EnglishEn Venezuela no solo escasean los artículos alimenticios. La dramática disminución de la producción nacional ha llevado a una paralización progresiva de la vida cotidiana.
De acuerdo al Banco Central de Venezuela, el pasado mes de marzo la escasez cerró en 29,4%, aunque hay productos en los cuales el índice se ubicó entre 90% y 100%, como el aceite de maíz o el café.
Este jueves, la industria del queso alertó que se quedó sin empaques para comercializar su producto. El mismo día, la Cámara Venezolana del Envase (CAVENVASE) anunció que la industria del vidrio y del aluminio se encuentran paralizadas y por ello no pueden ofrecer frascos y latas para alimentos básicos. El presidente de CAVENVASE explicó que el gobierno les debe US$230 millones para pagos de compras en el extranjero, y a través del diario El Nacional se conoció que la situación de la industria química es similar: El gobierno le debe US$682 millones.
La ausencia de piezas, químicos y otras materias primas han afectado de forma general y severa el funcionamiento del sector salud, comercial e industrial, pero el gobierno considera que son razones conspirativas las que perjudican la economía, tales como el acaparamiento y la especulación que podrían ejercer los actores de la cadena productiva.
También creen que desde el exterior se trama una “guerra económica” que pretende sembrar caos en el país con el objetivo de desprestigiar y eventualmente derrocar al presidente Nicolás Maduro.
Una economía poco saludable
El presidente de la Federación Médica Venezolana, Douglas León Natera, informó hace unos días que 95% de los hospitales del país tienen solo 5% de los insumos que necesitan para operar con normalidad. Los pacientes deben acudir directamente a las farmacias o a las empresas importadoras de equipos médicos para comprar lo que requieran, lo cual pone en duda el carácter supuestamente gratuito de la salud en Venezuela.
Protesta por falta de insumos #HUC médicos y residentes #UCV pic.twitter.com/4TH3fGHmPd
— Mariano Fernández S (@mferna) February 17, 2014
Pero hacer un viaje a la farmacia, incluso teniendo el dinero para pagar, tampoco garantiza el bienestar. La Federación Farmacéutica de Venezuela reporta 50% de fallas en el abastecimiento de medicinas. “Un 15% ya es suficiente para estar alarmado”, dijo Freddy Ceballos, presidente de la federación, en una entrevista radial.
La deuda del gobierno con los importadores de fármacos, equipos e insumos médico-quirúrgicos, asciende a US$4.000 millones, según reseñó la agencia de noticias AFP. La incapacidad del Estado para asegurar la producción e importación de todas los insumos necesarios en la cadena productiva se evidencian en lo que Ceballos describe como un “mercado intermitente”, ya que cuando no faltan los fármacos, falta el empaque de aluminio o la tinta para imprimir las cajas o los folletos con las indicaciones de los fármacos. Según el directivo, la situación ha causado una alta capacidad ociosa en los 148 laboratorios que operan a nivel nacional.
Esta semana nueve niños de cuatro, cinco y seis años de edad, hospitalizados en el Hospital J.M. De los Ríos (Caracas), estuvieron cerca de perder sus vidas por la falta de catéteres y líneas de diálisis para las sesiones de hemodiálisis que deben recibir. La doctora encargada aseguró que la empresa que suministra el equipo no lo tenía en inventario y el Instituto Venezolano de Los Seguros Sociales no respondió a las solicitudes hechas por el hospital.
En similar y dramática situación se encuentran los pacientes enfermos de cáncer. Esta semana, la Sociedad Venezolana de Salud Pública y la Red Defendamos la Epidemiología realizaron un comunicado en el que alertan sobre la desaparición de 16 de los 26 medicamentos necesarios para el tratamiento del cáncer, así como otros insumos que ayudan al cuidado de los que padecen esta grave enfermedad.
Aunque se pueda pagar, someterse a tratamiento en Venezuela es un reto. En el Hospital de Clínicas Caracas (HCC), uno de los centros privados más prestigiosos y modernos del país, se cuenta con el sistema CT-PET, una tecnología que permite descubrir cánceres ocultos. Sin embargo, la desaparición de los yodos radioactivos para utilizar el equipo impide su uso desde hace más de un año.
En marzo, el grupo Médicos por la Salud informó que desde octubre de 2013, 235 personas habían muerto por la escasez de insumos (como catéteres y sondas) necesarios para las operaciones cardiológicas. Esto a pesar de que los problemas del corazón son la primera causa de muerte en Venezuela, de acuerdo al Ministerio de Salud.
Un infarto al corazón del comercio

Para ver la magnitud de la crisis económica venezolana solo hace falta visitar un centro comercial. Los ascensores que no sirven, las escaleras mecánicas apagadas y los baños cerrados casi siempre están presentes.
En un centro comercial pequeño del centro de Caracas, un comerciante –que prefirió mantenerse en el anonimato– asegura que no consigue rollos de papel para la máquina registradora de su establecimiento. Actualmente depende del dueño de un local vecino que compró suficiente de este material y le presta un poco.
En ese centro comercial las escaleras mecánicas tienen casi un año apagadas. La escasez de repuestos y el alto costo que implicaría conseguirlos imposibilitan la reparación hasta de las fallas más básicas en este tipo de mecanismos.
