Démosle una oportunidad al cambio
Por Guillermo Peña Panting
El tema de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) ha creado mucho debate, tanto dentro como fuera del territorio hondureño. Pero ha sido por falta de información (por no leer e interpretar la ley) y por personalizar el proyecto con el actual presidente de la República. Si los lectores de esta corta posición logran reducir las emociones con las que han formado su opinión, se encontrarán con un tema de posibilidades muy grandes de lograr un cambio en la ciencia política y la economía, pero sobre todo, en las vidas de los hondureños.
Es cierto que, viviendo en Honduras, tenemos la costumbre de desconfiar de todo, especialmente del Gobierno; pero lo que hace este proyecto es más bien reducirle poderes al Estado, poderes que son pasados a una administración local con la supervisión de sus beneficiarios: los residentes y los que trabajan en la zona.
Nuestra Constitución establece un modelo tripartito para la división del territorio nacional; Departamentos y Municipalidades, y establece la autoridad del Congreso Nacional para crear zonas sujetas a regímenes especiales. Las ZEDE son parte inalienable del Estado de Honduras y operan en cumplimiento de los compromisos internacionales y en total apego a ley que las crea.
Dentro de las ZEDE rigen los tratados internacionales vigentes, la Constitución Hondureña, el Código Penal y demás leyes de materia criminal; rigen los 25 convenios de la OIT en materia de protección laboral, y por último la normativa interna de las ZEDE, que debe acoplarse a toda la jurisprudencia de derechos humanos.
El 12% de toda la recaudación fiscal que hagan las ZEDE será entregado al Gobierno Central para el fortalecimiento del Poder Judicial, proyectos comunitarios, proyectos de infraestructura, seguridad y carácter social; para proyectos municipales y de defensa de la soberanía. Los proyectos ZEDE deben tener un sentido de inclusión social, sin ningún tipo de pecado original (expropiación forzosa, opresión étnica, o amenazas físicas a sus vecinos), para poder merecer el apoyo de las personas beneficiadas dentro y alrededor de la zona.
La Constitución establece que la soberanía emana del pueblo, del cual se derivan todos los poderes del Estado. Las ZEDE representan una descentralización en la toma de decisiones en materia de gobernabilidad, en donde el poder para establecer las reglas de convivencia reside en los ciudadanos y en sus comunidades locales. Lejos de perder soberanía, las ZEDE se la devuelven a quien de verdad pertenece, al pueblo hondureño.
Los países descentralizados tienen los gobiernos más “anti-frágiles”, que se fortalecen cuando se les aplica estrés (Nassim Taleb), el poder del gobierno central queda limitado, reduciendo así la incertidumbre sobre el próximo gobernante. En Honduras la lucha es por el control del Gobierno, sin preguntarse para qué quieren el poder. Cuando el presupuesto del Gobierno Central sobrepasa 50% del PIB, es claro por qué se pelean tanto la silla.
El análisis que aquí se hace sobre el potencial de las ZEDE para el mejoramiento de la calidad de vida en Honduras parte de ciertas premisas basadas en las teorías desarrolladas por Premios Nobel en Economía*, cuyo trabajo profundiza sobre el rol que juegan las instituciones y los incentivos en el comportamiento humano y, por consiguiente, en el desarrollo económico y cultural de las sociedades.
Es cierto que los humanos no “comemos” Nobeles, como dicen unos detractores, pero sí podemos aplicar esas ideas, pues ya han solucionado problemas en otros países que sí han escuchado las recomendaciones de estas mentes brillantes, que a diferencia de los cantos de sirena que se escuchan de los políticos populistas, tienen ideas bien fundamentadas.
Démosle un chance al cambio, arreglar nuestro sistema de reglas y la impunidad que ha venido con las mismas, en comparación con donde hemos estado estos últimos 50 años, que aunque no sea perfecto, es 10,000 veces mejor que donde estamos ahora.
Guillermo Peña Panting es un analista político y economista. Actualmente se desempeña como Director Ejecutivo de Eléutera, un think-tank de políticas publicas basado en San Pedro Sula, Honduras. Obtuvo su licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Carolina del Norte. Síguelo en @GuillermoP_HN.
*James Buchanan, Teoría de Public Choice (1986); Ronald Coase, Análisis Económico del Derecho (1991); Gary Becker, behavioural economics (1992); Vernon Smith, economía experimental (2002).
El presidente pone en venta al país
Por Beatriz Valle
EnglishMe parece muy importante iniciar este artículo de opinión señalando que en ningún momento nos oponemos a la inversión extranjera. Por el contrario, comprendemos la importancia y necesidad que tienen las naciones de atraer inversión local y extranjera que contribuya al desarrollo del país, pero enmarcada dentro de principios elementales, como el respeto a los derechos humanos, al medio ambiente, zonas protegidas y a la soberanía territorial, jurídica, fiscal y administrativa que están ya establecidas en nuestra Constitución.
La inversión debe siempre contribuir al desarrollo de Honduras y al bienestar de sus ciudadanos y ciudadanas y no solo servir para el enriquecimiento de unos pocos.
¿Qué son las ZEDE?
Las Zonas Especiales de Desarrollo son espacios territoriales, concesionados por el Estado, por tiempo indefinido, a naciones o corporaciones locales o extranjeras para su explotación.
– Tienen personalidad jurídica;
– Un régimen fiscal especial;
– Pueden contraer obligaciones que no requieran para ello la garantía o el aval solidario del Estado;
– Celebrar contratos hasta el cumplimiento de sus objetivos (indefinidos);
– Autonomía funcional administrativa que incluye funciones, facultades y obligaciones que la Constitución y las leyes ya les conferían a los municipios;
– Propias fuerzas de seguridad, sean estos policías, militares o guardias privados;
– Propias cortes de justicia, jueces y operadores, desligados de la Corte Suprema de Justicia;
– Un Comité para la Adopción de Mejores Prácticas, conformado en su mayoría por extranjeros, cuyas potestades sobrepasan las de los poderes establecidos pudiendo, expatriar, expropiar por “causa de utilidad privada”, eliminar la libre circulación, cercenar los pocos derechos que hoy tienen nuestros trabajadores y dividir la Caja Única de la Tesorería Nacional de la República en tantos territorios como ZEDE se entreguen.
Para establecer esta “nueva normativa” el Gobierno Lobo-Hernández recurrió a la violación de muchas leyes secundarias, Tratados Internacionales y de la Constitución de la República. Incluso durante su presidencia en el Congreso, el actual presidente de la República, Juan Orlando Hernández, removió de forma ilegal a los magistrados de la Sala de lo Constitucional que declararon inconstitucionales las ZEDE; la venta descarada y criminal de Honduras.
¿Qué papel jugarán en el futuro los poderes constituidos en este fraccionamiento de la nación hondureña, cuando se están creando pequeños estados dentro del suelo nacional? Municipios, Departamentos, los poderes Ejecutivo, Legislativo, y Judicial pierden toda su razón de existir y por ende, la política, la república y la democracia, también tienden a la desaparición. Dejaremos de existir como Estado-Nación.
Hay muchos señalamientos adicionales que, por los requisitos de espacio no se han incluido en este artículo. Los nefastos alcances de este experimento neoliberal extremo que se estaría practicando en Honduras todavía no pueden ser pronosticados con certeza, debido a que la normativa de estas nuevas ventas no tiene precedente conocido en el mundo.
Sin embargo, podemos visualizar que la consumación de estas ZEDE vendrá a crear nuevas clases privilegiadas, conducirá a la pérdida total del control y soberanía de estos territorios, a la completa desarticulación/atomización de la nación Hondureña; y a la pérdida total de nuestros bienes nacionales, profundizando aún más la terrible violencia, miseria, exclusión, y desigualdad que padecemos y que crece día a día, en favor de grandes corporaciones y grupos de poder.
Convirtamos a Honduras en un verdadero Estado donde sus ciudadanos(as) en goce pleno de nuestros derechos e igualdad de oportunidades, contribuyamos al desarrollo de la Patria, en lugar de vender y fraccionar sus riquezas colectivas en beneficio de unos pocos. Digamos “no” a la venta de Honduras.
Beatriz Valle es diputada por el Partido Libertad y Refundación (LIBRE) de Honduras. Síguela en @bvallemarichal.
