Sentarse con los socialistas es un punto dentro de la agenda de política exterior de Joe Biden, quien ahora como presidente de Estados Unidos se plantea “un nuevo camino” con Cuba. Ya no oculta sus intenciones y una foto junto al presidente de la isla Miguel Díaz-Canel o un espaldarazo entre ambos parece inminente.
El demócrata está en una “revisión” de las 190 medidas tomadas por Donald Trump en contra de La Habana, admitió la vocera de Biden, Jen Psaki, citada por la agencia alemana Deutsche Welle.
La Oficina en Washington para Asuntos América Latinoamericanos (WOLA) y el Centro para la Democracia en las Américas (CDA) recomiendan a Biden en un informe llamado Estados Unidos y Cuba: una nueva política de compromiso’ que invite a Díaz-Canel a la Cumbre de las Américas, que acogerá Estados Unidos a finales de 2021 como parte del principio “positive engagement” (compromiso positivo), revela la agencia France 24
Pero el estratega republicano Matt Mackowiak no le augura buen resultado, porque “no se puede ser bipartidista con una mano y de izquierda con la otra y esperar que los republicanos no se den cuenta”, según La Razón.
Revisión con auspiciadores
La Organización de las Naciones Unidas ya alineó con estas intenciones de Biden. El secretario general de la instancia, António Guterres, se opone a la calificación de Cuba como país patrocinador del terrorismo decidida por la administración de Donald Trump y confía en que el demócrata derogue la medida, revela El Comercio.
Esta posición ya trascendió al representante permanente de Cuba ante la ONU, Pedro Pedroso, quien en una reunión conoció la visión de Guterres mediante su portavoz, Stéphane Dujarric, esta semana.
La conversación se centró en cuestionar la decisión de Trump de incluir a la isla en la lista después de que su antecesor Barack Obama deshelara las relaciones en 2015 con el retiro de esta y por haberlo hecho a solo nueve días de terminar su mandato, subraya el medio. Así Naciones Unidas intercede por la dictadura.
Otros en el ajedrez
Además de la petición de la ONU, Biden tiene dos mensajes contradictorios sobre la mesa. Uno es de John S. Kavulich, un activista a favor de Cuba en Estados Unidos, que “veladamente le promete el oro y el moro si levanta el embargo y las sanciones impuestas por Trump. Simultáneamente, le propone 15 nombres de otros tantos personajes de las finanzas o la política americana para servir de embajadores en Cuba, que deben ser más negociadores que diplomáticos” afirma el analista Carlos Alberto Montaner en Libreros.
El otro mensaje se lo propone William M. LeoGrande (American University) y Peter Kornbluh (National Security Archives), dos procastristas quienes le advierten a Biden que “para la política hacia Cuba el ‘dando y dando’ está condenado al fracaso. Lo que quiere decir, es que olvide pedirle al gobierno cubano que abandone a Maduro o moderación en su política exterior, porque no se puede tocar ni con el pétalo de una rosa el tema de la soberanía cubana” asegura Montaner quien considera que “hay que ser un subnormal profundo para creer que ese sistema algún día redimirá al pueblo cubano”.
Pero el gobierno demócrata lo cree. Su “eje” con La Habana será el “apoyo a la democracia y los derechos humanos” bajo el principio de que “los estadounidenses de origen cubano son los mejores embajadores de la libertad en Cuba”, divulgó Psaki.
Sí al encuentro
Las declaraciones de la portavoz de Biden confirman no solo que Cuba está en la agenda como parte de un proceso de evaluación de las políticas de seguridad nacional sino también que ya los demócratas tejen la relación sin catalogar a la isla como un régimen o dictadura destaca El País.
Díaz-Canel muestra gusto. Frente a la nueva administración de Washington cree en una “relación bilateral constructiva y respetuosa de las diferencias”. Esta postura implica, por un lado, que la isla está dispuesta a trabajar con EEUU aun cuando siga vigente el embargo económico y las sanciones indica el medio español.
El juego político, entonces, está en el Congreso y el Senado donde la mayoría demócrata es exigua y existe un lobby cubanoamericano muy activo que será clave en los próximos movimientos de Washington. Pero según El País ya “hay motivos” que apuntan a un “nuevo deshielo”.
Los nombramientos en algunos puestos clave que afectan a La Habana dan cuenta de que esos “motivos” existen porque “el equipo que ha designado Biden para manejar la política exterior está familiarizado con el tema cubano que tuvieron que ver con las negociaciones entre ambos países y la implementación de la política de Obama”.
Entre ellos destaca el nominado a secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas —nacido en La Habana—, el secretario de Estado, Antony Blinken, o a la directora de la USAID (agencia para el desarrollo), Samantha Power. “Con estos tres interlocutores cubanos se apuntará al diálogo”. Y quizás hasta haya que incluir en este grupo a la primera dama, Jill Biden, quien viajó de forma oficial a Cuba en octubre de 2016, recalca El País.