Circula en internet desde hace ya algunos días un discurso de Yeonmi Park en un seminario de “One Young World”. La joven disidente norcoreana realizó dolorosas declaraciones sobre la situación en Corea del Norte además de relatar su infancia entre lágrimas, y su escape del país.
https://www.youtube.com/watch?v=xuK5q_8QEGQ
En sus palabras pudo verse reflejado el padecimiento de tantas generaciones de norcoreanos que han sido torturados y privados de libertad en mano de la dictadura de los Kim.
En Corea del Norte existe únicamente un canal de televisión. No hay internet. Se desconoce lo que sucede en el mundo. Nadie es libre para cantar, decir, vestir o pensar lo que quiera. La joven confesó jamás haber visto una historia de amor. En Corea del Norte no existen las redes sociales, los celulares, las novelas, los libros, las canciones, o las películas. Todas las historias son propaganda para promover la dictadura de los Kim.
Asimismo, la joven de 20 años contó que si uno tiene dudas sobre su gratitud al régimen dictatorial puede tener como consecuencia el hecho de que tres generaciones de la familia sean encarceladas o ejecutadas. Sin embargo, uno de las confesiones más impactantes fue la siguiente: “Lo reconozco. Pensaba que el dictador de Corea podía leer mi mente”.
Ese es el humillante modus operandi del comunismo. La ideología, la tiranía, la obligación de amar al líder por sobre todas las cosas ha destruido cada fragmento del ser humano, penetrando su mente y jugando a gusto con su libertad.
Mientras tanto, Kim Jong-Un posee innumerables campos penitenciarios para presos políticos y campos de detención –denominados “kwan li-so”–, donde envía a todo aquel que piense distinto. Allí los norcoreanos son obligados a hacer trabajos forzados bajo la tortura y la privación de todo tipo de libertad, sin la posibilidad de consumir alimentos, agua o dormir, y cuando alguno se niega a hacerlo, es ejecutado en público.
Los hechos que hoy en día acontecen en Corea del Norte son aterradores, y del mismo modo, son ignorados por una buena parte del mundo. El país ha estado dirigido por tres generaciones de los Kim, y la dictadura lleva más de siete décadas en el poder.
Más de 20 millones de norcoreanos están padeciendo las garras del comunismo de Kim Jong-Un sin poder escapar. El miedo, el culto al líder y la propaganda comunista marcan la vida diaria de Corea del Norte.