Démosle una oportunidad al cambio
Por Guillermo Peña Panting
El tema de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) ha creado mucho debate, tanto dentro como fuera del territorio hondureño. Pero ha sido por falta de información (por no leer e interpretar la ley) y por personalizar el proyecto con el actual presidente de la República. Si los lectores de esta corta posición logran reducir las emociones con las que han formado su opinión, se encontrarán con un tema de posibilidades muy grandes de lograr un cambio en la ciencia política y la economía, pero sobre todo, en las vidas de los hondureños.
Es cierto que, viviendo en Honduras, tenemos la costumbre de desconfiar de todo, especialmente del Gobierno; pero lo que hace este proyecto es más bien reducirle poderes al Estado, poderes que son pasados a una administración local con la supervisión de sus beneficiarios: los residentes y los que trabajan en la zona.
Nuestra Constitución establece un modelo tripartito para la división del territorio nacional; Departamentos y Municipalidades, y establece la autoridad del Congreso Nacional para crear zonas sujetas a regímenes especiales. Las ZEDE son parte inalienable del Estado de Honduras y operan en cumplimiento de los compromisos internacionales y en total apego a ley que las crea.
Dentro de las ZEDE rigen los tratados internacionales vigentes, la Constitución Hondureña, el Código Penal y demás leyes de materia criminal; rigen los 25 convenios de la OIT en materia de protección laboral, y por último la normativa interna de las ZEDE, que debe acoplarse a toda la jurisprudencia de derechos humanos.
El 12% de toda la recaudación fiscal que hagan las ZEDE será entregado al Gobierno Central para el fortalecimiento del Poder Judicial, proyectos comunitarios, proyectos de infraestructura, seguridad y carácter social; para proyectos municipales y de defensa de la soberanía. Los proyectos ZEDE deben tener un sentido de inclusión social, sin ningún tipo de pecado original (expropiación forzosa, opresión étnica, o amenazas físicas a sus vecinos), para poder merecer el apoyo de las personas beneficiadas dentro y alrededor de la zona.
La Constitución establece que la soberanía emana del pueblo, del cual se derivan todos los poderes del Estado. Las ZEDE representan una descentralización en la toma de decisiones en materia de gobernabilidad, en donde el poder para establecer las reglas de convivencia reside en los ciudadanos y en sus comunidades locales. Lejos de perder soberanía, las ZEDE se la devuelven a quien de verdad pertenece, al pueblo hondureño.
Los países descentralizados tienen los gobiernos más “anti-frágiles”, que se fortalecen cuando se les aplica estrés (Nassim Taleb), el poder del gobierno central queda limitado, reduciendo así la incertidumbre sobre el próximo gobernante. En Honduras la lucha es por el control del Gobierno, sin preguntarse para qué quieren el poder. Cuando el presupuesto del Gobierno Central sobrepasa 50% del PIB, es claro por qué se pelean tanto la silla.
El análisis que aquí se hace sobre el potencial de las ZEDE para el mejoramiento de la calidad de vida en Honduras parte de ciertas premisas basadas en las teorías desarrolladas por Premios Nobel en Economía*, cuyo trabajo profundiza sobre el rol que juegan las instituciones y los incentivos en el comportamiento humano y, por consiguiente, en el desarrollo económico y cultural de las sociedades.
Es cierto que los humanos no “comemos” Nobeles, como dicen unos detractores, pero sí podemos aplicar esas ideas, pues ya han solucionado problemas en otros países que sí han escuchado las recomendaciones de estas mentes brillantes, que a diferencia de los cantos de sirena que se escuchan de los políticos populistas, tienen ideas bien fundamentadas.
Démosle un chance al cambio, arreglar nuestro sistema de reglas y la impunidad que ha venido con las mismas, en comparación con donde hemos estado estos últimos 50 años, que aunque no sea perfecto, es 10,000 veces mejor que donde estamos ahora.
Guillermo Peña Panting es un analista político y economista. Actualmente se desempeña como Director Ejecutivo de Eléutera, un think-tank de políticas publicas basado en San Pedro Sula, Honduras. Obtuvo su licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Carolina del Norte. Síguelo en @GuillermoP_HN.
*James Buchanan, Teoría de Public Choice (1986); Ronald Coase, Análisis Económico del Derecho (1991); Gary Becker, behavioural economics (1992); Vernon Smith, economía experimental (2002).
El presidente pone en venta al país
Por Beatriz Valle
EnglishMe parece muy importante iniciar este artículo de opinión señalando que en ningún momento nos oponemos a la inversión extranjera. Por el contrario, comprendemos la importancia y necesidad que tienen las naciones de atraer inversión local y extranjera que contribuya al desarrollo del país, pero enmarcada dentro de principios elementales, como el respeto a los derechos humanos, al medio ambiente, zonas protegidas y a la soberanía territorial, jurídica, fiscal y administrativa que están ya establecidas en nuestra Constitución.
La inversión debe siempre contribuir al desarrollo de Honduras y al bienestar de sus ciudadanos y ciudadanas y no solo servir para el enriquecimiento de unos pocos.
¿Qué son las ZEDE?
Las Zonas Especiales de Desarrollo son espacios territoriales, concesionados por el Estado, por tiempo indefinido, a naciones o corporaciones locales o extranjeras para su explotación.
– Tienen personalidad jurídica;
– Un régimen fiscal especial;
– Pueden contraer obligaciones que no requieran para ello la garantía o el aval solidario del Estado;
– Celebrar contratos hasta el cumplimiento de sus objetivos (indefinidos);
– Autonomía funcional administrativa que incluye funciones, facultades y obligaciones que la Constitución y las leyes ya les conferían a los municipios;
– Propias fuerzas de seguridad, sean estos policías, militares o guardias privados;
– Propias cortes de justicia, jueces y operadores, desligados de la Corte Suprema de Justicia;
– Un Comité para la Adopción de Mejores Prácticas, conformado en su mayoría por extranjeros, cuyas potestades sobrepasan las de los poderes establecidos pudiendo, expatriar, expropiar por “causa de utilidad privada”, eliminar la libre circulación, cercenar los pocos derechos que hoy tienen nuestros trabajadores y dividir la Caja Única de la Tesorería Nacional de la República en tantos territorios como ZEDE se entreguen.
Para establecer esta “nueva normativa” el Gobierno Lobo-Hernández recurrió a la violación de muchas leyes secundarias, Tratados Internacionales y de la Constitución de la República. Incluso durante su presidencia en el Congreso, el actual presidente de la República, Juan Orlando Hernández, removió de forma ilegal a los magistrados de la Sala de lo Constitucional que declararon inconstitucionales las ZEDE; la venta descarada y criminal de Honduras.
¿Qué papel jugarán en el futuro los poderes constituidos en este fraccionamiento de la nación hondureña, cuando se están creando pequeños estados dentro del suelo nacional? Municipios, Departamentos, los poderes Ejecutivo, Legislativo, y Judicial pierden toda su razón de existir y por ende, la política, la república y la democracia, también tienden a la desaparición. Dejaremos de existir como Estado-Nación.
Hay muchos señalamientos adicionales que, por los requisitos de espacio no se han incluido en este artículo. Los nefastos alcances de este experimento neoliberal extremo que se estaría practicando en Honduras todavía no pueden ser pronosticados con certeza, debido a que la normativa de estas nuevas ventas no tiene precedente conocido en el mundo.
Sin embargo, podemos visualizar que la consumación de estas ZEDE vendrá a crear nuevas clases privilegiadas, conducirá a la pérdida total del control y soberanía de estos territorios, a la completa desarticulación/atomización de la nación Hondureña; y a la pérdida total de nuestros bienes nacionales, profundizando aún más la terrible violencia, miseria, exclusión, y desigualdad que padecemos y que crece día a día, en favor de grandes corporaciones y grupos de poder.
Convirtamos a Honduras en un verdadero Estado donde sus ciudadanos(as) en goce pleno de nuestros derechos e igualdad de oportunidades, contribuyamos al desarrollo de la Patria, en lugar de vender y fraccionar sus riquezas colectivas en beneficio de unos pocos. Digamos “no” a la venta de Honduras.
Beatriz Valle es diputada por el Partido Libertad y Refundación (LIBRE) de Honduras. Síguela en @bvallemarichal.
