Griselda Lobo Silva, senadora y segunda vicepresidente del Senado colombiano —conocida como Sandra Ramírez durante sus tiempos como guerrillera dentro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc)— fue el epicentro de la polémica tras la afirmación de que si reencarnará volvería a ser guerrillera. La senadora parece no muy convencida del orden democrático en el país. A pesar de ocupar un cargo directivo en el máximo órgano de la democracia representativa de Colombia, Lobo aparentemente de poder tener la oportunidad de integrar un grupo armado que ataque ese orden democrático que ella dice representar, lo haría.
"Si reencarnara, volvería a ser guerrillera": https://t.co/t5uG9EwLcL
— Sandra Ramírez (@SandraComunes) July 21, 2020
Otra de las alarmantes declaraciones que ha hecho por estos días la segunda vicepresidente del Senado es la negación de sucesos ya probados como el reclutamiento de menores de edad por parte de las Farc.
Sandra Ramírez, ex guerrillera, estrena su cargo como 2da vicepresidenta del Senado de Colombia negando que las FARC reclutaron menores.
Grave error y gran mentira.
Las FARC deben abandonar ese falso e insostenible relato, como expliqué aquí: https://t.co/ZP85OubM62
— José Miguel Vivanco (@VivancoJM) July 21, 2020
Debe preocuparnos su negación del pasado, que continúa sucediendo de mano de las llamadas “disidencias” de las Farc, pero también nos debe preocupar lo que hace hoy la senadora, quién ascendió a la presidencia del partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc) de la mano cómplice de un hombre acusado de violación de menores como Carlos Antonio Lozada.
Benedicto González, hombre cercano a Iván Márquez, en una carta, anunciando una purga interna dentro del partido Farc, decía que Lozada tenía la intención de concentrar todo el poder dentro del movimiento político con la ayuda de una senadora, se refería a Sandra Ramírez.
Y no solo preocupa que la segunda vicepresidente del senado sea la socia número uno de Lozada, sino que también encubra al cabecilla de las Farc Jesús Santrich, afirmando que no hay pruebas que lo vinculen con el narcotráfico.
A pesar de que hay evidencia de sobra contra Santrich, incluyendo una serie de llamadas interceptadas en 2018 donde se escucha al jefe de las Farc conversando con emisarios del Cártel de Sinaloa, y una grabación donde se le ve liderando una reunión en donde se negocia cocaína, la senadora Ramírez insiste en negar que Santrich es un narcotraficante.
A pesar de estar prófugo con su compadre de delito, Iván Márquez, buscados por la Fiscalía y por la DEA, refugiándose cobardemente dentro las fronteras de un pobre país llamado Venezuela, que es dominado por una dictadura que ya depende más del narcotráfico que del petróleo, según Lobo no hay pruebas de que Santrich sea un narctraficante. A pesar de liderar cómodamente desde Caracas una guerra que se extiende desde el Norte de Santander hasta Nariño en Colombia, Santrich no es un narcotraficante. Santrich es un capo, senadora. Un mafioso, un asesino, un terrorista, además de un narcotraficante, senadora.
Hoy Colombia tiene un problema de seguridad interno muy grave, las “disidencias” de las Farc, y el ELN, están creciendo en números, comandados por una cúpula que se refugia en Venezuela. Esta cúpula, claramente en asociación con el cartel del régimen venezolano, mantiene una guerra contras las mafias locales —que se lleva a cientos de civiles de por medio— por el control de los cultivos de coca, los laboratorios y las rutas; y una senadora que además de tener relación con los dos capos de la cúpula, y presidir un cargo directivo en el Congreso, niega lo que es bastante evidente. ¿Senadora Lobo a quién está encubriendo?