Por Andrés Villota:
En las últimas semanas, los precios de los futuros sobre Índices Bursátiles como el S&P 500, Dow Jones y NASDAQ han alcanzado récords históricos, especialmente, en los contratos con vencimiento en diciembre del 2020 lo que estaría mostrando que los mercados bursátiles dan por descontada desde ya, la reelección del presidente Donald Trump.
El índice de desempleo en Estados Unidos bajó en el mes de agosto a niveles de un solo dígito y se ubicó en 8,4 %, una rápida recuperación que podría llegar incluso al pleno empleo cuando terminen de salir las empresas estadounidenses de la China popular y vuelvan a establecerse en su país de origen.
El Banco Mundial decidió suspender la publicación del Doing Business 2021 tras encontrar irregularidades en la información reportada por la China popular. La publicación de información falsa pone en duda las cifras reportadas por la dictadura de Xi Jinping que muestra un supuesto crecimiento económico en medio de la cuarentena obligatoria que, según esa cifra, afectó a todas las economías del mundo menos a la China. Una economía que, paradójicamente, depende integralmente de las otras economías del mundo que son las que le compran y generan divisas al inmenso monopolio del Partido Comunista Chino que necesita desesperadamente poder alimentar a 1 300 millones de personas, pues China es una dictadura comunista que carece de un mercado interno eficiente.
Los periodistas de los medios de comunicación tradicionales se dedicaron en los últimos meses a mostrar a la administración de Donald Trump como incapaz e incompetente para manejar la pandemia, presentando cifras que mostraban a Estados Unidos como el país más afectado por la enfermedad y la cuarentena. La afectación alta con una pronta recuperación terminó mostrando todo lo contrario: Estados Unidos sale victorioso a pesar de las enormes adversidades, el país que muestra todo su poderío económico recuperándose en tiempo record después de ser la nación más afectada del mundo. Donald Trump es el líder que guió a su pueblo en momentos difíciles y lo llevó a puerto seguro, esa es la percepción que se tiene en la comunidad internacional que reafirma su posición hegemónica en el contexto global.
El efecto contrario logrado por las estrategias diseñadas por los asesores de Joe Biden tiene a los demócratas desesperados. La mediática Michelle, esposa del no menos mediático Barack Obama dijo que Trump no era el indicado para ser presidente pero nos quedamos esperando los argumentos por los que Biden si era el indicado. La líder demócrata Nancy Pelosi, antes de irse al salón de belleza sin tapabocas, consciente de la debacle de su partido dijo que era mejor que los candidatos no hicieran debates públicos “porque la decisión ya estaba tomada”. El único argumento maniqueo es: Biden es bueno porque Trump es malo.
Después de la vorágine de violencia irracional que desataron grupos de fundamentalistas como ANTIFA y BLM que fueron apoyados por Joe Biden desde su aparición, el Partido Demócrata tiene la doble y difícil labor de convencer al electorado que ellos no son de la misma estirpe que Stalin, Mao, Fidel Castro o Nicolás Maduro pero sin que eso signifique perder los votos de los marxistas radicales liderados por Bernie Sanders y la candidata a la vice presidencia, Kamala Harris.
Millones de personas se unen a movimientos como el de Candace Owens, el “Blexit” (Black Americans are leaving the Democratic Party), invitando a los afro estadounidenses a quitarle su apoyo al Partido Demócrata para marcar distancia con Black Lives Matter que se transformó en una organización mafiosa dedicada a extorsionar a empresarios pertenecientes a la clase media trabajadora conformada en su mayoría por inmigrantes asiáticos y latinos. La incoherencia de los anti racistas atacando a minorías étnicas.
Por eso los anunciantes de la Fórmula Uno no quieren verse involucrados en casos de apoyo y financiación a movimientos terroristas por las sanciones que eso acarrearía y las consecuencias funestas que traería para el deporte profesional. En el caso particular del Gran Premio de F1 de Italia dejaron de utilizar a los deportistas para hacer apología del delito repitiendo los símbolos de los grupos que han llegado a tales extremos de barbarie y salvajismo que intentaron linchar a una niña y a su padre por estar vestidos con los colores de la bandera de los Estados Unidos.