Démosle una oportunidad al cambio
Por Guillermo Peña Panting
El tema de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) ha creado mucho debate, tanto dentro como fuera del territorio hondureño. Pero ha sido por falta de información (por no leer e interpretar la ley) y por personalizar el proyecto con el actual presidente de la República. Si los lectores de esta corta posición logran reducir las emociones con las que han formado su opinión, se encontrarán con un tema de posibilidades muy grandes de lograr un cambio en la ciencia política y la economía, pero sobre todo, en las vidas de los hondureños.
Es cierto que, viviendo en Honduras, tenemos la costumbre de desconfiar de todo, especialmente del Gobierno; pero lo que hace este proyecto es más bien reducirle poderes al Estado, poderes que son pasados a una administración local con la supervisión de sus beneficiarios: los residentes y los que trabajan en la zona.
Nuestra Constitución establece un modelo tripartito para la división del territorio nacional; Departamentos y Municipalidades, y establece la autoridad del Congreso Nacional para crear zonas sujetas a regímenes especiales. Las ZEDE son parte inalienable del Estado de Honduras y operan en cumplimiento de los compromisos internacionales y en total apego a ley que las crea.
Dentro de las ZEDE rigen los tratados internacionales vigentes, la Constitución Hondureña, el Código Penal y demás leyes de materia criminal; rigen los 25 convenios de la OIT en materia de protección laboral, y por último la normativa interna de las ZEDE, que debe acoplarse a toda la jurisprudencia de derechos humanos.
El 12% de toda la recaudación fiscal que hagan las ZEDE será entregado al Gobierno Central para el fortalecimiento del Poder Judicial, proyectos comunitarios, proyectos de infraestructura, seguridad y carácter social; para proyectos municipales y de defensa de la soberanía. Los proyectos ZEDE deben tener un sentido de inclusión social, sin ningún tipo de pecado original (expropiación forzosa, opresión étnica, o amenazas físicas a sus vecinos), para poder merecer el apoyo de las personas beneficiadas dentro y alrededor de la zona.
La Constitución establece que la soberanía emana del pueblo, del cual se derivan todos los poderes del Estado. Las ZEDE representan una descentralización en la toma de decisiones en materia de gobernabilidad, en donde el poder para establecer las reglas de convivencia reside en los ciudadanos y en sus comunidades locales. Lejos de perder soberanía, las ZEDE se la devuelven a quien de verdad pertenece, al pueblo hondureño.
Los países descentralizados tienen los gobiernos más “anti-frágiles”, que se fortalecen cuando se les aplica estrés (Nassim Taleb), el poder del gobierno central queda limitado, reduciendo así la incertidumbre sobre el próximo gobernante. En Honduras la lucha es por el control del Gobierno, sin preguntarse para qué quieren el poder. Cuando el presupuesto del Gobierno Central sobrepasa 50% del PIB, es claro por qué se pelean tanto la silla.
El análisis que aquí se hace sobre el potencial de las ZEDE para el mejoramiento de la calidad de vida en Honduras parte de ciertas premisas basadas en las teorías desarrolladas por Premios Nobel en Economía*, cuyo trabajo profundiza sobre el rol que juegan las instituciones y los incentivos en el comportamiento humano y, por consiguiente, en el desarrollo económico y cultural de las sociedades.
Es cierto que los humanos no “comemos” Nobeles, como dicen unos detractores, pero sí podemos aplicar esas ideas, pues ya han solucionado problemas en otros países que sí han escuchado las recomendaciones de estas mentes brillantes, que a diferencia de los cantos de sirena que se escuchan de los políticos populistas, tienen ideas bien fundamentadas.
Démosle un chance al cambio, arreglar nuestro sistema de reglas y la impunidad que ha venido con las mismas, en comparación con donde hemos estado estos últimos 50 años, que aunque no sea perfecto, es 10,000 veces mejor que donde estamos ahora.
Guillermo Peña Panting es un analista político y economista. Actualmente se desempeña como Director Ejecutivo de Eléutera, un think-tank de políticas publicas basado en San Pedro Sula, Honduras. Obtuvo su licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Carolina del Norte. Síguelo en @GuillermoP_HN.
*James Buchanan, Teoría de Public Choice (1986); Ronald Coase, Análisis Económico del Derecho (1991); Gary Becker, behavioural economics (1992); Vernon Smith, economía experimental (2002).
El presidente pone en venta al país
Por Beatriz Valle
EnglishMe parece muy importante iniciar este artículo de opinión señalando que en ningún momento nos oponemos a la inversión extranjera. Por el contrario, comprendemos la importancia y necesidad que tienen las naciones de atraer inversión local y extranjera que contribuya al desarrollo del país, pero enmarcada dentro de principios elementales, como el respeto a los derechos humanos, al medio ambiente, zonas protegidas y a la soberanía territorial, jurídica, fiscal y administrativa que están ya establecidas en nuestra Constitución.
La inversión debe siempre contribuir al desarrollo de Honduras y al bienestar de sus ciudadanos y ciudadanas y no solo servir para el enriquecimiento de unos pocos.
¿Qué son las ZEDE?
Las Zonas Especiales de Desarrollo son espacios territoriales, concesionados por el Estado, por tiempo indefinido, a naciones o corporaciones locales o extranjeras para su explotación.
– Tienen personalidad jurídica;
– Un régimen fiscal especial;
– Pueden contraer obligaciones que no requieran para ello la garantía o el aval solidario del Estado;
– Celebrar contratos hasta el cumplimiento de sus objetivos (indefinidos);
– Autonomía funcional administrativa que incluye funciones, facultades y obligaciones que la Constitución y las leyes ya les conferían a los municipios;
– Propias fuerzas de seguridad, sean estos policías, militares o guardias privados;
– Propias cortes de justicia, jueces y operadores, desligados de la Corte Suprema de Justicia;
– Un Comité para la Adopción de Mejores Prácticas, conformado en su mayoría por extranjeros, cuyas potestades sobrepasan las de los poderes establecidos pudiendo, expatriar, expropiar por “causa de utilidad privada”, eliminar la libre circulación, cercenar los pocos derechos que hoy tienen nuestros trabajadores y dividir la Caja Única de la Tesorería Nacional de la República en tantos territorios como ZEDE se entreguen.
Para establecer esta “nueva normativa” el Gobierno Lobo-Hernández recurrió a la violación de muchas leyes secundarias, Tratados Internacionales y de la Constitución de la República. Incluso durante su presidencia en el Congreso, el actual presidente de la República, Juan Orlando Hernández, removió de forma ilegal a los magistrados de la Sala de lo Constitucional que declararon inconstitucionales las ZEDE; la venta descarada y criminal de Honduras.
¿Qué papel jugarán en el futuro los poderes constituidos en este fraccionamiento de la nación hondureña, cuando se están creando pequeños estados dentro del suelo nacional? Municipios, Departamentos, los poderes Ejecutivo, Legislativo, y Judicial pierden toda su razón de existir y por ende, la política, la república y la democracia, también tienden a la desaparición. Dejaremos de existir como Estado-Nación.
Hay muchos señalamientos adicionales que, por los requisitos de espacio no se han incluido en este artículo. Los nefastos alcances de este experimento neoliberal extremo que se estaría practicando en Honduras todavía no pueden ser pronosticados con certeza, debido a que la normativa de estas nuevas ventas no tiene precedente conocido en el mundo.
Sin embargo, podemos visualizar que la consumación de estas ZEDE vendrá a crear nuevas clases privilegiadas, conducirá a la pérdida total del control y soberanía de estos territorios, a la completa desarticulación/atomización de la nación Hondureña; y a la pérdida total de nuestros bienes nacionales, profundizando aún más la terrible violencia, miseria, exclusión, y desigualdad que padecemos y que crece día a día, en favor de grandes corporaciones y grupos de poder.
Convirtamos a Honduras en un verdadero Estado donde sus ciudadanos(as) en goce pleno de nuestros derechos e igualdad de oportunidades, contribuyamos al desarrollo de la Patria, en lugar de vender y fraccionar sus riquezas colectivas en beneficio de unos pocos. Digamos “no” a la venta de Honduras.
Beatriz Valle es diputada por el Partido Libertad y Refundación (LIBRE) de Honduras. Síguela en @bvallemarichal.
