A estas alturas del partido es imposible calificar a Joe Biden como un “moderado”, quizás, llegó a serlo, ahora, además de una ficha de la izquierda americana “moderada”, también es apuesta del ala socialista y comunista más radical no solo de los Estados Unidos, sino también del mundo entero. Las tiranías de Cuba, Nicaragua y Venezuela, por citar tres ejemplos, esperan su llegada al poder con ansias. Para afianzar esta tesis, el líder del Partido Comunista Revolucionario de ese país, Bob Avakian, envió un extenso correo a sus seguidores avisando que respaldará a Biden con su voto en los comicios de noviembre.
Avakian sostiene que, aunque cree que las elecciones presidenciales son “una mierda electoral burguesa” y que tanto Trump como Biden son dos representantes del malvado y explotador sistema capitalista-imperialista, Biden es una opción menos dañina que el “fascista” Donald Trump, según informaron diversos medios alternativos de Washington.
El líder comunista asegura que, “en el sentido más básico y esencial”, tanto demócratas como republicanos son partidos de la clase dominante y ninguno representa nada positivo, pero que como revolucionario apoyará a los demócratas en estas elecciones.
Para el revolucionario estadounidense Biden es un actor más del opresor sistema capitalista, no representa nada bueno, pero aún así es el elegido por la revolución comunista para esta elección que, sin dudas, es la más importante de los últimos años no solo para Estados Unidos, sino para el mundo entero.
La política interna y exterior estadounidense puede seguir por una senda reconocible afín a sus tradiciones y valores históricos con Trump y los republicanos, o desvirtuarse y desdibujarse a manos de un partido político completamente decidido a cambiar todo lo que ha convertido a los EEUU en la nación más desarrollada del mundo, reemplazando el modelo capitalista por un socialismo escondido en el lema progresista.
Izquierda vs. derecha, tendencia cada vez mayor
Tan solo hay que ver quiénes están en cada uno de los bandos y sus propuestas para entender que esta es una elección puramente entre políticas de derecha conservadora vs. izquierda más radical. Biden y los demócratas abiertamente hablan en sus propuestas de un Estado bien presente para combatir los efectos de la COVID-19 y del aumento de los impuestos para sobrellevar la crisis económica causada por el coronavirus. Trump, al contrario, apuesta por aliviar la carga impositiva y las regulaciones para hacer aún más atractivo a EEUU para la inversión de capitales.
No hay que olvidarse de que los efectos de la pandemia son globales y que las medidas económicas implementadas por Donald Trump a lo largo de su mandato hicieron de la economía estadounidense la más fuerte de las últimas décadas rompiendo varios récords, pero el coronavirus hizo que la situación se revirtiera. La pregunta que deberían hacerse los estadounidenses es: ¿qué medidas deben aplicarse para superar la crisis? ¿las que hicieron a los Estados Unidos una economía muy fuerte o alejarse de ello para pasar a políticas socialistas como el aumento de los impuestos y las regulaciones estatales?
Biden también habla desde la bandera de las “desigualdades”, de hecho, una de sus promesas es terminar con “las desigualdades sistémicas” causadas por el sistema capitalista. Un artículo de la agencia AP lo reporta perfectamente: “Biden plantea la necesidad de medidas federales extremas para evitar una recesión prolongada o una depresión y para lidiar con una persistente inequidad económica que afecta desproporcionadamente a los estadounidenses que no son de raza blanca”. El candidato demócrata, además, promete un aumento del salario mínimo de 15 dólares la hora y un plan hospitalario gubernamental “gratuito” –—se pagará con el dinero de los contribuyentes— para los estadounidenses de edad laboral; una medida que necesita de muchos subsidios.
Retórica socialista
Con la irrupción de las protestas por conflictos raciales y, posteriormente, disturbios, saqueos y actos vandálicos en general, se ha debatido mucho sobre el “racismo y los problemas sociales sistemáticos” que “ha provocado” el capitalismo estadounidense. Por supuesto, los demócratas, cada vez más a la izquierda, apoyan esta narrativa instaurada en los principales medios de comunicación del país —dominados por ellos mismos— y también por distintas organizaciones como Black Lives Matter que se han calificado como marxistas y de izquierda.
Los demócratas, con Biden como figura electoral, ahora están del lado de la narrativa que señala a EEUU como una nación de valores errados que provocaron “segregación, conflictos sociales y la desigualdad de clases”. Por ello, alcaldes y gobernadores demócratas en sus ciudades velan por el desmontaje de las fuerzas de seguridad; incluso apoyando a movimientos, organizaciones y personalidades que justifican los saqueos y el vandalismo de diversos grupos que se escudan bajo el lema del racismo y la justicia social.
En EEUU se está empezando a ver cómo un grupo minoritario, pero bien nutrido y organizado, atenta contra los valores estadounidenses como la propiedad privada o la libertad de expresión, la gran irrupción de estas manifestaciones y su creciente impacto en los medios de prensa están siendo aprovechados por el ala más radical de la izquierda del partido demócrata que se ha convertido en un partido con discurso socialista y populista, muy similar a los partidos de América Latina.
Por ello, no es sorpresa ver al presidente y fundador del Partido Comunista Revolucionario de los Estados Unidos tomar partido por Joe Biden en las elecciones de noviembre. Si bien lo señala como otra figura del sistema capitalista, la realidad es que la retórica demócrata comulga con las ideas socialistas y comunistas de Bob Avakian.
Antes, republicanos y demócratas tenían ciertas diferencias históricas, sobre todo en temas de fondo, pero siempre tuvieron cierto punto de equilibrio que no dañaba ni el sistema ni los valores americanos. Eso cambió, hoy la polarización tiene una brecha enorme, y no porque Donald Trump sea un sujeto de ultraderecha, como muchos medios sostienen, sino porque es el lado sensato, conservador y más americano ante una oposición que cada vez más está radicalizada a la izquierda.