Cuba cambiará su Constitución, y en lo que pareciera un alcance histórico, el Gobierno anunció que los dos millones de emigrados, una sexta parte de la población, podrán participar en las reformas.
Pero hay escepticismo, pues Ernesto Soberón, director de Asuntos Consulares y de la sección de cubanos residentes en el exterior, dijo que solo se tomarán en cuenta los criterios que apoyen la revolución para contribuir a mejorar la Constitución socialista.
Para quienes huyeron de Cuba, precisamente por las políticas socialistas que exigieron la expropiación de viviendas, comercios y la centralización de recursos, como dicta la ideología en teoría y se aplica en la práctica, esto es inadmisible.
Asimismo, entre los requisitos para ser parte de la reforma, se exige el uso del pasaporte cubano, uno de los más caros del mundo. Fuera de Cuba tiene un costo de USD $400 dólares para su expedición, más USD $160 adicionales cada dos años para su renovación.
Aunque más que el costo, que es elevado, está la duda de emitir una opinión que quedará registrada por el régimen con el mismo documento que determina la entrada y salida del país. Es decir, que pueda haber una criminalización de la opinión que resulte en una detención, deportación o bien el impedimento del ingreso a Cuba, acciones que son comúnmente aplicadas por la dictadura.
Quienes quieran participar pueden hacerlo a través de la página “Nación y Emigración“, creada por el Gobierno cubano.
Cabe destacar que entre los cambios que promete la Constitución está la remoción del término “comunista”. Así el régimen reconoce que no se abolirá el Estado, como dicta el marxismo, sino que afirmará la etapa previa, el socialismo, que exige la conservación de los medios de producción a cargo de la revolución.
De modo que la propiedad privada, que aparentemente reconocerá la Carta Magna cubana, está sujeta a ser “redistribuida” y, por tanto, vulnerada.
“La Carta Magna recoge derechos fundamentales alrededor de la cual se organiza el Estado para no restringir los derechos del pueblo. Esto es justo lo contrario, es un partido (Comunista) que busca reorganizar el Estado para la preservación de su poder”, dijo Orlando Gutiérrez Boronat, presidente del Directorio Democrático, para la prensa independiente cubana.
A través de una comunicación con PanAm Post, Gutiérrez Boronat explica que el problema con la reforma parte de la base de que el régimen no reconoce el exilio como tal, y se extiende hasta pretender volver cómplices a quienes han huido de ese sistema que ha perpetuado en la isla el socialismo que a tantos les ha costado sus derechos fundamentales: vida, propiedad y libertad.
¿Qué hay de cierto que los emigrados cubanos pueden participar en las consultas?
No hay consultas. Los cubanos dentro de la Isla no pueden opinar ni organizarse libremente para proponer alternativas al panfleto para la ligera reestructuración del Estado que la dictadura falsamente llama constitución
¿Emigrado equivale a exiliado?, ¿a quién aplica?
El régimen comunista no reconoce la existencia de exiliados, solo de emigrantes. Dice el régimen comunista que el éxodo es por cualquier otra razón menos política.
Aunque se pueda votar, ¿es legítimo que coordine la elección quien no fue elegido (el Partido Comunista)?
No se puede votar. En el sistema comunista no hay opciones, un solo candidato para un solo puesto. La Constitución comunista o la Constitución comunista con ligeras modificaciones.
¿Qué hay detrás de esta supuesta benevolencia del régimen? ¿Qué fin tiene?
No hay benevolencia. El objetivo es dividir y confundir al exilio y al mundo. No hay sustancia ninguna en lo que plantea el régimen comunista.
¿Cómo piensan reaccionar al respecto desde el exilio?
El plan Todos por Cuba Libre, lanzado en enero de este año por organizaciones de la Resistencia dentro y fuera de Cuba tiene como objetivo aunar las voluntades libertarias dentro y fuera de Cuba para así lograr una Constitución democrática real en un país liberado de la bota comunista opresiva.
Nos exiliamos principalmente porque no había y no hay libertad de expresión, de asociación, de culto religioso, de investigación intelectual, tampoco libertad económica; dado que en Cuba no hay Estado de derecho, algo que la nueva Constitución no busca cambiar sino afirmar.