¿Es inminente, o tan siquiera posible, un golpe de estado en Venezuela, como lo sugiere la agencia de Inteligencia Stratfor? Analistas venezolanos, consultados por Panam Post sobre el tema, no logran ponerse de acuerdo en la factibilidad de que los militares impidan el retorno al poder de Nicolás Maduro, cuando este regrese de una larga (y hasta ahora infructuosa) gira por China y el Medio Oriente, buscando recursos para paliar el hueco en las finanzas públicas venezolanas, dejado por la caída de los ingresos petroleros. Pero coinciden que tal escenario agravaría la ya crítica situación del país.
Maduro, quien el jueves 15 de enero debería presentar su mensaje anual ante la Asamblea Nacional (Parlamento) se encontraba el 14 de enero en Rusia, intentando convencer al presidente de ese país, Vladimir Putin, de recortar su producción petrolera y así contribuir a que los precios del crudo se recuperen.
Se desconoce si asistirá a la sesión convocada por la asamblea, controlada por el gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), toda vez que ayer, mientras volaba desde Argel hacia Moscú, era esperado mucho más hacia Occidente, en México.
Según Stratfor, una agencia de análisis estratégico geopolítico, con sede en Austin, Texas (EEUU), “miembros de los mandos militares y fuerzas auxiliares de seguridad, conocidas como “colectivos”, se coludirán con la mayoría de los miembros del Congreso, pertenecientes al PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela) para impedir que Maduro regrese al Poder cuando vuelva al país (…) hasta ahora (el informe se emitió el viernes 9 de enero) no hay fecha para su retorno”.
Agrega la agencia de inteligencia que “dada la dramática situación económica de Venezuela, es factible que miembros del Gobierno estén planeando una acción extrema (…) la espiral económica descendente ha afectado, directamente, la capacidad de Maduro para gobernar. Tiene un porcentaje de aprobación de cerca de 20% (..) También ha luchado contra los diversos factores que forman el PSUV, amenazando la estabilidad del partido”.
Agrega el documento que hasta el momento ha habido protestas aisladas, pero un incremento de las mismas, y su consolidación, “podrían ser percibidas en el PSUV como una amenaza a la estabilidad de su poder” y que “podría considerarse en el partido la salida de Maduro como una manera de calmar la ira de la ciudadanía contra el Gobierno”. Afirma que será crucial observar si Maduro obtiene auxilio —y de qué tipo– en su gira por el exterior.
Hasta ahora, como el propio Maduro reconoce, los resultados de su viaje han sido magros: La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) no parece ganada a recortar su producción, y de las promesas de recursos obtenidos de China y Catar no hay precisiones. “Sin salvavidas económicos significativos (Maduro) tendrá pocas opciones de combatir la declinación económica de Venezuela”, concluye el informe.
Por qué sí, por qué no
Panam Post conversó con tres analistas del mundo militar en Venezuela: El exministro de Defensa Fernando Ochoa Antich, la abogada y profesora universitaria Rocío San Miguel, presidenta de la ONG Control Ciudadano para la Seguridad, Defensa y Fuerza Armada Nacional, y el teniente coronel, en situación de retiro, Iván Ballesteros, quien luego de trabajar con Hugo Chávez en los primeros años se convirtió en un acérrimo crítico de su Gobierno, y a través de un programa de radio, suspendido el año pasado por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, fustigó fuertemente tanto al fallecido presidente como a su sucesor.
Ochoa, quien fuera ministro de la Defensa en el momento en que Chávez lideró el golpe de Estado del 4 de febrero de 1992 contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez, considera “posible” mas no probable, que haya sectores dentro del chavismo que estén pensando en sacar a Maduro, a quien considerarían débil, sustituyéndolo por alguien “más radical”, lo que a su juicio, “solo profundizaría y haría inviable la crisis que vive el país, la más grave de su historia”.
Para este general en situación de retiro, “la única solución” a esa crisis es “buscar una salida Constitucional, un gobierno de Salvación y Unidad Nacional, en la que el chavismo también tendría que participar, entendiendo que tiene que ceder poder”. De no concretarse esto, Venezuela “va a morir de hambre”, como consecuencia de “16 años de desgobierno, que nos trajeron hasta aquí”.
Agrega que “el chavismo militar tiene que estar claro que una sustitución no es la alternativa, y de hecho, tendría consecuencias locales e internacionales que agravarían la crisis”.
San Miguel, por su parte, no ve “ninguna posibilidad” de que el análisis de Stratfor se haga realidad, y lo atribuye a que “radicales de ambos bandos están esparciendo rumores al respecto”. Señala que aunque los altos mandos perciben la crisis, “se encuentran muy cómodos con el statu quo”.
Agrega que aunque la crisis social es muy grave, aún no se ha traducido en una crisis política, y el Gobierno ha jugado, con éxito, la carta de la criminalización de la protesta. Indica, que, sin embargo, si se agravara aún más la situación social, al mundo militar “se le presentaría una situación interesante”, pero esto sería “en el mediano y largo plazo”.
“Aunque Maduro sufre un desgaste profundo como mandatario, yo no veo la posibilidad de un movimiento como lo considera Stratfor. Pertenece más al mundo de los deseos que de las realidades”, indica San Miguel.
Mientras, Ballesteros afirma que el análisis traduce lo que está sucediendo en el mundo militar venezolano: “Los militares en este momento tienen poder, pero tienen que compartirlo con el grupo de Maduro y de su esposa, Cilia Flores, y con el de Diosdado Cabello, quien no tiene el ascendiente que se le atribuye en la Fuerza Armada. Pueden sentirse tentados a manejarlo sin intermediarios”, afirma.
Agrega que el presidente nunca ha logrado tener el prestigio en el Ejército que tuvo en su momento Chávez, y que los militares perciben como más radical a Maduro que a su antecesor. Además, los altos mandos sienten la presión de EE.UU. por violaciones a los derechos humanos, y perciben que Maduro, en vez de mitigar el conflicto, lo agrava.
Señala Ballesteros que “no sé si es cuestión de días, o de meses, no hay una fecha, pero los militares saben que no están en capacidad de responder a un conflicto exterior, prefieren exponerse a un conflicto interno”.
Los tres coinciden en que el escenario de Stratfor derivaría en mucha mayor inestabilidad política, económica y social que la existente hoy.