La tragedia, es la madre de las artes escénicas. En ella aprendía el pueblo cómo la pasión descontrolada y los celos, el exceso de soberbia, de envidia, de ambición, y de todos los bajos sentimientos tan característicamente humanos, destruyen al poderoso sea este un héroe o un semidios. Cómo no esperar entonces que nos aplasten a nosotros, simples mortales, cual ínfimos insectos bajo sus suelas.
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La comedia es su opuesto y el final siempre debe ser feliz, al igual que en la tragicomedia.
Por eso opino que asistimos a una comedia trágica en la que cada una de las escenas nos introduce promisoriamente en el relato que se desarrolla con la negación violenta y represiva de la realidad y cuyo desenlace siempre es trágico.
La defensa de los deseos de “las minorías” es el atomizador social de los globalistas.
La ideología del amor debe imponerse con sangre, cárcel y censura para el que disienta. Los delitos de odio aumentarse hasta que nadie pueda decir nada negativo, sólo positivo u optimista.
El siguiente es un ejemplo, en tono de comedia trágica, de cómo formarte para ser activista de la ideología del amor en lo que compete a la raza que hemos tenido a bien llamar:
“Manual para ser racista sin ser racista”
(Es decir, vamos a despacharnos hablando, señalando, contabilizando y separando en razas y colores a la humanidad pero no vamos a ser racistas)
Si no eres negro no puedes decir Negro, pero sí puedes decir que la vida de los negros importa, sólo de ellos.
Si no eres negro y dices que la vida de los que no son negros importa, entonces eres un sucio racista.
Si dices que la vida de los blancos importa y eres negro, entonces eres un traidor y estás cometiendo un delito de odio.
Si dices que todas las vidas importan entonces eres un maldito radical de ultraderecha, facha, antiabortero, antiempático, anticientífico y seguro conspiranoico.
Ahora quítele Ud. a esta lista, amable lector la palabra “Negro” y sustitúyala con la minoría racial de su preferencia activista. Hágalo señalando a quienes pertenece a tal o cual minoría racial de acuerdo al color de piel, ojos y cabello. Sea Ud. más atrevido e identifique (que no estamos discriminando) en un mismo color de piel, ojos y cabello las diferencias en la forma de ojos, nariz, pómulos, labios y frente. Ahora, si estos tienen algún elemento cultural o geografía común a cada uno de los grupos que ha usted catalogado llámelo “nación”.
Hasta aquí todo muy científico muy antropológico. Ahora imagine que cada una de estas naciones tiene aspiraciones y deseos que son “comunes”. Inmediatamente utilice la dialéctica marxista y señale lo que se oponga a estas aspiraciones y deseos “comunes”. Recuerde que estas “naciones” son minoría por lo tanto su oposición es la mayoría. Ya está, ya encontró la solución: ahora sea empático y luche contra los privilegios de la mayoría, cárguese la democracia e imponga a punta de sangre, cárcel y censura los deseos y aspiraciones de su minoría favorita que para todas calza este infalible método, todo sea por la ideología del amor.
Logrado todo lo anterior tiene Ud. la opción de escoger una doble titulación: separatista o indigenista. Felicidades.
Abog. Américo A. Vera Vera Kihien es presidente del Instituto Iberoamericano de Investigación Geopolítica.