El editor jefe de la revista Entrepreneur, Jason Feifer, te está desafiando a cambiar. Según él, en realidad no tienes elección: el cambio te rodea, y lo mejor que puedes hacer es adelantarte a la aplanadora de la inevitabilidad y sacar lo mejor de ella. La portada de su nuevo libro Construir para el mañana promete a los lectores un plan de acción “para abrazar el cambio, adaptarse rápidamente y preparar su carrera para el futuro”. Se trata de una animada charla de 250 páginas dirigida al supuesto público objetivo del libro: jóvenes ambiciosos que buscan crear el trabajo de sus sueños. Está lleno de coloridas anécdotas y divertidas menciones. La única limitación del libro puede ser su capacidad para llegar más allá del lugar de trabajo de cuello blanco, el terreno del autor.
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El énfasis en ser emocionalmente resistente ante el cambio es un tema popular de autoayuda y coaching profesional que ha despertado un interés creciente en los últimos años. La ex directora de operaciones de Facebook, Sheryl Sandberg, y su coautor, Adam Grant, consiguieron un bestseller del New York Times en 2017 con Opción B: Afrontar la adversidad, desarrollar la resiliencia y encontrar la alegría. Por su parte, el psicólogo de la UC Berkeley Rick Hanson recibió impresionantes críticas con Resiliente: Cómo cultivar un núcleo inquebrantable de calma, fuerza y felicidad, de 2018. El apetito por los consejos y la inspiración que alimentó el éxito de esos libros no muestra signos de disminuir.
Feifer tiene su propio sistema, por supuesto, y consiste en un ciclo de cuatro pasos por el que, según afirma, todos pasamos. En primer lugar, sentimos que el cambio se aproxima y entramos en pánico ante la incertidumbre que se avecina. En segundo lugar, comienza nuestra adaptación y trabajamos para adaptarnos al cambio. En tercer lugar, nos instalamos en una nueva normalidad, a menudo lamentando lo que hemos dejado atrás. Por último, llegamos a la fase de No Volvería Atrás, en la que estamos contentos con el cambio que hemos experimentado y somos capaces de apreciar las ventajas que nos ha aportado.
Su planteamiento es que vamos a experimentar estas cosas de todos modos, por lo que debemos estar familiarizados y cómodos con el proceso, minimizando el pánico en la fase inicial y acelerando la resolución positiva del momento No Volvería Atrás. Según este punto de vista, las personas que se lanzan a una espiral de angustia intentando luchar o esquivar el cambio que se avecina, deberían afrontarlo de frente.
“El futuro no es opcional”, escribe Feifer. “No podemos optar por no hacerlo”. A veces ese cambio es literalmente inevitable, como cuando el producto de tu empresa se queda obsoleto (el negocio de las películas de Kodak). Otras veces el cambio es un requisito previo para mejorar la vida (como dejar una relación poco gratificante).
Feifer expone una forma de ver las opciones vitales -personales y profesionales- que rechaza este miedo al cambio. Insta a los lectores a aceptar no sólo la inevitabilidad del cambio final, sino a vivir con él como un proceso constante. Este enfoque agresivo, sin embargo, podría asustar a algunos lectores que sólo están empezando a superar su fase de pánico. El propio Feifer, basándose en las anécdotas a menudo encantadoras y relatables de su propia carrera, se ha zambullido obviamente en lo más profundo del dinamismo. Para un individualista seguro de sí mismo como él, la constante agitación de nuevas ideas, proyectos y habilidades es claramente energizante. Sin embargo, es probable que esto no conecte con los lectores que ya piensan que el mundo es demasiado frenético e impermanente, que las relaciones modernas son demasiado transaccionales y que hay que frenar la externalización y la deslocalización en el mundo empresarial.
La popularidad de tendencias como el movimiento antitrabajo y sus primos culturales tranquilizadores como el “núcleo de la cabaña” y la “vida suave” sugiere que mucha gente está más interesada en minimizar el estrés que en maximizar sus opciones profesionales. Incluso para las personas que se esfuerzan y son ambiciosas, algunos de los consejos profesionales del libro pueden quedar sin efecto si no trabajan en el entorno laboral flexible de la economía del conocimiento. Feifer relata, por ejemplo, con pícaro regocijo, cómo ya estaba “trabajando en su próximo empleo” mientras estaba empleado en una revista nacional en Nueva York. Se escabullía de la oficina para realizar entrevistas con su iPhone para los trabajos de redacción independientes que sabía que su editor desaprobaba. Esa es una imagen divertida para los compañeros de Feifer, pero alguien que trabaje en una obra de construcción o en un almacén de distribución podría necesitar un consejo más relacionado con la búsqueda de empleo.
Su actitud autosuficiente y ambiciosa también deja de lado las preocupaciones más generales sobre la justicia económica y las oportunidades en la América contemporánea. Los críticos culturales podrían preguntarse cómo se relaciona su optimismo con las preocupaciones sobre el bajo rendimiento de las escuelas públicas o cómo podemos esperar que los individuos sean emprendedores cuando las licencias ocupacionales desalientan a las personas a moverse libremente entre trabajos.
Feifer aborda las preocupaciones legales y políticas cuando se trata de la historia del pánico social a los nuevos productos -desde la margarina hasta las redes sociales-, pero no habla mucho de las limitaciones que pueden impedir que un individuo pueda beneficiarse de sus consejos. Sin embargo, teniendo en cuenta algunos de sus escritos anteriores y sus comentarios en los podcasts, uno se imagina que bien podría haber otro libro algún día que cubra esas preocupaciones con más detalle.
En general, Construir para el Mañana está lleno de prosa viva y resúmenes concisos de ideas complejas que mantendrán a los lectores interesados. Instando a todo el mundo a reconocer todos los cambios vitales por los que ya ha pasado, Feifer nos dice “Eres del futuro”, desafiando a los lectores con la proposición de que “Si crees que eres bueno, eres la prueba viviente de que el cambio puede ser bueno”.
Sus numerosas entrevistas previas con directores generales y celebridades como Ryan Reynolds, Michele Pfeiffer y Chip Gaines aderezan el texto y aportan también algunas ideas sorprendentemente cercanas. Los trepadores de empresas y los luchadores de start-ups encontrarán muchas cosas que les ayudarán a centrarse y les mantendrán inspirados.
Este artículo fue publicado inicialmente en FEE.org
Richard Morrison es el editor principal del Competitive Enterprise Institute .