
Hoy, de nuevo, los comerciantes de Bogotá han salido a protestar. Sus reclamos son cada vez más desesperados y el tono empieza a subir.
“Si nos toca volvernos delincuentes, como se está volviendo la gente por hambre y necesidad, lo haremos doctor Acero. Y no es una amenaza sino un clamor de desespero, estamos quebrados”, señaló una comerciante ante el secretario de Seguridad de Bogotá, Hugo Acero.
La tajante amenaza de esta mujer pone sobre la mesa una pregunta que debería hacerse, con toda la seriedad del caso, la alcalde Claudia López: ¿de qué va a vivir toda la gente a la que se le impide trabajar?
Sin lavarse las manos y sin buscar peleas con la presidencia, señora López: ¿de qué van a vivir aquellos a los que usted, con sus estrictas cuarentenas, les impide trabajar?
A esas personas que ya vieron su negocio morir o a las que ya despidieron, y que hoy no saben cómo conseguir el sustento diario, no les sirve para nada que una mujer salga en la televisión a decir que a ella sí le interesa la salud y por eso las cuarentenas estrictas siguen, que se preocupa por la salud de todos y que por eso la única forma de que un local comercial abra es exigirle un esquema de bioseguridad que cuesta millones y que es impagable para comerciantes que en este momento están al borde de la quiebra.
Y el asunto no solo es problema de los dueños de negocios, de los empleados, de los acreedores y de las familias de toda esta gente, moralmente es cuestionable la amenaza de la comerciante sobre dedicarse a la delincuencia, pero la realidad es que altas tasas de desempleo y una economía pobre en la que además se le impide a la gente ganarse el sustento de manera honrada, desemboca inevitablemente en un aumento de la criminalidad.
Según Fenalco, la situación para los comerciantes en Bogotá es “crítica”, una cuarta parte de ellos reporta que sus ventas han caído entre un 80 % y 100 %, y el 31 % de los comercios formales ha cerrado definitivamente, hablamos de 58 mil comercios cerrados.
Pero a pesar de estas angustiantes cifras y el drama que significa para los comerciantes, la alcalde López sigue empeñada en mantener cuarentenas estrictas. Mientras que otras ciudades como Cali y Medellín ya tienen parte importante de su sector comercial -incluyendo restaurantes- funcionando, y en la ciudad de la eterna primavera incluso se dará la reapertura total para septiembre, en la capital, López estrangula al comercio mientras repite como lora mojada que “la vida está primero”. ¿No sabe Claudia que la gente no solo muere de coronavirus? ¿No entiende que a diferencia de los políticos la mayoría de la gente si no trabaja no come?
Es entendible que las cifras de contagios y muertos en la capital causen preocupación, en ese caso la alcalde en vez de lavarse las manos debería buscar expertos que la asesoren en una mejor estrategia para prevenir el contagio, si es que está claro que la estricta cuarentena no está funcionando, y lo que sí está logrando es destruir la economía y condenar a muchos a la miseria.
Claudia López debe entender de una vez por todas que la forma de “enfrentar” el coronavirus no puede ser condenar a la gente a morir de hambre.