En el Centro Comercial Ciudad Tamanaco (CCCT), uno de los más antiguos de Caracas, la administración parece haber tomado ciertas previsiones. La mayor parte del tiempo las escaleras mecánicas no funcionan para bajar, sino solo para subir. Y no es porque estén dañadas. La administración las deja apagadas a drede para “ahorrar en consumo eléctrico”, dijo uno de los empleados de mantenimiento.
Por eso las tiendas del CCCT cierran a las 7:00 pm, varias horas más temprano de lo que solían hacerlo antes de que comenzara la crisis de escasez. A esa hora los clientes se ven obligados a abandonar el recinto, y muchos se quejan de no tener tiempo para realizar sus compras.
Este tipo de decisiones se comenzaron a tomar después del 29 de noviembre de 2013, cuando el gobierno decretó una reducción de los cánones de arrendamiento que según la Cámara Venezolana de Centros Comerciales, Comerciantes y Afines (CAVECECO), hizo que los ingresos de las oficinas de administración mermaran en 80%.
El decreto establece que no se podrá cobrar a los inquilinos más de 250 Bs. por metro cuadrado, de forma tal que un alquiler de un local pequeño (de unos 12 metros cuadrados) que antes ascendía a 17.000 Bs. pasó a costar 3.000 Bs.
Sin embargo, la disminución de los cánones de arrendamiento por decreto no impactó a los precios de venta al público, ya que en la práctica los propietarios de locales cobran la antigua tarifa de forma extraoficial —en efectivo o sin entregar factura a sus arrendatarios. Y los arrendatarios siguen pagándola bajo el entendimiento tácito de que las tarifas impuestas por el gobierno son insostenibles y no representan una compensación mínimamente razonable para los dueños de los locales.
De prolongarse esta situación, los centros comerciales podrían comenzar a tomar medidas como el cierre durante varios días de la semana o la apertura a medio tiempo, en especial si no se emite pronto una nueva ley que sustituya al decreto y considere tasas ajustadas a la realidad inflacionaria y dolarizada del país.
Un país que se detiene

A pesar de ser uno de los países con más reservas petroleras del mundo, en Venezuela se producen cada vez menos bienes y servicios de alto valor agregado.
Víctor Maldonado, director ejecutivo de la Cámara de Comercio, Industria y Servicios de Caracas, explica que de 11.000 empresas manufactureras que existían en Venezuela hace 15 años, hoy día sobreviven menos de 5.000. Hace énfasis en que las industrias estatizadas por completo, como las de cemento, aluminio o hierro, prácticamente abandonaron la producción y casi todos los productos que provenían de ellas desaparecieron del mercado.
Para Maldonado esta situación no es de extrañar, pues las condiciones del país para hacer negocios lo ubican en el puesto 181 de 189 países de acuerdo al último informe de Doing Business del Banco Mundial. Según el directivo, una de las medidas que más impacta al mercado es el alto nivel de impuestos y tasas parafiscales que comprometen el 61,7% de las ganancias de las empresas, muy por encima del promedio regional (47,3%) y del promedio de los países de la OCDE (41,3%). Esto sin contar las recurrentes fiscalizaciones en las que comerciantes e industriales sobornan a fiscales para que no cierren sus negocios.
Con la entrada en vigencia de una Ley Orgánica de Precios Justos aumentó la presión sobre la empresa privada, ya que la ley contempla sanciones penales de 2 a 14 años de prisión por hechos como acaparamiento o especulación, que según los voceros del gobierno son las causas de la crisis económica venezolana. El fin de semana pasado, 22 comerciantes quedaron detenidos por cargos de esta naturaleza.
En enero de este año, poco antes de la entrada en vigencia de la ley, el presidente Nicolás Maduro creó la Superintendencia de Costos, Ganancias y Precios Justos, la cual tiene por finalidad fiscalizar a toda la cadena económica para regular las ganancias y disminuir el impacto en el bolsillo de los venezolanos.
Este viernes iniciará un Plan Especial de la Nueva Ofensiva Económica, una idea del presidente de la República que suma a las fiscalizaciones de precios un enfoque más cercano a los problemas que surgen en el aparato económico. Para ello envió a “jefes económicos plenipotenciarios” a atender a cinco regiones del país en las áreas de producción, abastecimiento y precios justos.
Un Estado que intenta hacerlo todo
Maldonado cree que la actual paralización progresiva de la vida económica venezolana se debe a una falta de visión “sistémica” por parte del Estado. Después de la destrucción de la capacidad productiva que ha ocasionado las políticas intervencionistas de los últimos 15 años, la administración centralizada de la economía, y en especial del mercado de divisas, se hace cada vez más difícil.
“Por la vía de la administración directa y burocrática de las divisas muchos actores se tienen que poner de acuerdo para la importación de una materia puntual, pero cuando importan eso entonces falta otra cosa. El sistema productivo requiere de decenas de componentes que se resuelven en la lógica del mercado, pero como en Venezuela el sistema de mercado está intervenido militarmente, la economía está paralizada y a punto de detenerse definitivamente”, sentenció.