La industria cinematográfica se vio cambiada para siempre cuando incontables actrices desencadenaron una ola de denuncias de ofertas laborales a cambio de favores sexuales que dio lugar al movimiento #MeToo (yo también).
Pero la denuncia de un menor edad contra una de las voceras principales puso en peligro la credibilidad de la causa.
La actriz y directora de cine, Asia Argento, fue acusada de abusar sexualmente de Jimmy Bennet cuando éste tenía 17 años y ella 37, en el estado de California donde la edad de consentimiento es 18. Sumado al presunto delito, el abusado dice que la abusadora compró su silencio por USD $380.000.
Argento alega que el pago del soborno fue idea su pareja, el fallecido chef Anthony Bourdain, quien recientemente se suicidó y por tanto -convenientemente- no puede responder a las acusaciones.
Ahora, las actrices que ayer decían que había que creerle a las mujeres antes de pedir pruebas, hoy piden que se demuestre la culpabilidad de la acusada. Es decir, exigen que haya presunción de inocencia.
Este término buscaba ser borrado de los sistemas judiciales continentales. En Chile, por ejemplo, el pedido por parte de diputadas y concejales chilenas fue frontal: que el acusado demuestre que es inocente.
O sea, el feminismo que dice abogar por la igualdad, cada día exige que haya más diferenciación entre hombres y mujeres, sobre todo ante la ley. De modo que a la mujer se le debe creer por el mero hecho de ser mujer y al hombre se le debe acusar, sea culpable o no, por su género y no por sus actos.
https://twitter.com/rosemcgowan/status/1031535197433602048
Una de ellas es Rose McGowen, una de las mayores voceras del movimiento y aliada incansable de la ahora acusada de abuso de menores, Asia Argento, a través de redes sociales pide no respaldar a las víctimas de abuso, sino a creer a las mujeres.
Sin embargo, dadas las circunstancias actuales, pide que seamos suaves. Pues “ninguno de nosotros conoce la verdad de la situación” y ella está segura de que “se revelará más”.
Lejos de traer justicia a las víctimas de abuso, más allá de su origen, sexo o identificación sexual, se busca forjar una narrativa donde las “estructuras de poder” y privilegio son inherentes a los cromosomas y no a las capacidades, de modo que hay justicia para unos e injusticia para otros. Pero en lugar de revertir este fenómeno, estas activistas buscan invertir el supuesto orden.
Sin castigo abusadores de niños actores
Por décadas, actores infantiles han denunciado el abuso sistemático contra niños (varones) en Hollywood, incluso de círculos dedicados a ello, y sus súplicas no fueron escuchadas. Tal fue el caso de Corey Feldman. La madre de su compañero de elenco, Corey Haim, en el éxito de taquilla de los años 80s, Los Niños Perdidos, dijo que Haim fue abusado en el rodaje de una película en la que participó Charlie Sheen (de la serie Dos Hombres y Medio) que hoy padece de VIH. Aunque ella sostiene que fue otro actor, amigos cercanos a Haim dicen que si fue él.
Haim murió a los 38 años de una neumonía inducida por drogas. Ambos actores protagonizaron 12 películas juntos entre la década de los 80s y 90s. Feldman alega que eran abusados o bien bajo el efecto de la cocaína o apuntados por armas.
Pese a sus reiteradas denuncias, el actor no tuvo la misma visibilidad que sus colegas femeninas que llegaron a estar en la portada de la revista de Time que nombre a una persona destacada al año y en el 2018 puso a varias en primera plana, las mujeres de Hollywood que denunciaron a sus abusadores masculinos.
#MeToo busca reinventarse
Y es que para las actrices ha significado no solo mayor publicidad televisiva, sino también material para lanzar libros al respecto. En el caso de Rose McGowan, a través de su cuenta en Twitter, publicita su libro sobre la campaña #MeToo y una lucha que para ella afecta solo a mujeres.
I’ve said repeatedly that the #metooMVMT is for all of us, including these brave young men who are now coming forward. It will continue to be jarring when we hear the names of some of our faves connected to sexual violence unless we shift from talking about individuals [+]
— Tarana (@TaranaBurke) August 20, 2018
Ahora el movimiento se ve en la necesidad de reinventarse. La fundadora, dijo a través de Twitter que puede haber un cambio, da la bienvenida a los varones que quieran hacer denuncias y rechaza el concepto que solo puede haber un tipo de abusador, incluso resalta que el perpetrador de un abuso puede ser quien sea, incluso una actriz.
Y es que las pruebas contra Asia Argento incluyen una foto de ella y el abusado, lo cual compromete su relato. Por ello, ahora insiste en culpar al difunto Bourdain del soborno y así desvincularse de la culpa.
Por su parte, actrices como Pamela Anderson salieron a decir que las mujeres “deben saber en qué se meten si entran solas a la habitación de un hotel con alguien”, más aún cuando son recibidas en batas de baño.
Ella, al haber sido conejita Playboy, resalta la importancia de que sean las mujeres quienes pongan los límites de una relación laboral para dejar en dejar en claro qué están dispuestas a hacer y qué se considera como abuso. Confiesa haberse negado a tener reuniones privadas con varios productores, entre ellos Harvey Weinstein, quien tiene hoy más acusaciones por abuso sexual que cualquier otro gigante de Hollywood.
Lo que pide es que para lograr la tan ansiada igualdad las mujeres se comporten y sean tratadas como lo que son, adultos responsables de sus cuerpos y por tanto de sus actos; un pedido polémico en una era en que se pretende victimizar a la mujer.
Ante los últimos hechos, donde la mujer es la agresora y el hombre la víctima, podría darse un consenso donde los victimarios sean juzgados por sus actos y las víctimas no sean prejuzgadas por su género, algo que hasta el momento no estaba en discusión.