
EnglishPor la tarde del pasado 27 de febrero recibí una noticia que, al principio, me pareció inverosímil, una broma de mal gusto: en Moscú fue asesinado el prominente político ruso Borís Nemtsov, a quien siempre he admirado por su valentía y por su incansable lucha contra el autoritarismo en Rusia en general y contra el paranoico exespía de la KGB en el poder, Vladímir Putin.
Ayer, 3 de marzo, miles de personas asistieron al entierro de Nemtsov en la capital rusa. Sin embargo, ninguno de los políticos en el poder (Putin o su títere, el primer ministro Dmitri Medvédev) asistieron al velatorio ni al entierro. Ni tampoco permitieron que entraran en el país para despedirse de Nemtsov varias personalidades europeas, entre ellas el presidente del Senado de Polonia, Bogdan Borusewicz; y Sandra Kalniete, diputada letona al Parlamento Europeo.
Para comprender el contexto de la muerte de este político liberal en una Rusia atormentada por el autoritarismo, seudovalores antiliberales y antilibertades, plagada de corrupción, mercantilismo y eterna esclavitud –tanto mental como económica–, es necesario recordar varios hechos significativos: la guerra que desató Rusia en Ucrania, los asesinatos y apresamientos de los inconformes con la locura, llamada “la política de Putin” y la propia labor de Nemtsov en pro de las libertades individuales y en contra de la corrupción.
El asesinato se produjo dos días antes de la así llamada “Marcha por la Paz”, convocada por Nemtsov y demás políticos de la oposición, en la que se pretendía mostrar al mundo que aun existen en Rusia ciudadanos que no apoyan la barbarie de Putin en el Este de Ucrania ni las políticas verdaderamente genocidas del Kremlin dentro de su propio país. Además, se mostraría (y se mostró el domingo pasado, en otra manifestación, en la que se despedía a Nemtsov) que “84% de los rusos apoyan a Putin” es una vil mentira del propio Kremlin.
Boris Nemtsov creyó hasta su último aliento que Rusia sí es capaz de salir del bache histórico en el que se encuentra. Fue unos de los políticos de la oposición más significativos e influyentes: cofundador y copresidente del Partido Republicano de Rusia-Partido de la Libertad Popular.
En el pasado, ya en la era postsoviética, primero fue gobernador de la región de Nizhny Nóvgorod (tercera ciudad más importante de Rusia) en 1991-1997, viceprimer ministro en el gobierno de Borís Yéltsin en 1997-1998 y, luego, diputado de la Duma Estatal (cámara baja del parlamento) en la que mostró su férrea oposición al autoritario Putin.
Conociendo desde dentro la situación política rusa, podemos afirmar que el crimen contra Nemtsov nunca será descubierto
Unas horas antes del asesinato, Nemtsov dio una entrevista a radio Eco de Moscú –una de las pocas estaciones relativamente libres en Rusia– donde reafirmó que temía por su vida. Además, según el exprimer ministro de Lituania, Andrius Kubilius, desde hace varios años Nemtsov estaba barajando la idea de emigrar de Rusia, pero posponía esta decisión por la necesidad de actuar, según sus principios, dentro del país.
Realmente, a pesar de que la noticia del asesinato nos sorprendió y entristeció a muchos, no era un hecho inesperado. Desde hace varios años Nemtsov recibía las amenazas anónimas, primero por su postura en contra de la guerra que Kremlin desató en Georgia en 2008, después contra la ola de impresionante corrupción que acompañó los preparativos de los Juegos Olímpicos de Sochi y, últimamente, por su dura oposición a las mentiras de Putin y sus lacayos sobre el terrorismo ruso en Ucrania.
De hecho –y es de suma relevancia para entender quién era Nemtsov para Rusia y quién lo mató–, publicó, en coautoría con otro político importante de la oposición, Vladímir Milov, varios informes bien documentados y bien argumentados sobre estos eventos políticos de la historia reciente de aquel país euroasiático y que desnudaron toda la aberración del putinismo: en 2008 vieron la luz dos informes (Putin. Resumen y Putin y Gazprom); en 2009 salieron Putin y la crisis y Sochi y los Juegos Olímpicos; en 2010, Putin. 10 años y en 2011 Putin. La corrupción.
Todos estos informes fueron publicados gracias a donaciones de particulares y distribuidos gratuitamente. Todos se han convertido en la lectura obligatoria para aquellos quienes aspiran a entender la esencia de la podredumbre del poder ruso. Recientemente fue anunciado el último informe: Putin. La guerra en Ucrania, al que más miedo tiene Kremlin debido a que Nemtsov y sus aliados habían logrado recabar evidencias irrefutables de la presencia del ejército ruso en el Este de Ucrania (cosa evidente que Putin sigue negando) lo que sería suficiente para que la ONU tomara decisión de reconocer a Rusia como un estado agresor y parte del conflicto bélico ucraniano y, quizá –y ojalá–, sea una prueba más para un futuro juicio contra el actual presidente ruso.
Conociendo desde dentro la situación política rusa, podemos afirmar que el crimen contra Nemtsov nunca será descubierto. En el mejor de los casos, se condenará a algún chivo expiatorio (cosa común en Rusia). Pero lo más probable es que nunca se esclarecerá este asesinato.
Y es evidente para los que conocemos Rusia, conocemos las atrocidades del presidente y de su camarilla, que el único interesado y culpable directo del delito es precisamente Putin, sin importar el móvil real de este homicidio.
Editado por Pedro García Otero