Ucrania se está cayendo a pedazos por los bombardeos que Vladimir Putin ordenó en su afán por convertirla en territorio bajo dominio ruso. Hay ancianos, niños y mujeres heridos. Otros refugiados. Soldados muertos. Las sirenas de emergencia resuenan en todas partes y los incendios consumen a la región del Donbás. El resto del país trata de huir del caos con miedo.
Ajenos a esta realidad, algunos rusos llegan a Venezuela en vuelos de turismo autorizados por el Kremlin para pasear por las barriadas de Caracas, donde abunda la pobreza, miseria y violencia provocada por el chavismo, como si se tratara de las calles de Jerez, Cherry Blossom, Eguisheim o Alberobello.
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No. No hay comparaciones. Ni en sueños. Los rusos que desembarcan en Caracas incluyen la crisis del régimen de Nicolás Maduro dentro de sus actividades de “turismo cultural urbano” que desde septiembre del año pasado promueven la Fundación 100 % San Agustín, el proyecto turístico Cumbe Tours y la agencia de viajes Hover Tours.
Ampliando las rutas
El último grupo de 77 visitantes transitó este domingo por la comunidad de San Agustín del Sur, en Caracas. Se trata de uno de los barrios de la capital venezolana más pobres y peligroso entre los tantos ubicados en los cerros que bordean la ciudad.
Como ellos ya son 12000 quienes engrosan la lista de rusos que participan en los encuentros dominicales del “eje turísticos de la ciudad capital” que incluye un recorrido de una hora y 15 minutos aproximadamente por esta zona de 1,7 kilómetros que lidera la cifras de homicidios en Caracas, según el informe de violencia anual 2021 del Observatorio de la Violencia, con 162 muertes por cada 100.000 habitantes.
Y llegarán más. La Agencia Federal de Transporte Aéreo de Rusia autorizó el aumento de vuelos hacia Venezuela desde tres ciudades. La ruta Moscú-Porlamar despegará cinco veces a la semana mientras que la ruta de San Petersburgo-Porlamar y Ekaterimburgo-Porlamar, lo harán una vez a la semana cada una.
Incluso, el presidente del Instituto Nacional de Aeronáutica Civil (INAC) del régimen venezolano, Juan Manuel Teixeira Díaz, aseguró hace dos semanas que los vuelos en la ruta Caracas-Moscú también se incrementarán porque ya recibieron los requisitos por parte de la segunda aerolínea más grande de Rusia, Azur Air, para operar hasta Porlamar (ciudad de la isla de Margarita), la cual se sumará a las operaciones de la empresa que hasta el momento explotaba la ruta, la compañía Pegas, junto a la línea aérea Norwin Airlines. De ello presumen en las redes sociales.
#22Feb | @BAERVenezuela continúa respaldando el Motor Turismo en la Isla de Margarita, con el recibimiento de 430 rusos que arribaron al Aeropuerto Inter. GJ Santiago Mariño de Nva. Esparta y disfrutarán la diversidad cultural y geográfica de nuestro país #PatriaDePaz pic.twitter.com/bOpW94WfgH
— BAER S.A. VENEZUELA (@BAERVenezuela) February 22, 2022
La desdicha como atracción
A los turistas rusos les resulta “muy interesante” visitar las barriadas caraqueñas, además de disfrutar de atractivos verdaderamente turísticos como Margarita, Canaima y Los Roques. “Conocen cómo vive la gente. Les gusta, les parece que la experiencia es muy orgánica”.
¿Orgánica? Quizá sea su forma de explicar la miseria, el hambre, el calor, las moscas, las precarias casas con techos de aluminio corroído que cubren los cerros de Caracas unas montadas sobre otras, las calles estrechas y sin pavimento manchadas de sangre por la violencia y llenas de basura.
Son paseos “turísticos” que replican el Favela Tour de Brasil, donde una docena de agencias o guías organizan recorridos por Villa Canoas y Rocinha, donde los enfrentamientos de la Policía y narcotraficantes es el mayor atractivo para quienes sobreviven y no corren el destino de la española y el italiano que murieron en el Morro dos Prazeres cuando intentaron hacer “turismo de realidad”, “slum tourism” o “guetto tours“, una tendencia en países como Sudáfrica, donde ver a los tres millones de hogares –casi 18 millones de habitantes– que viven por debajo del nivel de pobreza, fijado en un ingreso mensual de 58 dólares, es parte del itinerario.
En Río de Janeiro las favelas concentran más del 20 % de la población de la ciudad. Son el hogar de los más desfavorecidos que se popularizaron en los años previos a la celebración de la Copa Mundial de Fútbol de 2014 con la izquierdista Dilma Rousseff en el poder. Su gobierno impulsó estos paseos que pueden costar unos 20 dólares por tres horas.
Todos los domingos
En Caracas, el coordinador de la Fundación 100 % San Agustín y del proyecto turístico Cumbe Tour, Reinaldo Mijares, dijo al portal El Pitazo que cada domingo reciben entre 70 y 100 rusos en el Teatro Alameda de San Agustín, y una vez que lo conocen, los llevan por la calle Marín, donde está ubicado el proyecto de rehabilitación urbanística Guaguancó de Colores.
“Ahí los recibimos con música afrovenezolana, sangueo más específicamente. Luego continuamos por la 3 era. calle de Marín y llegamos a la Plazoleta del mismo sector. Allí otro grupo les ofrece un golpe de tambor y los ponemos a bailar ese género tradicional venezolano. De allí subimos con otro grupo que hace parranda hasta el sector La Juventud y luego van a la calle del hambre que consta de varios kioscos de ventas de comida; en ese lugar se comen dos empanadas y un jugo de fruta natural”, detalló. Así dice que genera ingresos para 42 músicos, bailarines, productores y los propietarios de los kioscos.
A partir del 21 de marzo, a los rusos se sumarán los turistas iraníes. Al menos 50 operadores turísticos de la nación del Medio Oriente negocian con la cartera de Turismo del chavismo el comienzo de los vuelos comerciales entre Teherán y Caracas. Unas 13 horas de vuelo para recorrer los barrios que son el fiel reflejo del fracaso del socialismo.