Lima, 22 ago (EFE). – Perú falló en cultivar la memoria del conflicto armado interno que padeció entre 1980 y 2000, educar a las nuevas generaciones sobre este traumático episodio, reparar a las víctimas e integrar a los más desfavorecidos, afirma Salomón Lerner, expresidente de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR).
A punto de cumplirse 15 años del informe final de la CVR, el organismo que investigó y evaluó los crímenes cometidos por el Estado y los grupos terroristas que asolaron el país en esos años, Lerner advirtió en una entrevista a Efe que, sin memoria, esos acontecimientos, que dejaron 69.000 muertos, pueden repetirse.
“Las tareas que debieron ser cumplidas en primer lugar por el Estado y luego por la sociedad apenas han sido esbozadas en el mejor de los casos”, indicó Lerner, rector emérito de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) y presidente del Instituto de Democracia y Derechos Humanos de la misma casa de estudios.
El filósofo afirmó que en Perú siguen existiendo poblaciones abandonadas por el Estado como ocurría en 1980 cuando el descontento social fue aprovechado por el grupo subversivo maoísta Sendero Luminoso para convencer a parte de la población rural de iniciar una sanguinaria lucha armada contra el propio Estado.
“En ese sentido no hemos cambiado mucho. Siguen existiendo poblaciones abandonadas, sin educación y donde su opinión no pesa nada frente a las grandes empresas industriales que quieren desarrollar fundamentalmente extracción de productos naturales”, añadió.
Juventud no sabe quién es Abimael Guzmán
Lerner lamentó que ni las conclusiones ni el relato del informe de la CVR construido con base en unos 16.000 testimonios se hayan insertado en los planes escolares, lo que hace que los niños no sepan quién es Abimael Guzmán, el fundador y líder de Sendero Luminoso, “un psicópata, una especie de ayatolá peruano que deliraba con ideas que contaminaban a los demás”.
“Fue terrible ver hace unos meses en la televisión a un joven al que le presentaron una foto de Guzmán y señalase que era Gabriel García Márquez. Hay algo ahí que falla”, comentó.
“Hemos fallado en este terreno de la educación cívica, moral y política. Se refleja en que no tenemos partidos políticos ni movimientos con un ideario detrás”, agregó.
Esta circunstancia se debe a “la mala conciencia de políticos y de miembros de las Fuerzas Armadas que simplemente no quieren saber más”, en parte por “la idea de que recordar el conflicto podría volverse un obstáculo para el crecimiento económico”.
“Creo que se equivocan. Quince años, y la cosa sigue viva”, advirtió Lerner, para quien el informe de la CVR “sigue vigente en un país que vive el día a día, y en el que se crean comisiones para todas las cosas”.
“No se puede decir simplemente que no recordemos y olvidemos. Decir eso implica recordar para poder saber qué es lo que se debe olvidar. Es un contrasentido. Además, este hecho de no tener memoria nos quita identidad. Es comenzar de nuevo todos los días”, reflexionó.
FFAA no aceptan sus errores
Lerner criticó que a las Fuerzas Armadas, que se sienten ganadoras de la guerra contra Sendero, “les molesta mucho decir que cometieron violaciones a los derechos humanos en cierta forma sistemática en algunos lugares”.
“Ellos niegan haberlas cometido, pero sí las cometieron. No quieren aceptar que había una pauta común de trabajo y que todos la sabían. En Ayacucho, la incursión nocturna en la casa del sospechoso, apresarlo, torturarlo y desaparecerlo. En Manta y Vilca, la violación de todas las mujeres. No todos los militares lo han hecho, pero sí algunos”, apuntó.
En ese sentido, Lerner no es partidario de sancionar penalmente el negacionismo de los delitos de lesa humanidad cometidos por las fuerzas del orden porque “la medida punitiva obligaría a callarse, pero en el fondo seguirían pensando que hay que olvidar”.
“Más bien hay que trabajar para que la educación nacional contemple lo ocurrido: que haya diálogo y debate en torno a eso para que se comprenda más lo que significa ser ciudadano peruano, tolerante y respetuoso”, acotó.
Asimismo, consideró un signo simbólico de este “fracaso” el indulto otorgado al expresidente Alberto Fujimori, que lo eximió de cumplir gran parte de la condena de 25 años de prisión por delitos de lesa humanidad.
Lamentó también que el expresidente Pedro Pablo Kuczynski bautizara al 2018 como el año de la reconciliación nacional tras el indulto que le concedió a Fujimori.
“No podemos hablar del año de la reconciliación sin haber hecho nada por reconciliarnos. Esa es una noción bien pobre de reparación y reconciliación”, concluyó.