El chavismo cerró este jueves la primera fase de su maniobra para desincentivar el voto opositor en las próximas elecciones presidenciales con la designación de un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE) servil a los intereses de la dictadura. Sin sorpresas, el contralor general oficialista, encargado de dictar las inconstitucionales inhabilitaciones, fue nombrado presidente del organismo electoral que se supone cumple las funciones de árbitro imparcial.
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Se trata de Elvis Amoroso, quien fue diputado a la Asamblea Nacional durante una década por el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Desde 2018 fue designado como contralor general de República por la chavista Asamblea Nacional Constituyente que se instaló en 2017 para funcionar como parlamento paralelo mientras la legítima Asamblea Nacional estaba dominada por la oposición. Desde ese cargo ha sido el encargado de las inconstitucionales inhabilitaciones administrativas que hoy pensando sobre tres de los candidatos a las primarias antichavistas (María Corina Machado, Henrique Capriles y Freddy Superlano).
Sin verdadera representación opositora
Junto con él, fueron designados otros dos chavistas confesos para integrar la directiva principal del Poder Electoral: Rosalba Gil y Carlos Quintero. Completan el cuadro de rectores principales Aime Nogal y Juan Carlos Delpino, quienes –en teoría– representan la cuota opositora. Sin embargo, Nogal es ficha del partido Un Nuevo Tiempo (UNT), de Manuel Rosales, gobernador del estado Zulia, quien ha pactado con el régimen a cambio de preservar su pequeña parcela de poder; y Delpino, quien ya ejercía como rector, es ficha del partido Acción Democrática (AD), que forma parte de la Internacional Socialista y cuyo aspirante a las primarias, Carlos Prosperi, se ha negado a responder si Nicolas Maduro es un tirano.
Así las cosas, el nuevo CNE no se puede considerar producto de una negociación para garantizar unas elecciones libres y transparentes. Por el contrario, viene a ser un ente más politizado que el anterior, puesto que la figura de Elvis Amoroso no solo sirve para incentivar la abstención del votante opositor sino que además es un cuadro político que solo cumple la misión de garantizar la permanencia del chavismo en el poder.
Adicionalmente, dos de estos nuevos rectores del CNE, Elvis Amoroso y Carlos Quintero, están sancionados por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento del Tesoro de Estados Unidos por “socavar procesos electorales, censurar a los medios y ejercer corrupción en los programas alimenticios administrados por el gobierno”, según el documento sobre la ronda de sanciones anunciada en noviembre de 2017 contra 10 funcionarios del régimen chavista.
Maniobras electorales en marcha
La elección de este nuevo CNE se llevó a cabo luego de que la dictadura pusiera en marcha su primera maniobra electoral de cara a las presidenciales de 2024, que consistió en la renuncia masiva de la anterior directiva para así poder nombrar un ente comicial más radical y servil a los intereses de Miraflores.
No hay mucho que analizar. La dictadura solo busca mantenerse en el poder con una aparente imagen de normalidad democrática para conseguir el levantamiento de sanciones que le permita aumentar su capacidad financiera. Para ello puso en marcha su habitual plan que, en principio, busca espantar al votante opositor para tener un mayor margen de maniobra con una conveniente abstención elevada. Pero esto no queda allí. Inhabilitar a los rivales que representan un verdadero peligro para su permanencia, como María Corina Machado, es la segunda fase que también se ejecutó ya. Y luego vendrá la judicialización con procesos exprés y juicios amañados si lo consideran necesario, muy al estilo de Daniel Ortega en Nicaragua.