
EnglishMi primer contacto con el proyecto de las Zonas Especiales de Desarrollo (ZEDE) no fue la mas óptima ni adecuada, ya que recuerdo perfectamente me dirigía hacia mi trabajo cuando en la radio preguntaban: “¿Qué opina usted de que vendan a Honduras por pedazos?” En el momento pensé que era una broma, luego me di cuenta de que esa era la información que en la prensa local se manejaba en cuanto al proyecto que comenzó en 2011 llamándose Regiones Especiales de Desarollo (RED).
Luego de eso han pasado muchas cosas en el proyecto original, y de comenzar siendo una detractora radical de esta propuesta, ahora estoy dispuesta a darle una oportunidad porque podría ser algo muy positivo para comenzar un cambio en el país. Lo cierto es que lo que se ha intentado hasta el momento no ha funcionado en lo absoluto y las ZEDE podrían cambiar ese rumbo.
¿Qué me impulsó a cambiar mi postura? Comprender que los radicalismos no llevan a ningún lado; los fanáticos estancan el desarrollo y en este caso puntual observé cómo ciertos grupos que usan como caldo de cultivo la desinformación se estaban aprovechando de este tema para movilizar, usar y hasta instigar al odio a grupos vulnerables de Honduras.
Todo esto lo he recordado al leer el artículo “Libertarios conservadores de EE.UU. impulsan ciudades modelo en Honduras” publicado el pasado 14 de diciembre en la revista estadounidense The New Republic, donde en una larga y ambigua narrativa su autora Danielle Marie Mackey, además de dar información errada sobre Paul Romer y el comité de 21 notables que darán seguimiento al proyecto de las ZEDE, da por sentado que este se comenzará en la isla de Amapala, localizada al sur de Honduras, ubicación que ni los ideólogos locales o extranjeros del proyecto lo han definido.
Es un proyecto innovador que nace de la libertad que se busca luego de tener Gobiernos que han fracasado en su intento traer prosperidad.
Es realmente lamentable cómo periodistas extranjeros —ayudados por locales— desinformar al hondureño. Por la confusión provocada al interior del país pueden creer versiones desvirtuadas que aunque son dadas por diferentes personas, tienen un mismo objetivo: ideologizar el proyecto de las ZEDE a toda costa, aprovechándose de la alta politización que existe en Honduras especialmente después de la salida del expresidente Manuel Zelaya en 2009.
Las ZEDE son parte de un proyecto nuevo en todo el mundo, y nada está escrito sobre los procedimientos que se establecen para desarrollarlas. Es un “aprender haciendo” en base al ensayo y error; es un proyecto innovador que nace de la libertad que se busca luego de tener Gobiernos que han fracasado en su intento traer prosperidad.
Seguir prestando el país a grupos que no generan propuestas y tampoco quieren el desarrollo no permitirá el avance de las ZEDE ni ningún otro plan. La oportunidad que como nación nos merecemos se llevará a cabo solo cuando nos quitemos el velo de radicalismo, negatividad, sectarismo y politización que ha sido lo que la clase política se ha encargado de agudizar en la población.
Si lo que hasta ahora conocemos como sistema y que no ha dado las respuestas que la mayoría de la población busca, ¿por qué no dar oportunidad a las ZEDE? Si nos tomamos la responsabilidad de conocerlas a fondo, lejos de hacer oposición destructiva, podemos descubrir lo que podría significar un despegue ejemplar para el desarrollo de Honduras.