Démosle una oportunidad al cambio
Por Guillermo Peña Panting
El tema de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) ha creado mucho debate, tanto dentro como fuera del territorio hondureño. Pero ha sido por falta de información (por no leer e interpretar la ley) y por personalizar el proyecto con el actual presidente de la República. Si los lectores de esta corta posición logran reducir las emociones con las que han formado su opinión, se encontrarán con un tema de posibilidades muy grandes de lograr un cambio en la ciencia política y la economía, pero sobre todo, en las vidas de los hondureños.
Es cierto que, viviendo en Honduras, tenemos la costumbre de desconfiar de todo, especialmente del Gobierno; pero lo que hace este proyecto es más bien reducirle poderes al Estado, poderes que son pasados a una administración local con la supervisión de sus beneficiarios: los residentes y los que trabajan en la zona.
Nuestra Constitución establece un modelo tripartito para la división del territorio nacional; Departamentos y Municipalidades, y establece la autoridad del Congreso Nacional para crear zonas sujetas a regímenes especiales. Las ZEDE son parte inalienable del Estado de Honduras y operan en cumplimiento de los compromisos internacionales y en total apego a ley que las crea.
Dentro de las ZEDE rigen los tratados internacionales vigentes, la Constitución Hondureña, el Código Penal y demás leyes de materia criminal; rigen los 25 convenios de la OIT en materia de protección laboral, y por último la normativa interna de las ZEDE, que debe acoplarse a toda la jurisprudencia de derechos humanos.
El 12% de toda la recaudación fiscal que hagan las ZEDE será entregado al Gobierno Central para el fortalecimiento del Poder Judicial, proyectos comunitarios, proyectos de infraestructura, seguridad y carácter social; para proyectos municipales y de defensa de la soberanía. Los proyectos ZEDE deben tener un sentido de inclusión social, sin ningún tipo de pecado original (expropiación forzosa, opresión étnica, o amenazas físicas a sus vecinos), para poder merecer el apoyo de las personas beneficiadas dentro y alrededor de la zona.
La Constitución establece que la soberanía emana del pueblo, del cual se derivan todos los poderes del Estado. Las ZEDE representan una descentralización en la toma de decisiones en materia de gobernabilidad, en donde el poder para establecer las reglas de convivencia reside en los ciudadanos y en sus comunidades locales. Lejos de perder soberanía, las ZEDE se la devuelven a quien de verdad pertenece, al pueblo hondureño.
Los países descentralizados tienen los gobiernos más “anti-frágiles”, que se fortalecen cuando se les aplica estrés (Nassim Taleb), el poder del gobierno central queda limitado, reduciendo así la incertidumbre sobre el próximo gobernante. En Honduras la lucha es por el control del Gobierno, sin preguntarse para qué quieren el poder. Cuando el presupuesto del Gobierno Central sobrepasa 50% del PIB, es claro por qué se pelean tanto la silla.
El análisis que aquí se hace sobre el potencial de las ZEDE para el mejoramiento de la calidad de vida en Honduras parte de ciertas premisas basadas en las teorías desarrolladas por Premios Nobel en Economía*, cuyo trabajo profundiza sobre el rol que juegan las instituciones y los incentivos en el comportamiento humano y, por consiguiente, en el desarrollo económico y cultural de las sociedades.
Es cierto que los humanos no “comemos” Nobeles, como dicen unos detractores, pero sí podemos aplicar esas ideas, pues ya han solucionado problemas en otros países que sí han escuchado las recomendaciones de estas mentes brillantes, que a diferencia de los cantos de sirena que se escuchan de los políticos populistas, tienen ideas bien fundamentadas.
Démosle un chance al cambio, arreglar nuestro sistema de reglas y la impunidad que ha venido con las mismas, en comparación con donde hemos estado estos últimos 50 años, que aunque no sea perfecto, es 10,000 veces mejor que donde estamos ahora.
Guillermo Peña Panting es un analista político y economista. Actualmente se desempeña como Director Ejecutivo de Eléutera, un think-tank de políticas publicas basado en San Pedro Sula, Honduras. Obtuvo su licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Carolina del Norte. Síguelo en @GuillermoP_HN.
*James Buchanan, Teoría de Public Choice (1986); Ronald Coase, Análisis Económico del Derecho (1991); Gary Becker, behavioural economics (1992); Vernon Smith, economía experimental (2002).
El presidente pone en venta al país
Por Beatriz Valle
EnglishMe parece muy importante iniciar este artículo de opinión señalando que en ningún momento nos oponemos a la inversión extranjera. Por el contrario, comprendemos la importancia y necesidad que tienen las naciones de atraer inversión local y extranjera que contribuya al desarrollo del país, pero enmarcada dentro de principios elementales, como el respeto a los derechos humanos, al medio ambiente, zonas protegidas y a la soberanía territorial, jurídica, fiscal y administrativa que están ya establecidas en nuestra Constitución.
La inversión debe siempre contribuir al desarrollo de Honduras y al bienestar de sus ciudadanos y ciudadanas y no solo servir para el enriquecimiento de unos pocos.
¿Qué son las ZEDE?
Las Zonas Especiales de Desarrollo son espacios territoriales, concesionados por el Estado, por tiempo indefinido, a naciones o corporaciones locales o extranjeras para su explotación.
– Tienen personalidad jurídica;
– Un régimen fiscal especial;
– Pueden contraer obligaciones que no requieran para ello la garantía o el aval solidario del Estado;
– Celebrar contratos hasta el cumplimiento de sus objetivos (indefinidos);
– Autonomía funcional administrativa que incluye funciones, facultades y obligaciones que la Constitución y las leyes ya les conferían a los municipios;
– Propias fuerzas de seguridad, sean estos policías, militares o guardias privados;
– Propias cortes de justicia, jueces y operadores, desligados de la Corte Suprema de Justicia;
– Un Comité para la Adopción de Mejores Prácticas, conformado en su mayoría por extranjeros, cuyas potestades sobrepasan las de los poderes establecidos pudiendo, expatriar, expropiar por “causa de utilidad privada”, eliminar la libre circulación, cercenar los pocos derechos que hoy tienen nuestros trabajadores y dividir la Caja Única de la Tesorería Nacional de la República en tantos territorios como ZEDE se entreguen.
Para establecer esta “nueva normativa” el Gobierno Lobo-Hernández recurrió a la violación de muchas leyes secundarias, Tratados Internacionales y de la Constitución de la República. Incluso durante su presidencia en el Congreso, el actual presidente de la República, Juan Orlando Hernández, removió de forma ilegal a los magistrados de la Sala de lo Constitucional que declararon inconstitucionales las ZEDE; la venta descarada y criminal de Honduras.
¿Qué papel jugarán en el futuro los poderes constituidos en este fraccionamiento de la nación hondureña, cuando se están creando pequeños estados dentro del suelo nacional? Municipios, Departamentos, los poderes Ejecutivo, Legislativo, y Judicial pierden toda su razón de existir y por ende, la política, la república y la democracia, también tienden a la desaparición. Dejaremos de existir como Estado-Nación.
Hay muchos señalamientos adicionales que, por los requisitos de espacio no se han incluido en este artículo. Los nefastos alcances de este experimento neoliberal extremo que se estaría practicando en Honduras todavía no pueden ser pronosticados con certeza, debido a que la normativa de estas nuevas ventas no tiene precedente conocido en el mundo.
Sin embargo, podemos visualizar que la consumación de estas ZEDE vendrá a crear nuevas clases privilegiadas, conducirá a la pérdida total del control y soberanía de estos territorios, a la completa desarticulación/atomización de la nación Hondureña; y a la pérdida total de nuestros bienes nacionales, profundizando aún más la terrible violencia, miseria, exclusión, y desigualdad que padecemos y que crece día a día, en favor de grandes corporaciones y grupos de poder.
Convirtamos a Honduras en un verdadero Estado donde sus ciudadanos(as) en goce pleno de nuestros derechos e igualdad de oportunidades, contribuyamos al desarrollo de la Patria, en lugar de vender y fraccionar sus riquezas colectivas en beneficio de unos pocos. Digamos “no” a la venta de Honduras.
Beatriz Valle es diputada por el Partido Libertad y Refundación (LIBRE) de Honduras. Síguela en @bvallemarichal.
