Se habla mucho de la ideología ‘woke’, pero qué es el wokismo y cuál ha sido su verdadero impacto en Occidente. Pues bien, el wokismo es una ideología extremista que se ha introducido en Occidente de la mano de la extrema izquierda, intrusos en otras corrientes ideológicas y lobbies maquiavélicos como George Soros a los que nadie ha votado, en no pocos casos camuflados como falsos moderados en los medios de comunicación. Cabe resaltar que se inició en Estados Unidos, en los tiempos de Barack Obama, pero lo podríamos abarcar a tiempos incluso anteriores. Hasta la fecha ha supuesto la implantación de una agenda destructiva para la cultura occidental. Una agenda que cancela a quién piensa diferente, imponiendo una fuerte censura en países como España, más aún, cuando asumen el poder gobiernos extremistas de ultraizquierda que siguen al pie de la letra esas premisas, como ocurre en la actualidad en este caso.
La situación es tremendamente preocupante y no es para menos, porque intenta impedir con grandes recursos económicos que muchos ciudadanos tengan una perspectiva mucho más amplia de lo que está sucediendo, ya que vivimos tiempos en los que salirse de lo políticamente correcto, supone un duro castigo social, al margen de que estés deslumbrado una verdad muy obvia. Se trata en definitiva de una gran conspiración verídica que busca desestabilizar a los países occidentales.
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También, con el paso de los años, hemos podido observar con mucha mayor claridad y determinación, que es evidente que en estas dos últimas décadas se marcan los discursos en bastantes medios y se crean listas negras de periodistas y otros intelectuales independientes que cuestionan el wokismo en las televisiones, con el fin de cumplir esa agenda radical que no busca el bien de Occidente, sino todo lo contrario.
Además, me atrevo a añadir que el wokismo realmente se complementa a la agenda 2030, que desde luego China y Rusia no aplican en sus respectivos países y a los hechos me remito. Pero curiosamente estas dos superpotencias sí la promocionan con sus tentáculos de manera directa o indirecta en el exterior para otras naciones.
Pero para que se hagan una idea más detallada de lo que ha supuesto, entre los medidas que ha llevado a término el wokismo, destacan: la promoción del incorrecto lenguaje inclusivo, no se puede cuestionar la inmigración en ninguno de los casos, el fomento de la pederastia o facilidades extremas para tener una muerte asistida, la creación de instituciones públicas superfluas que teóricamente promueven proteger los derechos LGTBI o de las mujeres, pero se acaban convirtiendo en grandes negocios políticos que no cumplen ese objetivo y la censura del disidente. Estos son algunos de los terribles resultados de esta ideología extremista que abandera fundamentalmente la izquierda en Occidente, y que en mi opinión ha provocado un gran daño social a varias de las últimas generaciones.
En cualquier caso, el objetivo primordial del wokismo por encima de todos los anteriores mencionados, es polarizar el debate público, confrontar y dividir o incluso hacer desconectar a la ciudadanía de muchos problemas que le afectan en su día a día, como puedan ser el incremento de la inflación, la corrupción, la calidad de los servicios, llegar a final de mes, el aumento de la inseguridad o el precio de la vivienda.
En definitiva, el wokismo es puro fanatismo de ultraizquierda que impide avanzar a las sociedades modernas y es claramente incompatible con la libertad, la pluralidad y la verdad, de hecho, la pérdida de audiencia que han tenido diversos medios de comunicación se debe también mucho a ello.