“Si yo estuviera en Venezuela, votaría hasta con las dos manos, yo no dejo de votar más nunca en mi vida”; así lo afirmó al PanAm Post, Gonzalo Oliveros, magistrado del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), quien se encuentra en el exilio tras la persecución del régimen de Nicolás Maduro.
A propósito de la instalación del inédito TSJ en el exilio, Oliveros explicó que los magistrados contarán con el apoyo de “gobiernos amigos” para enfrentar a la delincuencia transnacional que opera en Venezuela.
Y es que el pasado 21 de julio, tal y como lo establece la Constitución de Venezuela, la Asamblea Nacional designó y juramentó a los integrantes del poder judicial, que previamente se sometieron ante un Comité de Postulaciones. Sin embargo, apenas horas después del acto, la dictadura de Maduro los desconoció y acusó de “traición a la patria”.
Cada quien hace su trabajo. Los Magistrados designados el 21.07 instalaremos el TSJ el 13. El 15 esperamos que el país vote por nosotros.
— Gonzalo Oliveros N. (@barraplural) September 30, 2017
Algunos juristas se refugiaron en las embajadas de Chile, México y Panamá, mientras que otros optaron por el exilio. Gonzalo Oliveros es uno de ellos y se encuentra actualmente en Bogotá; desde allí explicó los detalles del funcionamiento de este TSJ y la importancia de salir a votar este domingo 15 de octubre:”Nosotros todos los que estamos en el exilio y en Venezuela tenemos que seguir la lucha. Tenemos que ayudar a rescatar nuestro país”.
¿Cómo surge la idea de este TSJ venezolano en el extranjero y cómo va a funcionar?
Tras nuestra designación, Maduro anunció en cadena de radio y televisión que a los magistrados se les juzgará por el delito de traición a la patria, un delito que solo se configura en un estado de guerra. Dijo, además, que bloquearía nuestras cuentas y ropiedades y que no tendríamos “derecho a la defensa alguna”.
32 de nosotros pasamos a la clandesitinidad y 2 renunciaron por presiones. Ya buena parte de nosotros está fuera de Venezuela, unos están en Estados Unidos, Chile, Panamá y Colombia.
Estos son los costos de vivir en nuestro país en las circunstancias en las que estamos, pero decidimos que tenemos que ayudar desde el sitio donde estemos.
Si me preguntan cómo vamos a hacer cumplir nuestras decisiones en territorio nacional, yo contesto: difícilmente en Venezuela se hará cumplir la decisión que nosotros tomemos, pero si los países amigos acatan nuestras decisiones y toman medidas, eso impactará sin ninguna duda en territorio venezolano y habremos cumplido nuestro cometido.
Este no es un tribunal normal, es un tribunal excepcional. Aquí estamos enfrentando nosotros la situación de los derechos humanos, de la ruptura del orden constitucional, la delincuencia transnacional que ha desviado los dineros de los venezolanos y que disfrutan unas pocas manos en el exterior.
No se trata de resolver sentencias de divorcio, ni problemas de prestaciones sociales, este TSJ tiene que funcionar excepcionalmente porque todos sus integrantes están en el exilio.
¿Si se encuentran en diferentes países, cómo van a reunirse?
La ventaja de las comunicaciones es que ahora nos vamos a poder reunir por distintos medios. Los temas los someteremos a votación como corresponde en un tribunal. La distancia no va a ser impedimento para que nosotros podamos decidir lo que a nosotros concierne de acuerdo con nuestra acta constitutiva que se refiere a la ruptura del orden constitucional en Venezuela, al problema de los derechos humanos, a la violación de los derechos constitucionales de los venezolanos y al tema de la delincuencia transnacional.
¿Que tipo de decisiones tomará este TSJ?
Te pongo un ejemplo hipotetico, pensemos que a “Pedro Pérez”, exfuncionario del Gobierno venezolano se le detectan cantidades de millones de dinero en el exterior y que se produce una acción destinada a enjuiciarlo e incautar sus bienes; se le dirige una rogatoria a los países para que procedan en la incautación de esos bienes y ese Gobierno acata esa instrucción, allí estaríamos ayudando.
Estaremos ayudando porque estamos poniendo en evidencia que se enriqueció y en lugar de servir al país se sirvió a sí mismo con dinero mal habido, y porque ese dinero en algún momento retornará a las arcas públicas y permitirá mejorar la calidad de vida. Este es un ejemplo hipotético, pero que es perfectamente factible porque lamentablemente en estos 18 años un grupo de personas en lugar de servirle al país lo que hizo fue engrosar su cuenta bancaria.