Démosle una oportunidad al cambio
Por Guillermo Peña Panting
El tema de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) ha creado mucho debate, tanto dentro como fuera del territorio hondureño. Pero ha sido por falta de información (por no leer e interpretar la ley) y por personalizar el proyecto con el actual presidente de la República. Si los lectores de esta corta posición logran reducir las emociones con las que han formado su opinión, se encontrarán con un tema de posibilidades muy grandes de lograr un cambio en la ciencia política y la economía, pero sobre todo, en las vidas de los hondureños.
Es cierto que, viviendo en Honduras, tenemos la costumbre de desconfiar de todo, especialmente del Gobierno; pero lo que hace este proyecto es más bien reducirle poderes al Estado, poderes que son pasados a una administración local con la supervisión de sus beneficiarios: los residentes y los que trabajan en la zona.
Nuestra Constitución establece un modelo tripartito para la división del territorio nacional; Departamentos y Municipalidades, y establece la autoridad del Congreso Nacional para crear zonas sujetas a regímenes especiales. Las ZEDE son parte inalienable del Estado de Honduras y operan en cumplimiento de los compromisos internacionales y en total apego a ley que las crea.
Dentro de las ZEDE rigen los tratados internacionales vigentes, la Constitución Hondureña, el Código Penal y demás leyes de materia criminal; rigen los 25 convenios de la OIT en materia de protección laboral, y por último la normativa interna de las ZEDE, que debe acoplarse a toda la jurisprudencia de derechos humanos.
El 12% de toda la recaudación fiscal que hagan las ZEDE será entregado al Gobierno Central para el fortalecimiento del Poder Judicial, proyectos comunitarios, proyectos de infraestructura, seguridad y carácter social; para proyectos municipales y de defensa de la soberanía. Los proyectos ZEDE deben tener un sentido de inclusión social, sin ningún tipo de pecado original (expropiación forzosa, opresión étnica, o amenazas físicas a sus vecinos), para poder merecer el apoyo de las personas beneficiadas dentro y alrededor de la zona.
La Constitución establece que la soberanía emana del pueblo, del cual se derivan todos los poderes del Estado. Las ZEDE representan una descentralización en la toma de decisiones en materia de gobernabilidad, en donde el poder para establecer las reglas de convivencia reside en los ciudadanos y en sus comunidades locales. Lejos de perder soberanía, las ZEDE se la devuelven a quien de verdad pertenece, al pueblo hondureño.
Los países descentralizados tienen los gobiernos más “anti-frágiles”, que se fortalecen cuando se les aplica estrés (Nassim Taleb), el poder del gobierno central queda limitado, reduciendo así la incertidumbre sobre el próximo gobernante. En Honduras la lucha es por el control del Gobierno, sin preguntarse para qué quieren el poder. Cuando el presupuesto del Gobierno Central sobrepasa 50% del PIB, es claro por qué se pelean tanto la silla.
El análisis que aquí se hace sobre el potencial de las ZEDE para el mejoramiento de la calidad de vida en Honduras parte de ciertas premisas basadas en las teorías desarrolladas por Premios Nobel en Economía*, cuyo trabajo profundiza sobre el rol que juegan las instituciones y los incentivos en el comportamiento humano y, por consiguiente, en el desarrollo económico y cultural de las sociedades.
Es cierto que los humanos no “comemos” Nobeles, como dicen unos detractores, pero sí podemos aplicar esas ideas, pues ya han solucionado problemas en otros países que sí han escuchado las recomendaciones de estas mentes brillantes, que a diferencia de los cantos de sirena que se escuchan de los políticos populistas, tienen ideas bien fundamentadas.
Démosle un chance al cambio, arreglar nuestro sistema de reglas y la impunidad que ha venido con las mismas, en comparación con donde hemos estado estos últimos 50 años, que aunque no sea perfecto, es 10,000 veces mejor que donde estamos ahora.
Guillermo Peña Panting es un analista político y economista. Actualmente se desempeña como Director Ejecutivo de Eléutera, un think-tank de políticas publicas basado en San Pedro Sula, Honduras. Obtuvo su licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Carolina del Norte. Síguelo en @GuillermoP_HN.
*James Buchanan, Teoría de Public Choice (1986); Ronald Coase, Análisis Económico del Derecho (1991); Gary Becker, behavioural economics (1992); Vernon Smith, economía experimental (2002).
El presidente pone en venta al país
Por Beatriz Valle
EnglishMe parece muy importante iniciar este artículo de opinión señalando que en ningún momento nos oponemos a la inversión extranjera. Por el contrario, comprendemos la importancia y necesidad que tienen las naciones de atraer inversión local y extranjera que contribuya al desarrollo del país, pero enmarcada dentro de principios elementales, como el respeto a los derechos humanos, al medio ambiente, zonas protegidas y a la soberanía territorial, jurídica, fiscal y administrativa que están ya establecidas en nuestra Constitución.
La inversión debe siempre contribuir al desarrollo de Honduras y al bienestar de sus ciudadanos y ciudadanas y no solo servir para el enriquecimiento de unos pocos.
¿Qué son las ZEDE?
Las Zonas Especiales de Desarrollo son espacios territoriales, concesionados por el Estado, por tiempo indefinido, a naciones o corporaciones locales o extranjeras para su explotación.
– Tienen personalidad jurídica;
– Un régimen fiscal especial;
– Pueden contraer obligaciones que no requieran para ello la garantía o el aval solidario del Estado;
– Celebrar contratos hasta el cumplimiento de sus objetivos (indefinidos);
– Autonomía funcional administrativa que incluye funciones, facultades y obligaciones que la Constitución y las leyes ya les conferían a los municipios;
– Propias fuerzas de seguridad, sean estos policías, militares o guardias privados;
– Propias cortes de justicia, jueces y operadores, desligados de la Corte Suprema de Justicia;
– Un Comité para la Adopción de Mejores Prácticas, conformado en su mayoría por extranjeros, cuyas potestades sobrepasan las de los poderes establecidos pudiendo, expatriar, expropiar por “causa de utilidad privada”, eliminar la libre circulación, cercenar los pocos derechos que hoy tienen nuestros trabajadores y dividir la Caja Única de la Tesorería Nacional de la República en tantos territorios como ZEDE se entreguen.
Para establecer esta “nueva normativa” el Gobierno Lobo-Hernández recurrió a la violación de muchas leyes secundarias, Tratados Internacionales y de la Constitución de la República. Incluso durante su presidencia en el Congreso, el actual presidente de la República, Juan Orlando Hernández, removió de forma ilegal a los magistrados de la Sala de lo Constitucional que declararon inconstitucionales las ZEDE; la venta descarada y criminal de Honduras.
¿Qué papel jugarán en el futuro los poderes constituidos en este fraccionamiento de la nación hondureña, cuando se están creando pequeños estados dentro del suelo nacional? Municipios, Departamentos, los poderes Ejecutivo, Legislativo, y Judicial pierden toda su razón de existir y por ende, la política, la república y la democracia, también tienden a la desaparición. Dejaremos de existir como Estado-Nación.
Hay muchos señalamientos adicionales que, por los requisitos de espacio no se han incluido en este artículo. Los nefastos alcances de este experimento neoliberal extremo que se estaría practicando en Honduras todavía no pueden ser pronosticados con certeza, debido a que la normativa de estas nuevas ventas no tiene precedente conocido en el mundo.
Sin embargo, podemos visualizar que la consumación de estas ZEDE vendrá a crear nuevas clases privilegiadas, conducirá a la pérdida total del control y soberanía de estos territorios, a la completa desarticulación/atomización de la nación Hondureña; y a la pérdida total de nuestros bienes nacionales, profundizando aún más la terrible violencia, miseria, exclusión, y desigualdad que padecemos y que crece día a día, en favor de grandes corporaciones y grupos de poder.
Convirtamos a Honduras en un verdadero Estado donde sus ciudadanos(as) en goce pleno de nuestros derechos e igualdad de oportunidades, contribuyamos al desarrollo de la Patria, en lugar de vender y fraccionar sus riquezas colectivas en beneficio de unos pocos. Digamos “no” a la venta de Honduras.
Beatriz Valle es diputada por el Partido Libertad y Refundación (LIBRE) de Honduras. Síguela en @bvallemarichal.