Brandon Straka creó Walk Away Campaign una organización que, también, invita a dejar el Partido Demócrata. Hace pocas semanas tuvieron una masiva manifestación en Beverly Hills, algo impensable hace unos meses por ser California uno de los bastiones demócratas más importantes. Grupos crecientes de jóvenes afro, homosexuales e inmigrantes que se cansaron de las amenazas y del matoneo proveniente de los supremacistas de la Izquierda radical que los tratan de seres inferiores por no compartir sus ideas. Los estigmatizan por pensar diferente y por eso los acusan de promover un discurso de odio, de ser racistas o de pertenecer a la extrema derecha (el insulto favorito). La estantería del discurso Demócrata se cae. Ya no pueden seguir culpando de homofobia, racismo o xenofobia a los Republicanos.
Como si todo lo anterior fuera poco, los periodistas progresistas con su falta de objetividad han presionado a la sociedad hasta llevarla al límite del hastío, negando los hechos, ocultándolos o simplemente mal informando mediante la edición de videos para mostrar la realidad de una manera distorsionada. Ha llegado a tal nivel el fundamentalismo de los periodistas que el New York Times propuso entre líneas destruir el Monte Rushmore. Eso es igual de descabellado a que Le Monde insinuara la demolición de la Torre Eiffel. O Al-Ahram propusiera derrumbar la Pirámide de Keops.
En el año 2016 el entonces presidente de Colombia había dicho que lo más conveniente para el Acuerdo de Paz con las FARC era el triunfo de Hillary Clinton. En la actualidad, el cabecilla de la extrema izquierda colombiana y el dictador Nicolás Maduro afirman que lo mejor que les puede pasar es que Joe Biden sea elegido presidente. La dictadura cubana y la venezolana, en la quiebra, necesitan urgente del dinero de los contribuyentes estadounidenses y del levantamiento de las sanciones que solo los demócratas le pueden ofrecer, y las FARC necesitan seguir delinquiendo sin mayor injerencia estadounidense hecha por asesores militares incómodos y poder mantener la impunidad sobre los crímenes de lesa humanidad perpetrados por ellos.
Sin embargo, tras la inclusión de Fatou Bensouda en la lista del Office of Foreign Assets Control (OFAC) de los Estados Unidos, más conocida como la “Lista Clinton”, se podría precipitar la llegada del irlandés Fergal Gaynor a la Fiscalía de la Corte Penal Internacional. Gaynor ha seguido muy de cerca la actividad de la JEP desde la captura en flagrancia del fiscal Carlos Julián Bermeo cuando recibía un soborno para que dejara en libertad a Seuxis Pausias Hernández alias “Jesús Santrich” como efectivamente ocurrió porque, según la JEP, no se pudo probar que el año 2017 había sido posterior al año 2016.
El fiscal Fergal Gaynor participó en tribunales que juzgaron crímenes de lesa humanidad ocurridos en los conflictos de Camboya, Ruanda y la ex Yugoeslavia por lo que se hace imposible que a él lo convenzan de no actuar en Colombia con el argumento fatuo que “es el mejor acuerdo de paz del mundo” o que “nadie hace un acuerdo de paz para tener que ir a la cárcel”.
Previo a la intentona golpista del 21 de noviembre del 2019 se trató de debilitar las relaciones de Estados Unidos con Colombia mediante la aparición de unas grabaciones hechas en un hotel en Washington DC. Grabaciones que probablemente realizó una agencia de inteligencia de alguna potencia extranjera a la que le conviene disminuir la presencia de los estadounidenses en la región para poder aumentar la suya.
Durante la cuarentena la ayuda que Colombia recibió de los Estados Unidos en equipos médicos y material para enfrentar la pandemia se acerca a los $100 millones de dólares mientras que la ayuda que recibimos de la dictadura comunista china, por ejemplo, se limitó a $1,5 millones de dólares en material médico que la alcaldesa de Bogotá denunció, se trataba de equipos que no funcionaban. Esta es una prueba del magnifico momento por el que atraviesa las relaciones con Washington lo que podría asegurar hacia el futuro la implementación de un nuevo Plan Colombia que combata de manera frontal el aumento desbordado del narcotráfico durante el periodo 2010-2020, la década perdida de Colombia.
El boomerang lanzado con fuerza hacia la izquierda se está devolviendo con una fuerza superior hacia la derecha, pasando por encima del centro. Por el contrario tuvo un comportamiento diametralmente opuesto al esperado que, a todas luces, terminó por beneficiar a los ubicados en la otra orilla.
Andrés Villota Gómez es consultor en temas de inversión responsable y sostenible, y es excorredor de bolsa con más de 20 años de experiencia en el mercado bursátil colombiano