo Francisco I en el documental Francesco.
El documental sobre el papa Francisco no fue dirigido por un fiel, sino por el judío de origen ruso Evgeny Afineevsky.
Para entender la postura de la Iglesia sobre el tema, el texto más completo lo escribió el papa emérito, Benedicto XVI (cuando aun era cardenal), Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales. Allí establece:
El matrimonio no es una unión cualquiera entre personas humanas. Ha sido fundado por el Creador, que lo ha dotado de una naturaleza propia, propiedades esenciales y finalidades. Ninguna ideología puede cancelar del espíritu humano la certeza de que el matrimonio en realidad existe únicamente entre dos personas de sexo opuesto, que por medio de la recíproca donación personal, propia y exclusiva de ellos, tienden a la comunión de sus personas. Así se perfeccionan mutuamente para colaborar con Dios en la generación y educación de nuevas vidas.
Es decir, el matrimonio entre personas del mismo sexo es incompatible con la doctrina católica.
La doctrina católica
El texto aclara que las Consideraciones se proponen no solamente a los creyentes sino también a todas las personas comprometidas con la promoción y la defensa del bien común de la sociedad, de acuerdo con la doctrina católica.
Las Consideraciones manifiestan que la “conciencia moral exige ser testigo, en toda ocasión, de la verdad moral integral, a la cual se oponen tanto la aprobación de las relaciones homosexuales como la injusta discriminación de las personas homosexuales”.
Al igual que los demás cristianos, los homosexuales están llamados a vivir la castidad. Y las prácticas homosexuales «son pecados gravemente contrarios a la castidad», según las Consideraciones, acorde con el Evangelio.
Finalmente, según la enseñanza de la Iglesia, los hombres y mujeres con tendencias homosexuales «deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta».
En síntesis, la doctrina contempla amar al pecador, no al pecado.