Démosle una oportunidad al cambio
Por Guillermo Peña Panting
El tema de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) ha creado mucho debate, tanto dentro como fuera del territorio hondureño. Pero ha sido por falta de información (por no leer e interpretar la ley) y por personalizar el proyecto con el actual presidente de la República. Si los lectores de esta corta posición logran reducir las emociones con las que han formado su opinión, se encontrarán con un tema de posibilidades muy grandes de lograr un cambio en la ciencia política y la economía, pero sobre todo, en las vidas de los hondureños.
Es cierto que, viviendo en Honduras, tenemos la costumbre de desconfiar de todo, especialmente del Gobierno; pero lo que hace este proyecto es más bien reducirle poderes al Estado, poderes que son pasados a una administración local con la supervisión de sus beneficiarios: los residentes y los que trabajan en la zona.
Nuestra Constitución establece un modelo tripartito para la división del territorio nacional; Departamentos y Municipalidades, y establece la autoridad del Congreso Nacional para crear zonas sujetas a regímenes especiales. Las ZEDE son parte inalienable del Estado de Honduras y operan en cumplimiento de los compromisos internacionales y en total apego a ley que las crea.
Dentro de las ZEDE rigen los tratados internacionales vigentes, la Constitución Hondureña, el Código Penal y demás leyes de materia criminal; rigen los 25 convenios de la OIT en materia de protección laboral, y por último la normativa interna de las ZEDE, que debe acoplarse a toda la jurisprudencia de derechos humanos.
El 12% de toda la recaudación fiscal que hagan las ZEDE será entregado al Gobierno Central para el fortalecimiento del Poder Judicial, proyectos comunitarios, proyectos de infraestructura, seguridad y carácter social; para proyectos municipales y de defensa de la soberanía. Los proyectos ZEDE deben tener un sentido de inclusión social, sin ningún tipo de pecado original (expropiación forzosa, opresión étnica, o amenazas físicas a sus vecinos), para poder merecer el apoyo de las personas beneficiadas dentro y alrededor de la zona.
La Constitución establece que la soberanía emana del pueblo, del cual se derivan todos los poderes del Estado. Las ZEDE representan una descentralización en la toma de decisiones en materia de gobernabilidad, en donde el poder para establecer las reglas de convivencia reside en los ciudadanos y en sus comunidades locales. Lejos de perder soberanía, las ZEDE se la devuelven a quien de verdad pertenece, al pueblo hondureño.
Los países descentralizados tienen los gobiernos más “anti-frágiles”, que se fortalecen cuando se les aplica estrés (Nassim Taleb), el poder del gobierno central queda limitado, reduciendo así la incertidumbre sobre el próximo gobernante. En Honduras la lucha es por el control del Gobierno, sin preguntarse para qué quieren el poder. Cuando el presupuesto del Gobierno Central sobrepasa 50% del PIB, es claro por qué se pelean tanto la silla.
El análisis que aquí se hace sobre el potencial de las ZEDE para el mejoramiento de la calidad de vida en Honduras parte de ciertas premisas basadas en las teorías desarrolladas por Premios Nobel en Economía*, cuyo trabajo profundiza sobre el rol que juegan las instituciones y los incentivos en el comportamiento humano y, por consiguiente, en el desarrollo económico y cultural de las sociedades.
Es cierto que los humanos no “comemos” Nobeles, como dicen unos detractores, pero sí podemos aplicar esas ideas, pues ya han solucionado problemas en otros países que sí han escuchado las recomendaciones de estas mentes brillantes, que a diferencia de los cantos de sirena que se escuchan de los políticos populistas, tienen ideas bien fundamentadas.
Démosle un chance al cambio, arreglar nuestro sistema de reglas y la impunidad que ha venido con las mismas, en comparación con donde hemos estado estos últimos 50 años, que aunque no sea perfecto, es 10,000 veces mejor que donde estamos ahora.
Guillermo Peña Panting es un analista político y economista. Actualmente se desempeña como Director Ejecutivo de Eléutera, un think-tank de políticas publicas basado en San Pedro Sula, Honduras. Obtuvo su licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Carolina del Norte. Síguelo en @GuillermoP_HN.
*James Buchanan, Teoría de Public Choice (1986); Ronald Coase, Análisis Económico del Derecho (1991); Gary Becker, behavioural economics (1992); Vernon Smith, economía experimental (2002).
El presidente pone en venta al país
Por Beatriz Valle
EnglishMe parece muy importante iniciar este artículo de opinión señalando que en ningún momento nos oponemos a la inversión extranjera. Por el contrario, comprendemos la importancia y necesidad que tienen las naciones de atraer inversión local y extranjera que contribuya al desarrollo del país, pero enmarcada dentro de principios elementales, como el respeto a los derechos humanos, al medio ambiente, zonas protegidas y a la soberanía territorial, jurídica, fiscal y administrativa que están ya establecidas en nuestra Constitución.
La inversión debe siempre contribuir al desarrollo de Honduras y al bienestar de sus ciudadanos y ciudadanas y no solo servir para el enriquecimiento de unos pocos.
¿Qué son las ZEDE?
Las Zonas Especiales de Desarrollo son espacios territoriales, concesionados por el Estado, por tiempo indefinido, a naciones o corporaciones locales o extranjeras para su explotación.
– Tienen personalidad jurídica;
– Un régimen fiscal especial;
– Pueden contraer obligaciones que no requieran para ello la garantía o el aval solidario del Estado;
– Celebrar contratos hasta el cumplimiento de sus objetivos (indefinidos);
– Autonomía funcional administrativa que incluye funciones, facultades y obligaciones que la Constitución y las leyes ya les conferían a los municipios;
– Propias fuerzas de seguridad, sean estos policías, militares o guardias privados;
– Propias cortes de justicia, jueces y operadores, desligados de la Corte Suprema de Justicia;
– Un Comité para la Adopción de Mejores Prácticas, conformado en su mayoría por extranjeros, cuyas potestades sobrepasan las de los poderes establecidos pudiendo, expatriar, expropiar por “causa de utilidad privada”, eliminar la libre circulación, cercenar los pocos derechos que hoy tienen nuestros trabajadores y dividir la Caja Única de la Tesorería Nacional de la República en tantos territorios como ZEDE se entreguen.
Para establecer esta “nueva normativa” el Gobierno Lobo-Hernández recurrió a la violación de muchas leyes secundarias, Tratados Internacionales y de la Constitución de la República. Incluso durante su presidencia en el Congreso, el actual presidente de la República, Juan Orlando Hernández, removió de forma ilegal a los magistrados de la Sala de lo Constitucional que declararon inconstitucionales las ZEDE; la venta descarada y criminal de Honduras.
¿Qué papel jugarán en el futuro los poderes constituidos en este fraccionamiento de la nación hondureña, cuando se están creando pequeños estados dentro del suelo nacional? Municipios, Departamentos, los poderes Ejecutivo, Legislativo, y Judicial pierden toda su razón de existir y por ende, la política, la república y la democracia, también tienden a la desaparición. Dejaremos de existir como Estado-Nación.
Hay muchos señalamientos adicionales que, por los requisitos de espacio no se han incluido en este artículo. Los nefastos alcances de este experimento neoliberal extremo que se estaría practicando en Honduras todavía no pueden ser pronosticados con certeza, debido a que la normativa de estas nuevas ventas no tiene precedente conocido en el mundo.
Sin embargo, podemos visualizar que la consumación de estas ZEDE vendrá a crear nuevas clases privilegiadas, conducirá a la pérdida total del control y soberanía de estos territorios, a la completa desarticulación/atomización de la nación Hondureña; y a la pérdida total de nuestros bienes nacionales, profundizando aún más la terrible violencia, miseria, exclusión, y desigualdad que padecemos y que crece día a día, en favor de grandes corporaciones y grupos de poder.
Convirtamos a Honduras en un verdadero Estado donde sus ciudadanos(as) en goce pleno de nuestros derechos e igualdad de oportunidades, contribuyamos al desarrollo de la Patria, en lugar de vender y fraccionar sus riquezas colectivas en beneficio de unos pocos. Digamos “no” a la venta de Honduras.
Beatriz Valle es diputada por el Partido Libertad y Refundación (LIBRE) de Honduras. Síguela en @bvallemarichal.
