Unas cuestionadas elecciones regionales en Venezuela dejaron en evidencia un “fraude electoral” que no se reflejó en las actas pero que no pudo ocultar ante el mundo lo que es realmente capaz de hacer una dictadura para mantenerse en el poder.
El pasado domingo 15 de octubre, el Consejo Nacional Electoral (CNE), que se ha convertido en el brazo comicial del chavismo, anunció que el oficialismo obtuvo 17 gobernaciones de un total de 23. La oposición venezolana por su parte, no reconoce los resultados, pero no tiene cómo demostrar con números que hubo un presunto fraude.
Y es que así como el “socialismo del siglo XXI” se ha convertido en una “dictadura moderna”, el modo de hacer trampa y ensuciar un correcto proceso de votación también se llevó a cabo de forma “moderna”. El fraude no está en las actas, el fraude está, sobre todo, en el antes y durante de estas elecciones.
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Mientras Tibisay Lucena, la principal rectora del CNE, asegura que “este ha sido uno de los mejores procesos electorales”, los 12 países de América que integran el Grupo de Lima y naciones europeas como España o Francia exigen una auditoría urgente del proceso. Piden que se esclarezca lo que sucedió. Sin embargo, una auditoría no revelará a profundidad el tamaño o nivel del descarado fraude implementado por el chavismo.
He aquí el fraude
En primer lugar habría que mencionar qué hizo el CNE para lograr que Nicolás Maduro obtuviera la victoria: retrasó las elecciones hasta que ajustó una fecha a conveniencia; impidió el registro de nuevos electores; modificó el registro de votantes; reubicó a última hora los centros de votación; eliminó el uso de la tinta indeleble y el captahuellas; viólo la ley al impedir la sustitución de candidatos en el tarjetón y permitió el ventajismo descarado por parte del oficialismo.
A esto se suma la desmotivación de los electores que no estaban de acuerdo con votar con un CNE que se inventó unas cifras cuando se eligió la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente (ANC); números que fueron desmentidos por Smartmatic, la empresa que estaba encargada de totalizar los votos.
Fue Smartmatic la que por primera vez en la historia de Venezuela detectó millones de votos falsos en la Constituyente. Hasta ahora el CNE no ha tenido cómo demostrar que el chavismo obtuvo 8.000.000 de votos.
Ese fraude, y la pacividad de la oposición al decidir participar en elecciones y al permitir que la Constituyente se instalara, fue lo que también impulsó a miles de venezolanos a salir de Venezuela o abstener su voto.
Votar o no votar fue y sigue siendo un dilema: si se salía a votar se estaría legitimando a un CNE fraudulento, y si no se salía a votar se entregarían o regalarían todas las gobernaciones sin luchar; sin embargo, hubo fraude con y sin votos y el chavismo obtuvo casi todas las gobernaciones. Pero la participación de la oposición dejó una vez más en evidencia cómo el CNE hizo hasta lo imposible para entorpecer el voto.
Y es que el CNE importó mecanismos que regímenes como el de Daniel Ortega en Nicaragua han implementado para poder mantenerse en el poder; de hecho se conoció que una comisión nicaraguense llegó a Venezuela a preparar la derrota de la oposición.
Esta comisión habría asesorado al órgano electoral en la implementación del “método del Ratón Loco” que consistió en cambiar de ubicación a última hora los centros de votación para que la gente no supiera dónde votar y se movilizara de un lugar a otro.
La misión habría estado presidida por el nicaraguense Telémaco Talavera, quien ha participado activamente en las elecciones en Nicaragua de manos del oficialismo y participó en Venezuela como “observador internacional”.
Roberto Abdul, presidente del comité directivo de la asociación civil Súmate, ONG con experiencia tecnológica y logística en cobertura de eventos electorales, explicó al PanAm Post que hasta el momento no existe una diferencia entre los resultados que reflejan las actas y los números anunciados por el CNE, sin embargo, coincide en que estas elecciones fueron “injustas, y hasta fraudulentas”.
El retraso en las elecciones fue “clave”
Abdul explica que el proceso electoral venezolano es un proceso diseñado y controlado por un CNE completamente parcializado y a favor del Gobierno de Nicolás Maduro. Explicó que el CNE convenientemente pautó las fechas de las elecciones a destiempo ante una coyuntura interna en la oposición:
“Estas elecciones debieron realizarse en diciembre de 2016 que era cuando se vencía el mandato de los gobernadores y los miembros de los Consejos Legislativos, sin embargo, el CNE decidió no convocar a dicha elección, y más tarde pasado el tiempo establecido en la carta magna, informó que se llevarían a cabo en el primer trimestre de 2017, cosa que tampoco sucedió”.
El CNE esperó a que la oposición se fraccionara y se diera un descontento interno para convocar a elecciones; aprovechó la desmotivación de una población que aspiraba a que la oposición actuara de otra manera: nombrara a nuevas autoridades electorales y un Gobierno de transición a pesar del riesgo de prisión que podían correr los “protagonistas”.
Violaciones e irregularidades
“Fue un proceso plagado de violaciones al debido proceso en materia electoral. No se hizo un operativo nacional garantizando los puntos de actualización del registro electoral, así como también se le impidió a la oposición la sustitución de candidaturas, lo que también influyó en los resultados”, dijo Abdul.
Y es que el CNE no aprobó la sustitución de candidaturas y le tocó a cada elector verificar quién ganó las primarias en cada estado para no perder su voto, lo que significó una trampa para los votantes opositores.
El venezolano que votó por equivocación por otro candidato que ya no estaba postulado perdió su voto, y eso fue lo que pasó en el estado Bolívar donde 3.787 opositores le otorgaron su voto a Francisco Sucre quien salía en el tarjetón electoral pero que se había retirado con antelación para respaldar a Andrés Velásquez quien ganó las primarias opositoras.
#PulsoRegional .@AndresVelasqz "Denuncio ante Venezuela y el mundo un fraude elector en el estado Bolivar" #18Oct via @PableOstos pic.twitter.com/Cqh2jI7tFm
— Analítica (@Analitica) October 18, 2017
Si el CNE hubiese permitido la sustición de candidatos como lo establece la ley electoral, Francisco Sucre no hubiese aparecido en el tarjetón y sus votos serían de Velásquez. Ahora la gobernación de Bolívar está en manos del chavismo.
Con una diferencia de 1.481 votos entre Noguera y Velasquez. Los 3.787 votos de F. Sucre cuentan (CNE negó su sustitución por Velasquez) pic.twitter.com/2x9y7yU2Qe
— Eugenio G. Martínez (@puzkas) October 18, 2017
Una “rebanadora” de votos
Abdul explicó que existió una “caída importante en el voto opositor” en relación con las elecciones de diciembre de 2015. “Si bien había descontento con la oposición, todas estas acciones del CNE generaron desestímulo en la participación, dada la poca credibilidad que genera esta institución”, señaló.
El representante se Súmate explicó que la reubicación de más de 200 centros de votación tres días antes de las elecciones en lugares de difícil acceso también influyó en los niveles de abstención.
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Otra acción fraudulenta por parte del CNE se dio al no reconocer testigos opositores impidiendo el ingreso de lestos a los centros de votación; ellos eran garantes del proceso y en muchos centros no pudieron ejercer su labor.
“Hubo testigos presionados por activistas del Gobierno y fueron obligados a abandonar los centros de votación”, denunció Abdul.
“Fue una combinación de acciones que nosotros llamamos el Método Salami porque el CNE fue rebanando votos opositores”, concluyó.