La policía cubana, al servicio del castrismo desde hace 65 años, comenzó a patrullar las calles en triciclos eléctricos que requieren entre siete y ocho horas de carga. Esta medida genera indignación y polémica entre la ciudadanía, especialmente cuando la isla enfrenta apagones de hasta 15 horas diarias.
Los triciclos en manos de la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) que sólo resisten cuatro pasajeros a bordo, que no excedan los 550 kilos, tienen un motor de 1200 cc y alcanzan una velocidad máxima de 60 kilómetros por hora. “Se tumban de una patada”, indica 14yMedio.
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Sin embargo, las unidades de la policía cubana de la marca Rali, ya ruedan por las calles Infanta, en el Centro Habana, adaptadas a la imagen del ente que incluye colores blanco y azul. “Ya no tienen combustible ni para las perseguidoras. Lo que falta para que salgan a patrullar en chivichana -patineta- es nada”, relata un cubano al medio.
Más opciones para la represión
Las limitadas patrullas policiales se suman a la flota sobre la cual pesan acusaciones por funcionar de “horno” durante las detenciones. Informes del Observatorio Cubano de Derechos Humanos indican que las unidades se utilizan para retener durante una hora o más bajo el sol a ciudadanos incómodos para el régimen. Con un clima húmedo y abrasador en un espacio recubierto de metal, el método “patrulla-horno” genera la sensación de asfixia, desmayos, irritación cutánea, vómitos y deshidratación.
De hecho, el 93 % de las denuncias recopiladas por la organización sobre la patrulla “horno” corresponden a activistas políticos, de los cuales el 75 % ocurrieron en La Habana, donde se registra la mayoría de las protestas. Las mujeres son las más afectadas, con un reporte de 86 casos, mientras que los hombres acumulan 31 casos.
Ahora, ¿cuántas patrullas de esta naturaleza hay en la isla? Es un misterio. La dictadura mantiene en reserva sus adquisiciones para la institución. Incluso, dejó de presumir públicamente la compra de vehículos para el sector turístico, las cuales eran en su mayoría de la marca Hyundai, ante los cuestionamientos del gasto sobre necesidades básicas como ambulancias y unidades fúnebres.
Sin embargo, en febrero, una caravana de aproximadamente 200 autos chinos Geely CK en la autopista A4, que conecta La Habana con Pinar del Río, confirmó que los gastos persisten, a pesar de la miseria en el país.
Seguridad en crisis
La policía cubana gestionó la incorporación de los triciclos eléctricos. El segundo hombre de la institución, en Sancti Spíritus, Iván Linares, abogó por “nuevos instrumentos, equipos, vehículos y tecnologías para perfeccionar los mecanismos del sistema de vigilancia y patrullaje”.
Aunque la petición escaló y el uso de los Rali, cuyo costo oscila entre 4000 y 500 dólares en la isla, como patrullas ya es una realidad, el despliegue refleja la agudización de una precariedad que alcanza hasta al cuerpo de seguridad cubano.
Su flota enfrenta constantes fallas durante los recorridos que efectúan. Las imágenes de funcionarios empujando vehículos institucionales por falta de gasolina y averías son cada vez más comunes.
La administración de Miguel Díaz- Canel intenta contener las críticas y las burlas con manipulación mediática. Ahora, en complicidad con los periódicos oficiales difunde los crímenes cometidos el año pasado, donde la PNR actuó, para reimpulsar la “percepción” de eficiencia ante “cualquier conducta delictiva en cualquier circunstancia”.
Las transmisiones comenzaron hace dos semanas en el Noticiero de Televisión Cubana, con la emisión de la captura de varios implicados en la falsificación de documentos migratorios, la cual había sido divulgada en febrero.
El diario Granma sigue los pasos. En sus páginas replica el “lado bueno” de la Justicia incluyendo en su contenido que “el Ministerio del interior ha brindado especial prioridad a hechos violentos de este tipo, lo cual ha permitido erradicar focos delictivos que había en diferentes municipios de la capital y procesar un grupo importante de personas”. También lanzaron una advertencia a la población de “seguir los protocolos legales” a la hora de tramitar documentos.