Démosle una oportunidad al cambio
Por Guillermo Peña Panting
El tema de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) ha creado mucho debate, tanto dentro como fuera del territorio hondureño. Pero ha sido por falta de información (por no leer e interpretar la ley) y por personalizar el proyecto con el actual presidente de la República. Si los lectores de esta corta posición logran reducir las emociones con las que han formado su opinión, se encontrarán con un tema de posibilidades muy grandes de lograr un cambio en la ciencia política y la economía, pero sobre todo, en las vidas de los hondureños.
Es cierto que, viviendo en Honduras, tenemos la costumbre de desconfiar de todo, especialmente del Gobierno; pero lo que hace este proyecto es más bien reducirle poderes al Estado, poderes que son pasados a una administración local con la supervisión de sus beneficiarios: los residentes y los que trabajan en la zona.
Nuestra Constitución establece un modelo tripartito para la división del territorio nacional; Departamentos y Municipalidades, y establece la autoridad del Congreso Nacional para crear zonas sujetas a regímenes especiales. Las ZEDE son parte inalienable del Estado de Honduras y operan en cumplimiento de los compromisos internacionales y en total apego a ley que las crea.
Dentro de las ZEDE rigen los tratados internacionales vigentes, la Constitución Hondureña, el Código Penal y demás leyes de materia criminal; rigen los 25 convenios de la OIT en materia de protección laboral, y por último la normativa interna de las ZEDE, que debe acoplarse a toda la jurisprudencia de derechos humanos.
El 12% de toda la recaudación fiscal que hagan las ZEDE será entregado al Gobierno Central para el fortalecimiento del Poder Judicial, proyectos comunitarios, proyectos de infraestructura, seguridad y carácter social; para proyectos municipales y de defensa de la soberanía. Los proyectos ZEDE deben tener un sentido de inclusión social, sin ningún tipo de pecado original (expropiación forzosa, opresión étnica, o amenazas físicas a sus vecinos), para poder merecer el apoyo de las personas beneficiadas dentro y alrededor de la zona.
La Constitución establece que la soberanía emana del pueblo, del cual se derivan todos los poderes del Estado. Las ZEDE representan una descentralización en la toma de decisiones en materia de gobernabilidad, en donde el poder para establecer las reglas de convivencia reside en los ciudadanos y en sus comunidades locales. Lejos de perder soberanía, las ZEDE se la devuelven a quien de verdad pertenece, al pueblo hondureño.
Los países descentralizados tienen los gobiernos más “anti-frágiles”, que se fortalecen cuando se les aplica estrés (Nassim Taleb), el poder del gobierno central queda limitado, reduciendo así la incertidumbre sobre el próximo gobernante. En Honduras la lucha es por el control del Gobierno, sin preguntarse para qué quieren el poder. Cuando el presupuesto del Gobierno Central sobrepasa 50% del PIB, es claro por qué se pelean tanto la silla.
El análisis que aquí se hace sobre el potencial de las ZEDE para el mejoramiento de la calidad de vida en Honduras parte de ciertas premisas basadas en las teorías desarrolladas por Premios Nobel en Economía*, cuyo trabajo profundiza sobre el rol que juegan las instituciones y los incentivos en el comportamiento humano y, por consiguiente, en el desarrollo económico y cultural de las sociedades.
Es cierto que los humanos no “comemos” Nobeles, como dicen unos detractores, pero sí podemos aplicar esas ideas, pues ya han solucionado problemas en otros países que sí han escuchado las recomendaciones de estas mentes brillantes, que a diferencia de los cantos de sirena que se escuchan de los políticos populistas, tienen ideas bien fundamentadas.
Démosle un chance al cambio, arreglar nuestro sistema de reglas y la impunidad que ha venido con las mismas, en comparación con donde hemos estado estos últimos 50 años, que aunque no sea perfecto, es 10,000 veces mejor que donde estamos ahora.
Guillermo Peña Panting es un analista político y economista. Actualmente se desempeña como Director Ejecutivo de Eléutera, un think-tank de políticas publicas basado en San Pedro Sula, Honduras. Obtuvo su licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Carolina del Norte. Síguelo en @GuillermoP_HN.
*James Buchanan, Teoría de Public Choice (1986); Ronald Coase, Análisis Económico del Derecho (1991); Gary Becker, behavioural economics (1992); Vernon Smith, economía experimental (2002).
El presidente pone en venta al país
Por Beatriz Valle
EnglishMe parece muy importante iniciar este artículo de opinión señalando que en ningún momento nos oponemos a la inversión extranjera. Por el contrario, comprendemos la importancia y necesidad que tienen las naciones de atraer inversión local y extranjera que contribuya al desarrollo del país, pero enmarcada dentro de principios elementales, como el respeto a los derechos humanos, al medio ambiente, zonas protegidas y a la soberanía territorial, jurídica, fiscal y administrativa que están ya establecidas en nuestra Constitución.
La inversión debe siempre contribuir al desarrollo de Honduras y al bienestar de sus ciudadanos y ciudadanas y no solo servir para el enriquecimiento de unos pocos.
¿Qué son las ZEDE?
Las Zonas Especiales de Desarrollo son espacios territoriales, concesionados por el Estado, por tiempo indefinido, a naciones o corporaciones locales o extranjeras para su explotación.
– Tienen personalidad jurídica;
– Un régimen fiscal especial;
– Pueden contraer obligaciones que no requieran para ello la garantía o el aval solidario del Estado;
– Celebrar contratos hasta el cumplimiento de sus objetivos (indefinidos);
– Autonomía funcional administrativa que incluye funciones, facultades y obligaciones que la Constitución y las leyes ya les conferían a los municipios;
– Propias fuerzas de seguridad, sean estos policías, militares o guardias privados;
– Propias cortes de justicia, jueces y operadores, desligados de la Corte Suprema de Justicia;
– Un Comité para la Adopción de Mejores Prácticas, conformado en su mayoría por extranjeros, cuyas potestades sobrepasan las de los poderes establecidos pudiendo, expatriar, expropiar por “causa de utilidad privada”, eliminar la libre circulación, cercenar los pocos derechos que hoy tienen nuestros trabajadores y dividir la Caja Única de la Tesorería Nacional de la República en tantos territorios como ZEDE se entreguen.
Para establecer esta “nueva normativa” el Gobierno Lobo-Hernández recurrió a la violación de muchas leyes secundarias, Tratados Internacionales y de la Constitución de la República. Incluso durante su presidencia en el Congreso, el actual presidente de la República, Juan Orlando Hernández, removió de forma ilegal a los magistrados de la Sala de lo Constitucional que declararon inconstitucionales las ZEDE; la venta descarada y criminal de Honduras.
¿Qué papel jugarán en el futuro los poderes constituidos en este fraccionamiento de la nación hondureña, cuando se están creando pequeños estados dentro del suelo nacional? Municipios, Departamentos, los poderes Ejecutivo, Legislativo, y Judicial pierden toda su razón de existir y por ende, la política, la república y la democracia, también tienden a la desaparición. Dejaremos de existir como Estado-Nación.
Hay muchos señalamientos adicionales que, por los requisitos de espacio no se han incluido en este artículo. Los nefastos alcances de este experimento neoliberal extremo que se estaría practicando en Honduras todavía no pueden ser pronosticados con certeza, debido a que la normativa de estas nuevas ventas no tiene precedente conocido en el mundo.
Sin embargo, podemos visualizar que la consumación de estas ZEDE vendrá a crear nuevas clases privilegiadas, conducirá a la pérdida total del control y soberanía de estos territorios, a la completa desarticulación/atomización de la nación Hondureña; y a la pérdida total de nuestros bienes nacionales, profundizando aún más la terrible violencia, miseria, exclusión, y desigualdad que padecemos y que crece día a día, en favor de grandes corporaciones y grupos de poder.
Convirtamos a Honduras en un verdadero Estado donde sus ciudadanos(as) en goce pleno de nuestros derechos e igualdad de oportunidades, contribuyamos al desarrollo de la Patria, en lugar de vender y fraccionar sus riquezas colectivas en beneficio de unos pocos. Digamos “no” a la venta de Honduras.
Beatriz Valle es diputada por el Partido Libertad y Refundación (LIBRE) de Honduras. Síguela en @bvallemarichal.
