EnglishLa semana pasada me reuní en la Universidad de Miami con un grupo de 15 estudiantes de Wabash College de Indiana que regresaban de un viaje a Cuba de tres días.
Durante la estadía en Cuba fueron escoltados por una señora del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), organización que pertenece al Ministerio del Interior (institución de seguridad y espionaje en la isla). Los jóvenes se quejaron de que la presencia de la señora era “asfixiante”. En el único momento que ella no los acompañó fue cuando los estudiantes visitaron la Sección de Intereses de los Estados Unidos en La Habana.
La visita fue organizada y programada para evitar cualquier tipo de contacto con el cubano de a pie. Los estudiantes estaban limitados a visitar varios departamentos del gobierno, institutos, museos, bibliotecas, etc.
Los estudiantes, y los profesores que los acompañaban, regresaron decepcionados por lo limitado que estaban. Aunque algunos querían visitar a disidentes, el programa no se lo permitió.
La idea de que estos tipos de viajes de supuesto contacto de “persona-a-persona” tiene un impacto en los cubanos es completamente ridícula. El único beneficio es para el gobierno de Cuba que recibe dólares y que tiene la oportunidad de influenciar a los estudiantes con propaganda contra el embargo. Uno de los estudiantes comentó que a ellos les decían constantemente que “los problemas de Cuba son por causa del bloqueo americano”.
Hay que ser realista. A menos que la estrategia de estos programas de viaje se cambie para verdaderamente poder penetrar a la sociedad cubana, los americanos que viajan solo benefician al régimen de los hermanos Castro.