La elección presidencial en Estados Unidos ha puesto varias pruebas: el sistema electoral ha sido cuestionado, la justicia deberá responder en los próximos días de forma imparcial y oportuna, y la diplomacia se debatió este sábado entre la prudencia y la premura.
Ante el complejo escenario, dos líderes de Latinoamérica tomaron posturas distintas, luego de que los grandes medios y las agencias de noticias declararan como ganador de la elección al demócrata Joe Biden. Lo insólito es que eligieron el camino opuesto al esperado.
El presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó, se apresuró a felicitar a la dupla demócrata, desestimando el fraude denunciado por el presidente Donald Trump, quien fue su protector e incondicional aliado. Por otro lado, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), quien tuvo desencuentros con la administración Trump por la construcción del muro fronterizo, optó por darle el beneficio de la duda al republicano y no reconocer a Biden hasta que la proclamación sea oficial.
Trump, el aliado incondicional y protector de Guaidó
Bien podría afirmarse que Juan Guaidó no estaría donde está hoy sin el enorme respaldo que recibió de Donald Trump. Fue un hecho inédito que la Casa Blanca reconociera en cuestión de minutos a Guaidó como presidente interino, cuando este se juramentó en febrero de 2019, invocando un vacío de poder al no reconocer como legítima la reelección de Nicolás Maduro.
Washington puso todos sus esfuerzos para restaurar la democracia venezolana, escoltando a Guaidó en cada decisión y cercando a Maduro por todos los flancos. Promovió el reconocimiento a Guaidó en la comunidad internacional, impuso sanciones económicas y petroleras al régimen y a los principales funcionarios de la dictadura, ofreció hasta 15 millones de dólares por la captura de Nicolás Maduro, desplegó al Comando Sur en el Caribe para bloquear el tráfico de droga desde Venezuela y destinó más de 1 200 millones de dólares para ayuda humanitaria a través del gobierno interino. La respuesta fue ineficiencia y corrupción. Trump hizo su tarea. Guaidó no.
Bajo el amparo de Washington, Juan Guaidó se atrevió a salir y regresar triunfante a Venezuela en dos oportunidades, pese a tener una prohibición de salida del país. Fue recibido incluso como jefe de Estado en la Casa Blanca. El gobierno de Trump advirtió en reiteradas oportunidades a Maduro que si se atrevía a encarcelar a Guaidó recibiría una respuesta contundente. Y Maduro no se atrevió.
Sin Trump, sin Guaidó y sin Biden
A pesar de esta enorme deuda, el presidente interino de Venezuela –cuya legitimidad agoniza con la culminación del periodo legislativo– no esperó siquiera a que Biden fuera declarado presidente electo por el Colegio Electoral. Bastó con que los medios y las agencias de noticias proyectaran un ganador para que se apresurar a felicitarlo. Para Guaidó, Donald Trump quedó en el pasado.
Felicitamos @JoeBiden, @KamalaHarris y al pueblo estadounidense.
Juntos trabajaremos por asegurar el restablecimiento de la democracia, la libertad y los derechos humanos del pueblo de #Venezuela. pic.twitter.com/EpXmcxTcVT
— Juan Guaidó (@jguaido) November 7, 2020
Lo que parece ignorar el dirigente de Voluntad Popular es que Biden lo hará a un lado para buscar retomar una negociación directa con Maduro, según dijeron asesores del demócrata en entrevista reseñada por el New York Times.
La política de Biden hacia Venezuela estaría enfocada en la persuasión antes que en la imposición, una estrategia que no ha dado frutos cuando se trata de enfrentar regímenes autoritarios como el venezolano y el cubano. Por su parte, Donald Trump garantizaba que seguiría reconociendo a Guaidó como presidente interino incluso después del 5 de enero de 2021, cuando culmina su periodo como diputado y, por ende, como presidente del Parlamento. La Constitución permitía a Guaidó ejercer como presidente interino por estar ocupando el cargo de presidente de la Asamblea Nacional.
Denuncias de fraude: lo que uno a AMLO y Trump
Otra postura inesperada fue la que asumió el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. El líder izquierdista no siguió los pasos de Guaidó y otros gobernantes latinoamericanos como los de Argentina, Canadá, Colombia, Chile, Panamá y Costa Rica. La prudencia de la diplomacia mexicana se puso de manifiesto pese a las diferencias ideológicas.
“Acerca de las elecciones en Estados Unidos, vamos nosotros a esperar que se terminen de resolver todos los asuntos legales, no queremos ser imprudentes, no queremos actuar a la ligera”, dijo López Obrador en una rueda de prensa ofrecida desde el estado de Tabasco, al sureste de México, según reseñó la agencia EFE.
Muy lejos de una solidaridad ideológica, se trataría más bien identificación con Trump por una experiencia pasada. AMLO argumentó su posición recordando que cuando compitió en 2006 por la presidencia contra Felipe Calderón, muchos se apresuraron a felicitar a su rival pese al fraude que él denunciaba.
“Nosotros padecimos mucho de las cargadas, de cuando nos robaron una de las veces la presidencia, y todavía no se terminaban de contar los votos y ya algunos gobiernos extranjeros estaban reconociendo a los que se declaraban ganadores, eso fue lo que pasó en 2006”.
Una relación agridulce
La relación entre Trump y López Obrador ha sido cordial, a pesar de las diferencias en temas cruciales como la seguridad, el narcotráfico, la venta de armas y la migración.
Durante su campaña para la presidencia, el izquierdista mexicano tachó a Trump de “racista”. AMLO también se negó a pagar el muro fronterizo como exigía su homólogo del norte. Sin embargo, ambos habían optado por no tratar en público temas polémicos y destacar las coincidencias.
“El presidente Trump ha sido muy respetuoso con nosotros y hemos logrado muy buenos acuerdos, y le agradecemos porque no ha sido injerencista y nos ha respetado”, destacó López Obrador para justificar su posición mesurada.