Por Jorge Eduardo Castro
Hernando Goméz Buendía, uno de los mejores intelectuales que tiene el país, escribió un potente artículo sobre el peligro que representa Venezuela para Colombia en este momento. De las conclusiones, todas muy delicadas, quizás la que hay que valorar con especial cuidado es:
“Y ni siquiera podemos descartar el fantasma de la guerra internacional. No ya por cuenta de aquella inverosímil “intervención militar” de Estados Unidos que sugirió Donald Trump, sino (además) porque el asunto del Golfo sigue siendo un genuino y central interés nacional de Venezuela, para el cual se han preparado desde siempre sus fuerzas militares, y que una dictadura acorralada podría resucitar hoy o mañana. Al fin y al cabo así lo hizo el dictador Galtieri en Las Malvinas.”
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Comparto que se tenga que mirar sin ingenuidad y con previsión el escenario potencial de una guerra internacional con Venezuela… bueno, no con Venezuela, con el régimen “chavista”. Y esa diferencia es fundamental en el análisis porque algo va de Galtieri a Maduro… El rol del régimen cubano.
La impecable columna de Goméz Buendía se aproxima a ese tema sin llegar a desnudarlo completamente. De hecho en la entrada del texto se aproxima al decir: “Es tiempo de entender que Venezuela no tiene más futuro que una guerra civil o convertirse en una segunda Cuba”. ¿Pero acaso la guerra civil que se daría no es precisamente para evitar convertirse en una segunda Cuba? ¿O mejor dicho para evitar la total expropiación de Venezuela por parte del régimen cubano?
Quizás hay que abordar lo que sucede en Venezuela como si quien gobernara no fuera el régimen “chavista” sino el régimen cubano. Es decir que Venezuela ya no es Venezuela, sino Cuba. Que la anexión política está llegando a su fase final y que lo que puede suceder entre los países viene planificado desde La Habana y no desde Caracas.
Quizás también es momento de empezar a aplicar el realismo político que usó Rafael Correa cuándo decía: “Ecuador no limita con Colombia, limita con las FARC” y empezar a revisar si Colombia ya no limita con Venezuela sino con Cuba.
Obviamente eso implica un cambio de enfoque y estrategia, sería pasar a asumir el dicho popular de “hablar con el dueño del circo y no con el payaso” reconociendo, por fin, que el “dueño del circo” decide sobre la frontera de 2.219 kilometros.
Gómez Buendía afirma que “el gobierno socialista acorralado por Estados Unidos trataría tal vez de “exportar la revolución”, y en esa expresión asume que el gobierno socialista a analizar es el que está instalado en el Palacio de Miraflores y no el que está en el Palacio de la Revolución que es el que de diferentes formas, colores e intensidades ha estado obsesionado con “exportar la revolución” en el continente para retomar el rol imperial de los tiempos del absolutismo colonial. La anexión de Venezuela a Cuba sería una nueva forma de reconquista.
Gómez Buendía también señala que:
“Los partidos, facciones -y milicias- más antiliberales han sido socios del chavismo a lo largo de tres décadas – y en los últimos años han ganado influencia dentro del bloque que gobierna en Venezuela-. La “Fuerza Armada Nacional Bolivariana” (FANB) es parte oficial del régimen chavista. La presencia e influencia de Cuba son hechos evidentes. Y hay un largo inventario de medidas o acciones del Gobierno que abiertamente contradicen la separación de poderes y el ejercicio de la oposición… Ninguno de los rasgos anteriores está presente – o no lo está en el mismo grado- en los demás gobiernos de la izquierda latinoamericana -salvo Cuba-.”
Si tiene pico de pato, plumas de pato, nada como pato… es necesario usar como primera hipótesis que es un pato, es hora de dejar de pensar que sería una “segunda Cuba” o que es cuestión de “estilo” o “modelo”. Si en el territorio vecino se gobierna como en Cuba y mandan desde Cuba: es Cuba.
La fase final de la anexión se dio con la disolución de la Asamblea Nacional que era el último reducto de la voluntad popular venezolana, pero en especial la última muestra de resistencia militar nacionalista, Vladimir Padrino, que tuvo un rol garantizador en el resultado electoral del triunfo opositor en el 2015, en el 2017 está completamente asimilado en el modelo de gobernabilidad franquiciado desde La Habana, que lo último que necesita en Venezuela es un Galtieri.
Quizás sea el momento de cambiar los mapas y reconocer que Cuba tiene un pedazo insular y el otro continental, nada nuevo, el pasado el imperio portugués tenía una porción peninsular y otra continental. El continental en ambos casos es el que les alargó la fase final de decadencia… Y con el interés de alargar la decadencia quizás sean precisamente los cubanos los menos interesados en “probar armas” con la alianza militar Colombo-Estadounidense, que tan efectiva fue en la reducción de las FARC.
Jorge Eduardo Castro Corvalán es ingeniero civil de la Universidad de Los Andes y miembro fundador del movimiento Libertario en Colombia. Sígalo en @amautajorge. Este artículo fue publicado originalmente en Planeación Patrimonial Familiar y se reproduce bajo autorización del autor.