Como latinoamericano, nunca vi tal nivel de conexión de las personas con un candidato presidencial. Javier Milei se pasea por las calles y de manera espontánea las personas se acercan a saludarlo, tomarse una foto o darle su apoyo. Desde los barrios más humildes hasta los lugares más acomodados. También con un simple micrófono ha realizado clases magistrales de economía en diversos lugares públicos donde dichas clases se llenan de jóvenes y no tan jóvenes, padres con hijos.
Ha sido tal su nivel de influencia que llevó el debate político hacia el liberalismo económico en un país de socialistas.
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Todos los políticos opositores copian sus propuestas de reducción de impuestos, hablan de la casta, critican al modelo económico fracasado y hasta hablan de modificar el Banco Central (intocable), para bajar la inflación, entre otros temas. Nunca antes el Kirchnerismo vio tan cerca su extinción como fuerza política y Juntos por el Cambio tuvo que hacer tanto contorsionismo político para acercarse a las propuestas de Milei. “La batalla ideológica ya la ganó Milei”.
En las PASO (algo así como una primera vuelta) Javier Milei está entre 20 % y 25 %. Es muy probable que llegue al balotaje. Y si así ocurre le ganaría al candidato de ambas coaliciones. Sin duda, existe un voto escondido para Milei, ya que como no es correcto políticamente muchos dicen que no lo votan pero finalmente lo votarán y no son pocos.
El argentino es práctico y no tiene complejos en expresarse, si le preguntan a quién vota dice a Milei, sin ubicarlo, en algún sector político (derecha, centro, izquierda). A los ciudadanos les hace sentido lo que dice principalmente en materia económica, el principal cáncer de Argentina. Muchos otros lo ven como la última esperanza y otros lo votan por cansancio a la actual clase política. Los argentinos quieren un cambio y ese cambio lo encarna Javier Milei.