
EnglishSurse Pierpoint, el nuevo gerente de la Zona Libre de Colón, sueña con una Panamá sin restricciones: fronteras abiertas a la migración, emprendimiento, libertades económicas, y sobre todo, un Gobierno pequeño —un compromiso con el cual aún no se puede vincular a la actual Presidencia de la República.
Pierpoint, quien también preside la Fundación Libertad de Panamá, expuso el proyecto que lleva a cabo —Colón Puerto Libre—, dentro del panel de Ciudades Emergentes que incluyó la Conferencia Latinoamericana de Estudiantes por la Libertad en la Universidad Francisco Marroquín (UFM) de Guatemala, el pasado 11 de octubre.

En junio de este año el presidente Juan Carlos Varela designó a Pierpoint para este cargo, en gran parte por su estudiada proyección para esta importante ciudad del Caribe. Colón Puerto Libre busca ampliar las condiciones que hoy solo goza una parte de la ciudad —la zona libre—, hacia el resto de Colón,.
Con un talante más académico que político, Pierpoint ofreció a PanAm Post sus perspectivas sobre el rumbo de las libertades individuales y económicas en Panamá.
La idea de una ciudad libre y emergente en Colón parece contradictoria con la tendencia de engrandecimiento del Gobierno de Panamá, la cual se evidencia en el último Índice de Libertades Económicas del Instituto Fraser. Panamá se ubica en el puesto 66 de 152 países de este ranking, pero si vamos al detalle, no es alentador su puntaje.
Yo lo que siempre digo es: investigación y desarrollo. El proyecto [de Colón] es algo que, como es pequeño, es más manejable, no es tan utópico como tratar de cambiar un país, y su éxito traerá más éxito en la medida en la que la gente diga “yo quiero eso”. Así que no hay duda de que no todo es color de rosa, pero si el proyecto tiene éxito, va a ayudar a cambiar un poco la mentalidad.
Yo trato de enfocarme en lo que es Colón Puerto Libre, porque pienso que bien hecho, puede convertirse en una muestra de éxito. ¿Va a cambiar el país? No sé. Lo que sí espero es que cambie una ciudad que vio a mi abuela y a mi papá nacer, y que con las ideas de la libertad, puede convertirse en algo interesante.
Esperamos que [el control de precios] sea un experimento corto, y que digan “no funcionó”, y lo quiten.
¿Cómo ve las perspectivas de libertades económicas del Gobierno? El control de precios de emergencia es una medida que asustó a muchos que temen una repetición más de Venezuela y Cuba en el continente.
Como lo dije en mi presentación [en la conferencia], un Gobierno grande es una idea que hemos visto, y que la historia ha comprobado que no funciona. Esperamos que [el control de precios] sea un experimento corto, y que digan “no funcionó”, y lo quiten. Que la experiencia les compruebe que no ha tenido el éxito que se imaginaban.
Es un poco frustrante, porque a veces uno dice “¿por qué lo hacen si saben que no va a funcionar?”. Cada vez que leo el ensayo de Friedrich Hayek, El uso del conocimiento en la sociedad, no dejo de sorprenderme, porque no es posible que una persona pueda anticipar todo. La economía es muy complicada, y por la mejor intención que tengas, lamentablemente, si esta no está basada en la buena aplicación de los principios económicos, está destinada al desastre.
Otro tema que tiene que ver con las libertades, y que es ahora muy controversial en Panamá, es el tema migratorio de cara a la libre competencia en el mercado laboral. Si el país quiere sostener su crecimiento, debería tener a los mejores ocupando los puestos de trabajo, sin importar su nacionalidad, y ciertamente preocupa escuchar comentarios sumamente antiextranjeros de parte de funcionarios públicos. ¿Cuál es su perspectiva sobre el mercado laboral y las libertades migratorias?
No estoy a favor de ningún tipo de restricciones, porque al fin y al cabo estamos buscando a los mejores, sean panameños o extranjeros.
Tenemos 4,5% de desempleo. Necesitamos gente. Sobre la política particular más señalada, Crisol de Razas, creo que quienes la critican no reconocen que todos vinimos de otros lugares, incluso los originarios cruzaron de Siberia a Alaska, así que todos somos de otro lugar, y la libertad de poder emigrar y aceptar de brazos abiertos a una persona que tiene el coraje de irse de donde está, para tratar su suerte en otro lugar, hay que reconocerla.
El mismo discurso está vigente en Estados Unidos. Las palabras al pie de la Estatua de la Libertad, ya no les valen. Ahora desde la misma derecha se quiere cerrar la frontera.
Pero la posibilidad de poder emigrar nos hace fuertes, porque como bien lo dijiste, ¡Que venga el mejor, y el que esté mejor calificado! Sin distinción de sexo, credo, raza u origen, ¡Venga, porque necesitamos lo mejor!
Yo veo este tema con preocupación, pero lo que hay que ver es que al fin y al cabo, sin esa emigración estaríamos en problemas críticos para satisfacer la demanda de puestos locales. Un 4,5% de desempleo es prácticamente nulo. En la empresa privada, conseguir gente capacitada es un lío, porque no hay suficiente mano de obra calificada. Lo que sucede es la simple ley de oferta y demanda: poca oferta y alta demanda eleva salarios, hace que sea muy difícil contratar, y con la desesperación, de repente una persona poco calificada, solamente por tener un currículo que se ve medianamente aceptable, termina siendo contratado. Necesitamos mayor oferta.
¿Cuál es entonces su postura con respecto a las restricciones de carreras que establece el Estado panameño para proteger a los profesionales nacionales de unos eventuales inmigrantes?
No estoy a favor de ningún tipo de restricciones, porque al fin y al cabo estamos buscando a los mejores, sean panameños o extranjeros.
[…] hay que salir y hay que ensuciarse en el vil mundo político, que aunque nos asquea, si los buenos se salen, los que quedan son los malos.
Ya desde una perspectiva continental, ¿dónde ve parado al movimiento liberal actual?
Sufro a veces de pesimismo porque veo a Cuba, Venezuela, Bolivia y Argentina, y digo, “pareciera que la marea no está a nuestro favor”, pero entonces veo este crecimiento vertiginoso [de Estudiantes por la Libertad] y me siento optimista. Sabemos que hay muchas personas que quieren la libertad, pero ahora la pregunta es cómo vamos a aplicar estas ideas.
Por eso pienso que el trabajo a nivel de circuito, de corregimiento, es más efectivo. No es tan radical pensar que se puede empezar con un legislador o un alcalde, con buenas ideas, que al tener éxito se notará. Porque no podemos seguir en la torre de marfil, hay que salir y hay que ensuciarse en el vil mundo político, que aunque nos asquea, si los buenos se salen, los que quedan son los malos, y ya vemos el resultado de eso.