Los planes del presidente de Chile, Gabriel Boric, para conmemorar los 50 años del golpe de Estado en contra del socialista Salvador Allende, rodeado de sus pares provenientes de las naciones vecinas y Europa van rumbo al fracaso. Hasta el mometo ha recibido una gran cantidad de cancelaciones de mandatarios que han preferido aceptar la invitación a la cumbre del G20 que se efectuará entre el 9 y el 10 de septiembre en la India.
Los jefes de Estado no alcanzan a llegar a la cita de Boric, la cual está prevista para un día después del cierre del encuentro mundial. Según El Mostrador, altos funcionarios del Servicio Exterior ya admiten la declinación de al menos 10 presidentes que inicialmente habían aceptado arribar a Santiago.
Francia, Italia y España enviarán algún representante, así como también Suecia, Canadá, Noruega y Australia, naciones que brindaron acogida a los chilenos exiliados.
En tres y dos
Hasta ahora sólo el jefe de Estado mexicano, Andrés Manuel López Obrador; el argentino Alberto Fernández y el presidente de Colombia, Gustavo Petro, son los tres homólogos dispuestos a llegar a la conmemoración de Allende que organiza Boric.
Si bien el check list de los izquierdistas está en verde, la asistencia del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aún está en duda por las gestiones que el socialista prevé realizar antes de asumir en diciembre la presidencia del G20.
En el comité organizador de la conmemoración de Allende hay tensión y probablemente desazón en medio de la soledad internacional que se avecina para el gobierno. Sin embargo, el escenario es peor al tener encima la falta acuerdos sobre el rumbo del relato y el tono del evento cuando se aprobó un millón de dólares para un campaña en medios digitales y tradicionales.
A tres semanas del evento, no hay claridad siquiera sobre cuántos días durará la conmemoración, el lugar y la narrativa sobre aquel suceso que divide al país, mientras que, la Moneda está “complicada” porque el mandatario divaga entre lo que quiere y debe decir,. Un caos en el cual destaca la salida del escritor Patricio Fernández, asesor de los actos y actividades del 11 de septiembre, luego de que el Partido Comunista exigir la renuncia por “relativizar” el hecho y ser “negacionista” y de Jaime de Aguirre, del ministerio de Cultura.
Un camino entre fracasos
Nada parece estar saliendo bien a Boric porque además de estas ausencias internacionales que enfrentará en la cita política tampoco prosperó la resolución presentada por el Partido Comunista en el Congreso que pretendía rechazar el acuerdo del parlamento que condenó “el grave quebrantamiento del orden constitucional y legal de la República” del gobierno de Allende hace cinco décadas.
Con 62 votos en contra, 52 a favor y dos abstenciones, la tolda izquierdista que forma parte de la coalición de Boric no logró revertir que el gobierno de Allende se empeñó en “conquistar el poder total y lograr de este modo la instauración de un sistema totalitario absolutamente opuesto al sistema democrático, representativo que la Constitución establecía”.
El asunto mostró -una vez más- la división de las bancadas del presidente considerando que la Democracia Cristiana (DC) no apoyó la moción. De hecho, el presidente de la DC, Alberto Undurraga reconoció que “cuando hace 50 años la Cámara de Diputados hizo una crítica al Gobierno de la Unidad Popular, lo hizo en el marco de la institucionalidad. Lo hizo fundamentando la crítica y en ningún caso fue un llamado a un golpe de Estado”.
Comunistas sin sentido
Los comunistas objetan a sus compañeros de la cuadra asegurando que “es un error al justificar y reivindicar. El acuerdo claramente de agosto del año 73 llamaba a las Fuerzas Armadas a intervenir, y eso sin duda que es un instrumento golpista y es usado finalmente para derrocar al gobierno“ insiste el diputado del PC, Luis Cuello, quien advierte que “Quienes votaron en contra deben hacerse cargo de su decisión. Ellos tuvieron la oportunidad, tuvieran la oportunidad de reflexionar. Sin embargo, aparentemente no leyeron ni el proyecto de resolución ni tampoco leyeron lo que se votó el año 73”.
Lo único que hasta ahora está en agenda es el homenaje extraordinario a Allende en el hemiciclo tras la petición del Partido Socialista. Para esta actividad, la organización no encontró obstáculos porque existe un acuerdo reglamentario para aceptar automáticamente reconocimientos a personas fallecidas cada 10 años. Peor es nada. Así dicen.