Cuba y Estados Unidos interrumpieron sus relaciones bancarias en septiembre de 1960, cuando la isla intervino las sucursales en su país de Bank of Boston, Nacional City Bank of New York y Chase.
Los banqueros americanos no tenían mucho conocimiento de la estructura de la banca cubana. Tampoco si ellos realizaban préstamos al consumidor o quiénes eran los principales participantes en la entidad. A su vez, los cubanos también tenían dudas del funcionamiento del sector americano.
David Seleski, director ejecutivo y presidente de Stonegate Bank, es el único norteamericano que ha aprovechado las nuevas oportunidades del sector financiero del gobierno de Obama. Indicó que “es una puerta que ha estado cerrada, y no ha habido interacción entre banqueros cubanos y estadounidenses por tanto tiempo, que tuvimos que comenzar con lo básico”.
Las regulaciones estadounidenses ahora permiten a los bancos poder apoyar las tarjetas de débito y crédito que utilizan los viajeros americanos que se dirigen a Cuba. También permiten financiamiento de algunas exportaciones que sean autorizadas. No obstante, todos los cubanos que estén en las isla podrán tener cuentas americanas y podrán utilizarlas en transacciones habituales.
Por otra parte, al gobierno americano le gustaría que los bancos aprovechen esta “alianza”, ya que la mayoría se ha mostrado en desconfianza.
La finalidad es que se puedan reunir para poder llegar a un punto en que ambas partes puedan escuchar las presentaciones de cada quien, las medidas de seguridad cibernética que plantean en contra del lavado de dinero y también puedan compartir sus perspectivas.
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Raúl Valdés-Fauli, presidente de Professional Bank, asistió a esta reunión, que llamaron taller, para entender mejor el sistema bancario cubano, conocer personalmente a algunos funcionarios del Banco Nacional de Cuba y ver cómo los bancos están trabajando con los emprendedores privados cubanos.
Indicó que aprendió una nueva sigla en español, TCP, trabajadores por cuenta propia, como denominan las autoridades cubanas a los que trabajan privadamente y no tienen empleos del gobierno. “Los negocios tienen algún nivel de financiamiento”, dijo. Y más sorprendente para él, los banqueros cubanos “hablaban con orgullo de ellos”.
Los que fueron a la reunión no tenían interés en la mayoría de los detalles de la economía cubana o en la manera en que los bancos cubanos y de Estados Unidos pueden hacer negocios, sino en el panorama general de cómo operan los sistemas bancarios de los dos países.
Por otro lado, el presidente de Apollo Bank, Rich Daily, comentó que le gustaría que se celebre otra reunión de seguimiento tan pronto como sea posible.
Por si fuera poco, el Banco Popular de Puerto Rico anunció mecanismos para ofrecer servicios de MasterCard en Cuba. “Tendrán que ser los dos gobiernos los que abran las puertas. A medida que el mercado cubano se abra más, puedo asegurarle que todos los emisores de tarjetas de crédito querrán tener una presencia allí”, dijo Dailey, pero agregó que queda por delante un “camino complicado” antes que llegue ese día.
Desde que Stonegate ofreció sus tarjetas de crédito en junio, han recibido hasta el momento por lo menos 850 solicitudes. Además, esta entidad en Cuba también avanza en otros frentes.
Fuente: El Nuevo Herald