Bastó menos de una semana para que el nuevo mandatario colombiano, Gustavo Petro, iniciara el tránsito de su país hacia el castrochavismo, La negación y el disimulo quedaron en el pasado. La izquierda supo minimizar muy hábilmente el miedo de los electores al socialismo del siglo XXI –engendrado por Fidel Castro y Hugo Chávez– que se ha propagado por la región. Pero una vez instalado en la Casa de Nariño, Petro ya estableció contactos en un mismo día con La Habana y Caracas para conformar junto con Bogotá el eje ideológico soñado por el líder de la Revolución Cubana.
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Tres noticias totalmente conectadas se generaron este jueves casi al mismo tiempo desde las tres capitales mencionadas. Mientras Nicolás Maduro anunciaba a Félix Plasencia como el embajador de Venezuela en Bogotá, Gustavo Petro designaba a Armando Benedetti como el máximo representante diplomático de Colombia en Caracas, y su canciller Álvaro Leyva Durán rechazaba desde La Habana la decisión de Estados Unidos de mantener a Cuba en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo.
Los hombres de confianza de Petro y Maduro
Nada fue casual ni improvisado. El pasado martes Petro admitió que los acercamientos con Maduro se venían dando desde antes de la posesión. Pero de forma sincronizada decidieron hacer los anuncios este jueves, mientras el canciller colombiano llegaba a la capital cubana junto con el alto comisionado para la Paz, Danilo Rueda, y el senador Iván Cepeda, con el propósitos de reanudar los diálogos con la narcoguerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Adicionalmente hay que destacar que la designación de embajadores da muestra de ir más allá de una simple reanudación de relaciones diplomáticas y reapertura de fronteras. Ambos escogieron a sus hombres de mayor confianza. Félix Plasencia viene de ser el canciller de Maduro, mientras que Armando Benedetti no solo fue uno de los mayores aliados de Petro en el Congreso durante el desempeño de ambos como senadores sino que además fue su jefe de campaña en el camino a la Presidencia.
Presidente @petrogustavo, lo sorprenderé cuando lleguemos a 10 mil mill de dólares en intercambio comercial, cuando beneficiemos a los más de 8 mill de colombianos que viven en la frontera. Ninguna línea imaginaria nos volverá a separar como hermanos.
¡GRACIAS POR SU CONFIANZA!— Armando Benedetti (@AABenedetti) August 12, 2022
El pretexto de los diálogos de paz en Cuba
Entre Bogotá y Caracas habrá sin duda una comunicación constante y estrecha que trascenderá el ámbito diplomático, pero además se completará la triangulación con La Habana bajo el pretexto de los diálogos de paz con el ELN. De allí el interés del canciller de Petro expresado este jueves de interceder por Cuba para que Washington exclusa a la dictadura castrista de la lista negra.
“Aspiramos a reanudar los diálogos en esta tierra de paz, al fin de iniciar el camino propuesto por el presidente Gustavo Petro”, dijo Álvaro Leyva Durán para justificar su solicitud, según declaraciones recogidas por la agencia EFE. Vale recordar que el primer viaje de Leyva Durán al exterior tras su designación como nuevo canciller colombiano fue a Venezuela, donde se reunió con su homólogo chavista Carlos Faría, así como con el gobernador del estado Táchira, el oficialista Freddy Bernal, en la ciudad de San Cristóbal.
El cinismo del ELN
El máximo comandante del ELN, Eliécer Herlinto Chamorro, alias ‘Antonio García’, afirmó en una entrevista con el noticiero CM&, publicada esta semana, que las negociaciones de paz deben reanudarse en el punto en el que se quedaron estancadas y resaltó que “quien la rompió (la negociación) fue el Gobierno de (Iván) Duque, ahora el nuevo Gobierno y el Estado colombiano deben ponerse a salvo de dicho incumplimiento”.
Lo que no dijo fue que las conversaciones habían quedado en suspenso en 2018 debido a la negativa de esta narcoguerrilla a liberar a todos los secuestrados y renunciar a todas sus actividades criminales, tal como exigía el gobierno de Duque. Y para terminar de enterrar cualquier posibilidad del diálogo, a comienzos de 2019 el ELN perpetró un atentado con un carro bomba en la Escuela de Cadetes General Santander de Bogotá, el cual dejó 22 muertos y 68 heridos. Ante este macabro hecho, el gobierno colombiano pidió en ese momento a Cuba la entrega de los negociadores que se encontraban en La Habana, pero el régimen comunista se puso del lado de los criminales e invocando protocolos diplomáticos negó la extradición.