“El peso colombiano está de nuevo en problemas. Es hora de que el Gobierno deje oficialmente el peso y le dé a los colombianos lo que quieren: dólares”, tuiteó hace unos días el reconocido economista Steve Hanke. El profesor de la Universidad Johns Hopkins ha dado de qué hablar en Colombia con su propuesta de dolarizar la economía.
#Colombia’s peso is in trouble, again. Against the US #dollar, the #peso has shed 20% of its value in a little more than a year & 7% in the last month. It’s time for the govt. to officially dump the peso and give Colombians what they want: the US dollar.https://t.co/p2BT8W8ETv
— Prof. Steve Hanke (@steve_hanke) August 11, 2019
Tal como lo afirma el profesor Hanke, en poco más de un año el peso colombiano, frente al dólar, ha perdido el 20 % de su valor. Tan solo en el último mes ha perdido el 7 % y, si se mira el comportamiento del peso desde agosto de 2014 a la fecha, la moneda colombiana ha perdido el 45 % de su valor frente a la moneda estadounidense.
En Colombia, como en cualquier país, hay sectores que se ven beneficiados con la devaluación del peso, por lo que presionan para que la moneda pierda valor, sin importar que la mayor parte de los colombianos se ven perjudicados con este hecho. Pero, si devaluar fuera la clave para que un país sea rico, ¿por qué Venezuela o Zimbabwe, con sus monedas increíblemente devaluadas, no son países prósperos?
Lo que ocurre es que la riqueza de un país no proviene de devaluar la moneda. El dinero es solo un medio de intercambio y la prosperidad viene de la producción; de crear valor. Lo que se logra con la devaluación es permitir que aquellas empresas que no son competitivas, que no satisfacen a los compradores internacionales, sigan funcionando sin tener que hacer una reestructuración.
Lo que en realidad proponen los defensores del intervencionismo monetario es aumentar las exportaciones, no gracias a un incremento de la productividad (que sería lo correcto y adecuado), sino vía devaluación.
Ahora bien, intervenir para bajar el valor de la moneda puede aumentar las exportaciones en un primer momento, pero más temprano que tarde esas empresas que no son competitivas tendrán que reinventarse o quebrarán. Devaluar es tan fácil que en muy poco tiempo habrá un país que haya bajado los precios más que el nuestro.
La devaluación beneficia a unos cuantos grupos empresariales que no están dispuestos a competir, a costa del empobrecimiento de los trabajadores que verán disminuido su poder adquisitivo y, además, tendrán que privarse de comprar productos importados que por cuenta de la devaluación se vuelven mucho más caros.
El profesor Steve Hanke, ante el mal comportamiento de la moneda colombiana, pone el dedo en la llaga y vuelve a abrir la discusión sobre la necesidad de dolarizar la economía del país.
Por esta razón, PanAm Post le preguntó al economista cuál es la razón del mal comportamiento del peso colombiano y esto fue lo que nos respondió:
El peso colombiano ha perdido el 20 % de su valor en poco más de un año porque los colombianos no confían en la moneda. Cuando miran al futuro, se sienten mucho más cómodos con dólares que con pesos. Entonces, se deshacen de sus pesos y los cambian por dólares. Además, el dólar estadounidense es la moneda internacional del mundo. La mayoría de los productos e incluso muchos productos manufacturados se facturan y tienen un precio en dólares. El mundo funciona con un estándar en dólares. Es tan simple como eso.
También se le consultó al profesor Hanke cuál sería su mensaje para aquellos sectores que se empeñan en defender la devaluación:
“Aquellos que creen que devaluar es el camino hacia la competitividad y la prosperidad ignoran todos los hechos económicos y la evidencia. Si la devaluación condujera a la competitividad y la prosperidad, América Latina sería la región más próspera del mundo.
Entonces, ¿qué país es el más competitivo y próspero? Es suiza. Esto se debe a que, desde la Primera Guerra Mundial, el franco suizo ha sido la moneda más fuerte del mundo, apreciando un uno por ciento anual en términos reales ajustados a la inflación.
Esto significa que las empresas en Suiza no aceptan la falacia de la devaluación. Saben que deben fabricar productos superiores y hacerlo de manera rentable para seguir siendo competitivos. Eso es exactamente lo que hacen, y el resultado es un flujo constante de excedentes comerciales. En resumen, aquellos que abrazan la idea de la moneda débil simplemente no están mirando los hechos, sino que están hablando tonterías”.
Steve Hanke es profesor de economía aplicada en la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, y es uno de los expertos mundiales en medir y detener hiperinflaciones, sin duda una persona a la que el Gobierno colombiano debería escuchar.