El próximo lunes 26 de marzo la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata entregará el premio Rodolfo Walsh —llamado así en honor al escritor y periodista que participó en la prensa e inteligencia de la organización terrorista Montoneros— al diputado español Chavista, y excandidato presidencial, Pablo Iglesias.
De acuerdo con la página de la facultad, el premio se le entregará al secretario general de Podemos, partido de línea socialista en España, “por su aporte invaluable en la construcción de una comunicación más plural, inclusiva y democrática”.
Afirma el documento que presentaron los estudiantes que “la irrupción de Podemos ha modificado la escena sociopolítica europea, hermanándola con las luchas colectivas de nuestra América Latina”.
La propuesta fue presentada por la agrupación llamada Rodolfo Walsh por “las políticas impulsadas por Podemos para limitar la concentración mediática”.
Este premio fue entregado anteriormente a Hugo Chávez, quien durante su gestión cerró radios, canales de televisión y se forjaron leyes que limitaron la libertad de expresión, en particular si se criticaba al Gobierno venezolano.
Apenas la semana pasada, publicamos en este medio el diálogo entre Pablo Iglesias y el expresidente ecuatoriano Rafael Correa, donde ambos concordaron que era fundamental regular la libertad de expresión para que los medios no estén en manos de la “oligarquía”.
Para respaldar esta idea citaban frases aludidas tanto al dictador Raúl Castro como a los teóricos detrás de sus ideas, Marx y Engels. Es decir, usan como ejemplo de cómo deberían ser los medios a quien no permite la libertad de prensa en el país que preside.
Rodolfo Walsh y Montoneros
Lo anterior también aplica para Rodolfo Walsh, por quien fue nombrado el premio, quien formó parte de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), espacio que luego terminó siendo parte de Montoneros; donde obtuvo el rango de Oficial 2º, dentro del aparato de prensa y en la inteligencia de la organización que condujo a su muerte en un enfrentamiento con un grupo de tareas durante el Gobierno militar en 1977. Sus restos permanecen desaparecidos.
En los años de Perón en el exilio, el caudillo se sirvió de dos facciones antagónicas para generar las condiciones necesarias para su regreso triunfal. Por un lado, las organizaciones gremiales representaban el peronismo corporativista tradicional, al estilo fascista del primer peronismo. A este espacio se le consideró como “la derecha peronista”. Del lado de enfrente estaba el sector “montonero” que, en medio de la Guerra Fría, interpretaba a un Perón de izquierda, que de regresar al país llevaría a cabo la revolución.
A pesar de una simpatía natural por el primer sector, el General se sirvió de ambos hasta que pudo.
Luego de su regreso, y ante el asesinato de uno de sus más cercanos dirigentes, el líder sindical José Ignacio Rucci, Perón llamó a los dirigentes montoneros “estúpidos” e “imberbes” y los echó de la Plaza de Mayo en medio de un discurso.
“Estos balazos fueron para mí”, dijo Perón ante la prensa, afirmando las sospechas —confesadas ante la Justicia 40 años después— de que el grupo armado acribilló al líder sindical en represalia a Perón, por no haber realizado el giro hacia la izquierda que se esperaba de él.
Montoneros conseguía su financiamiento mediante robos a bancos y secuestros extorsivos mayoritariamente, incluso de menores de edad. Tarea que facilitaba Walsh al detectar a personas con capacidad de pago para ser secuestradas.
También planificaba atentados terroristas. Según el exmontonero Juan Gasparini, el operativo donde fallecieron el Comisario Alberto Villar y su esposa, en 1974, años antes del golpe cívico-militar, “fue diseñado por Rodolfo Walsh en combinación con Carlos Goldemberg y bajo la supervisión de Roberto Quieto”.
El armamento lo conseguían mediante robos a sedes policiales y militares, que solían dejar víctimas fatales, pero la organización justificaba el accionar con excusas ideológicas. Los operativos para conseguir las armas los catalogaban como “recuperación” de material de guerra.
A la hora de detonar los explosivos contra determinados objetivos (que muchas veces terminaban matando a otras personas), la organización comunicaba que se había accionado contra los “enemigos” del pueblo.
Para 1983 se calculó que Montoneros llegó a tener 25.000 efectivos, 15.000 de ellos armados.
En diálogo con el PanAm Post, Victoria Villarruel, del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas, resaltó que entre Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) (de extracción marxista) se asesinó a 1094 personas durante los setenta. Además del saldo fatal, 756 personas fueron secuestradas por las organizaciones guerrilleras y 2368 fueron heridas. Las bombas detonadas por estas organizaciones fueron 4380. Las investigaciones de Villarruel develan que el saldo del accionar del ERP y Montoneros fue de 17380 víctimas aproximadamente.
Ahora, el premio Rodolfo Walsh, se entrega en honor a quien además de ser un destacado escritor y periodista, formó parte de agrupaciones armadas y con su pluma facilitó a la propagación de ideas que en los gobiernos que imperan el periodismo es todo menos libre.
Marcelo Duclos colaboró en la elaboración de esta nota.