La reacción crítica tanto en el ámbito nacional como en el internacional frente a la posición adoptada de manera personal por Petro respecto al ataque terrorista de Hamás a Israel no se ha hecho esperar. Basta observar las comunicaciones que le enviaron los excancilleres y los empresarios, políticos y representantes de varios sectores de la sociedad manifestándole no sentirse identificados con los pronunciamientos que sobre esa situación ha hecho en su cuenta oficial de X y su inconformidad por la ausencia de rechazo al proceder de Hamás.
Desde el exterior y pese a la convocatoria que efectuó el gobernante a América Latina de solidaridad real con Colombia la respuesta también es descalificadora, por ejemplo el presidente de Chile expresó “(…) sobre todo un crimen de tipo internacional, sobre el cual ha faltado una posición contundente del presidente Petro para repudiar ese tipo de actos”; y la embajadora de la Oficina del Enviado Especial de Estados Unidos para Monitorear y Combatir el Antisemitismo manifestó “Le solicitamos que condene a Hamás, una organización designada como terrorista, por los crueles asesinatos de hombres, mujeres y niños israelíes”.
¡Y quién lo creyera! El gobierno “del Cambio”, ante el gravísimo atentado terrorista y genocida contra Israel, sigue guardando silencio, no ha formulado ninguna condena.
Se trató de un atentado extremadamente cruel y sanguinario que recuerda los tristemente célebres pogromos, de tiempos de los zares, cuando los cosacos invadían villas y aldeas para asesinar, violar, ultrajar, saquear, a todos los judíos, sin excepción, desde recién nacidos hasta adultos mayores.
Gustavo Petro, seguido por su imprudente canciller Álvaro Leyva, asumieron una actitud que solo puede entenderse en defensa de Hamás. El canciller, sin el uso propio de la diplomacia, dijo al embajador israelí, Gari Dagan, entre otras cosas, que debía “pedir excusas e irse”. Esto ocasionó un incidente diplomático tan grave que Israel comunicó que suspendería las exportaciones de seguridad a Colombia, decisión que afecta gravemente los intereses de los colombianos y conlleva a la virtual parálisis de nuestras FFMM.
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Posición que también exponen seriamente nuestras relaciones con los Estados Unidos, país que también ha sido víctima del terrorismo. Baste recordar el atentado contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001.
El senador republicano por Florida, Rick Scott, en entrevista a la FM, dijo que la perspectiva de Petro es “estúpida” pero que no le sorprendía dado que es socialista y que hizo parte del M – 19. “Dime con quien andas y te diré quién eres”, enfatizó.
No es común escuchar a un congresista estadounidense hacer tan cruda manifestación. Advirtió también que como consecuencia de las posturas de Petro podría verse afectado el empleo en Colombia. Y concluyó: ” Si alguien no cree en alguien no hace negocios con él.Habrá menos comercio entre Colombia y Estados Unidos, menos empleo, menos inversión de Estados Unidosporque ya no le van a creer al Gobierno de Colombia, habrá menos interés en ayudarle al país al darse cuenta de que su presidente es socialista”.
Sin duda la situación es grave. La vicepresidente Francia Márquez tenía programada una visita a los Estados Unidos y le cancelaron toda la agenda, incluyendo la postergación de la entrega de la medalla W.E.B. Du Bois otorgada por el HutchinsvCenter que recibiría en Boston.
El gobierno Petro debería entender que es mejor estar del lado de los países latinoamericanos que rechazaron el ataque criminal en vez de alinearse con Cuba, Venezuela y Nicaragua. Se han cruzado los límites. En la diplomacia colombiana ha primado la imprudencia y, lo que es peor, la política exterior se ha manejado a través de las redes, contaminando a muchos ciudadanos que, esperamos, no conviertan su odio en antisemitismo. Que peligro.
Del enfoque que el gobierno le ha dado al ataque contra Israel es probable inferir que pretende afianzar sus relaciones con países que respaldan grupos como Hamás y Hezbollah, mientras se distancia de aliados tradicionales que auspician o contribuyen al desarrollo y mejoramiento social de la población colombiana.
Situación que impone señalar que el terrorismo deja su huella a perpetuidad. Prueba de ello es la toma del Palacio de Justicia por el M- 19, acto que aún repercute desfavorablemente en la historia del país. Sabido es que en esta agrupación militó, en un rango menor, Gustavo Petro. Otra, la constituye el atentado contra las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, agresión local con efectos globales. Ahora este pogromo que acabó con las vidas de 260 jóvenes de diversas nacionalidades y de más de 1500 israelíes nos acompañará hasta el día del Juicio Final. Hacemos votos al Altísimo para que primen la prudencia, la mesura, el sentido común, ya que no la compasión.
Que el atentado genocida de Hamás no sea el comienzo de una oleada de persecución y derramamiento de sangre como las que registra la historia. Los israelíes son nuestros amigos y aliados.
En medio de la tensión diplomática que Colombia mantiene con Israel, se llevó a cabo un encuentro del Presidente con el embajador de Israel el jueves 19 de octubre, pero los informes y notas de prensa que se conocieron luego de la reunión dejan en claro que Petro, por ahora, no condena el asesinato masivo ocurrido el 14 de octubre y que tampoco el embajador expresó si Israel reversa su decisión.
Todos estos acontecimientos que ponen a Colombia en peligroso riesgo nos obliga a todos los ciudadanos, unidos como corresponde, tengamos o no miedo, a reaccionar y actuar. “Ante las atrocidades tenemos que tomar partido. El silencio estimula al verdugo” (Elie Wiesel, Premio Novel de Paz)