Démosle una oportunidad al cambio
Por Guillermo Peña Panting
El tema de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) ha creado mucho debate, tanto dentro como fuera del territorio hondureño. Pero ha sido por falta de información (por no leer e interpretar la ley) y por personalizar el proyecto con el actual presidente de la República. Si los lectores de esta corta posición logran reducir las emociones con las que han formado su opinión, se encontrarán con un tema de posibilidades muy grandes de lograr un cambio en la ciencia política y la economía, pero sobre todo, en las vidas de los hondureños.
Es cierto que, viviendo en Honduras, tenemos la costumbre de desconfiar de todo, especialmente del Gobierno; pero lo que hace este proyecto es más bien reducirle poderes al Estado, poderes que son pasados a una administración local con la supervisión de sus beneficiarios: los residentes y los que trabajan en la zona.
Nuestra Constitución establece un modelo tripartito para la división del territorio nacional; Departamentos y Municipalidades, y establece la autoridad del Congreso Nacional para crear zonas sujetas a regímenes especiales. Las ZEDE son parte inalienable del Estado de Honduras y operan en cumplimiento de los compromisos internacionales y en total apego a ley que las crea.
Dentro de las ZEDE rigen los tratados internacionales vigentes, la Constitución Hondureña, el Código Penal y demás leyes de materia criminal; rigen los 25 convenios de la OIT en materia de protección laboral, y por último la normativa interna de las ZEDE, que debe acoplarse a toda la jurisprudencia de derechos humanos.
El 12% de toda la recaudación fiscal que hagan las ZEDE será entregado al Gobierno Central para el fortalecimiento del Poder Judicial, proyectos comunitarios, proyectos de infraestructura, seguridad y carácter social; para proyectos municipales y de defensa de la soberanía. Los proyectos ZEDE deben tener un sentido de inclusión social, sin ningún tipo de pecado original (expropiación forzosa, opresión étnica, o amenazas físicas a sus vecinos), para poder merecer el apoyo de las personas beneficiadas dentro y alrededor de la zona.
La Constitución establece que la soberanía emana del pueblo, del cual se derivan todos los poderes del Estado. Las ZEDE representan una descentralización en la toma de decisiones en materia de gobernabilidad, en donde el poder para establecer las reglas de convivencia reside en los ciudadanos y en sus comunidades locales. Lejos de perder soberanía, las ZEDE se la devuelven a quien de verdad pertenece, al pueblo hondureño.
Los países descentralizados tienen los gobiernos más “anti-frágiles”, que se fortalecen cuando se les aplica estrés (Nassim Taleb), el poder del gobierno central queda limitado, reduciendo así la incertidumbre sobre el próximo gobernante. En Honduras la lucha es por el control del Gobierno, sin preguntarse para qué quieren el poder. Cuando el presupuesto del Gobierno Central sobrepasa 50% del PIB, es claro por qué se pelean tanto la silla.
El análisis que aquí se hace sobre el potencial de las ZEDE para el mejoramiento de la calidad de vida en Honduras parte de ciertas premisas basadas en las teorías desarrolladas por Premios Nobel en Economía*, cuyo trabajo profundiza sobre el rol que juegan las instituciones y los incentivos en el comportamiento humano y, por consiguiente, en el desarrollo económico y cultural de las sociedades.
Es cierto que los humanos no “comemos” Nobeles, como dicen unos detractores, pero sí podemos aplicar esas ideas, pues ya han solucionado problemas en otros países que sí han escuchado las recomendaciones de estas mentes brillantes, que a diferencia de los cantos de sirena que se escuchan de los políticos populistas, tienen ideas bien fundamentadas.
Démosle un chance al cambio, arreglar nuestro sistema de reglas y la impunidad que ha venido con las mismas, en comparación con donde hemos estado estos últimos 50 años, que aunque no sea perfecto, es 10,000 veces mejor que donde estamos ahora.
Guillermo Peña Panting es un analista político y economista. Actualmente se desempeña como Director Ejecutivo de Eléutera, un think-tank de políticas publicas basado en San Pedro Sula, Honduras. Obtuvo su licenciatura en Ciencias Políticas en la Universidad Estatal de Carolina del Norte. Síguelo en @GuillermoP_HN.
*James Buchanan, Teoría de Public Choice (1986); Ronald Coase, Análisis Económico del Derecho (1991); Gary Becker, behavioural economics (1992); Vernon Smith, economía experimental (2002).
El presidente pone en venta al país
Por Beatriz Valle
EnglishMe parece muy importante iniciar este artículo de opinión señalando que en ningún momento nos oponemos a la inversión extranjera. Por el contrario, comprendemos la importancia y necesidad que tienen las naciones de atraer inversión local y extranjera que contribuya al desarrollo del país, pero enmarcada dentro de principios elementales, como el respeto a los derechos humanos, al medio ambiente, zonas protegidas y a la soberanía territorial, jurídica, fiscal y administrativa que están ya establecidas en nuestra Constitución.
La inversión debe siempre contribuir al desarrollo de Honduras y al bienestar de sus ciudadanos y ciudadanas y no solo servir para el enriquecimiento de unos pocos.
¿Qué son las ZEDE?
Las Zonas Especiales de Desarrollo son espacios territoriales, concesionados por el Estado, por tiempo indefinido, a naciones o corporaciones locales o extranjeras para su explotación.
– Tienen personalidad jurídica;
– Un régimen fiscal especial;
– Pueden contraer obligaciones que no requieran para ello la garantía o el aval solidario del Estado;
– Celebrar contratos hasta el cumplimiento de sus objetivos (indefinidos);
– Autonomía funcional administrativa que incluye funciones, facultades y obligaciones que la Constitución y las leyes ya les conferían a los municipios;
– Propias fuerzas de seguridad, sean estos policías, militares o guardias privados;
– Propias cortes de justicia, jueces y operadores, desligados de la Corte Suprema de Justicia;
– Un Comité para la Adopción de Mejores Prácticas, conformado en su mayoría por extranjeros, cuyas potestades sobrepasan las de los poderes establecidos pudiendo, expatriar, expropiar por “causa de utilidad privada”, eliminar la libre circulación, cercenar los pocos derechos que hoy tienen nuestros trabajadores y dividir la Caja Única de la Tesorería Nacional de la República en tantos territorios como ZEDE se entreguen.
Para establecer esta “nueva normativa” el Gobierno Lobo-Hernández recurrió a la violación de muchas leyes secundarias, Tratados Internacionales y de la Constitución de la República. Incluso durante su presidencia en el Congreso, el actual presidente de la República, Juan Orlando Hernández, removió de forma ilegal a los magistrados de la Sala de lo Constitucional que declararon inconstitucionales las ZEDE; la venta descarada y criminal de Honduras.
¿Qué papel jugarán en el futuro los poderes constituidos en este fraccionamiento de la nación hondureña, cuando se están creando pequeños estados dentro del suelo nacional? Municipios, Departamentos, los poderes Ejecutivo, Legislativo, y Judicial pierden toda su razón de existir y por ende, la política, la república y la democracia, también tienden a la desaparición. Dejaremos de existir como Estado-Nación.
Hay muchos señalamientos adicionales que, por los requisitos de espacio no se han incluido en este artículo. Los nefastos alcances de este experimento neoliberal extremo que se estaría practicando en Honduras todavía no pueden ser pronosticados con certeza, debido a que la normativa de estas nuevas ventas no tiene precedente conocido en el mundo.
Sin embargo, podemos visualizar que la consumación de estas ZEDE vendrá a crear nuevas clases privilegiadas, conducirá a la pérdida total del control y soberanía de estos territorios, a la completa desarticulación/atomización de la nación Hondureña; y a la pérdida total de nuestros bienes nacionales, profundizando aún más la terrible violencia, miseria, exclusión, y desigualdad que padecemos y que crece día a día, en favor de grandes corporaciones y grupos de poder.
Convirtamos a Honduras en un verdadero Estado donde sus ciudadanos(as) en goce pleno de nuestros derechos e igualdad de oportunidades, contribuyamos al desarrollo de la Patria, en lugar de vender y fraccionar sus riquezas colectivas en beneficio de unos pocos. Digamos “no” a la venta de Honduras.
Beatriz Valle es diputada por el Partido Libertad y Refundación (LIBRE) de Honduras. Síguela en @bvallemarichal.