Ya que usted está en Colombia, ¿se ha reunido con la fiscal Luisa Ortega?, ¿ella va a aportarles con la información que pueda tener?
Conforme a la legislación venezolana le corresponde el ejercicio de la acción penal a la fiscal, pero recordermos que en materia de delincuencia organizada transnacional ella no tendría por qué trabajar exclusivamente con nosotros, basta que a cualquier país que haya suscrito el acuerdo de Palermo que regula esa situación, se le requiera una actuación para que proceda.
Yo creo que en esa materia de delincuencia transnacional se está avanzando y en silencio como debe hacerse, porque a los bandidos no hay que advertirles lo que se va a hacer.
Creo que Luisa Ortega está en la obligación de hacerlo y además estimo que tiene un interés político interno, no tengo la menor duda de que ella quiere representar de alguna manera una parte del chavismo que no está de acuerdo con lo que está haciendo el Gobierno en ejercicio.
Con ella tuvimos una reunión interesante. Los magistrados que estamos aquí en Bogotá intercambiamos con ella impresiones como dos poderes institucionales, pero decir que hemos tenido una reunión de trabajo no procede en lo absoluto porque somos dos órganos independientes.
¿Han hablado ustedes, los magistrados, de cuál va a ser el primer tema a tocar una vez se haya dado la instalación?
Primero debemos resolver el tema del reglamento de funcionamiento, hasta tanto eso no esté definido y aprobado por la mayoría no podremos avanzar.
Soy parte de la comisión que fue designada para preparar el reglamento, lo discutimos entre nosotros y hasta obtuvimos diez reglamenos. Ya el décimo proyecto fue consignado a los distintos magistrados para que se hagan las diversas observaciones, discutamos y definamos.
Se acercan las elecciones en Venezuela, ¿qué piensa sobre el papel de la oposición y la disyuntiva de abstenerse o no?
Como magistrado a mí no me corresponde juzgar la conducta de los dirigentes de oposición; sobre el tema de votar o no votar, esa discusión es moral.
En el año 1998 el presidente Chávez fue electo con un poco más de 3 millones de votos, pero más de 4 millones se abstuvieron, probablemente esos 4 millones tenían una razón moral para no votar, una razón muy válida, pero esa razón es la que posiblemente me mantiene exiliado en Bogotá.
En el año 2005 por razones morales muy válidas decidimos no votar, la consecuencia fue que se instaló una Asamblea Nacional 100 % representante del Gobierno, que trajo este Consejo Nacional Electoral (CNE) que ahora tenemos y el Tribunal Supremo de Justicia.
Las razones morales son permitidas en el ámbito religioso, pero en el político a veces hay que ser más pragmático. Si yo estuviera en Venezuela, votaría hasta con las dos manos, yo no dejo de votar más nunca en mi vida, me abstuve por razones morales en el 2005, pero yo no me vuelvo a abstener. Por no ir, dejamos que el país lo conduzca la peor gente.
Yo respeto a quienes se abstienen, pero no comparto su opinión. Uno en elecciones no puede pasar una factura moral, es una factura política y hay que pasarla votando y castigando a quienes mantienen un mal Gobierno y nos mantienen con la nevera vacía.
Uno con el voto sanciona al que gobierna mal, no al que quiere gobernar. Se trata de ver quién me está beneficiando y quién me está castigando.
¿Cuál es la importancia de un TSJ en el exilio en plena dictadura?
El Gobierno venezolano es un gobierno dictatorial. Cuando el régimen decidió salir de la Constitución se convirtió en una dictadura, una situación que no es nueva; en Venezuela nosotros tenemos un desconocimiento continuado de la Constitución.
Ese desconocimiento se inició con Hugo Chávez en el poder cuando perdió la reforma constitucional donde se contempló el tema de la reelección indefinida, y optó por una enmienda a pesar de haber perdido. Luego de eso, cuando el opositor Antonio Ledezma ganó las elecciones de la alcaldía mayor, Chávez le creó la Autoridad Única de Caracas y desconoció el mandato del pueblo.
Cuando el 10 de enero de 2013 el Tribunal Supremo de Justicia inventa el criterio de la continuidad para que Chávez no tomara posesión porque estaba en Cuba tratando su enfermedad, se produjo una ruptura de la Constitución. Allí lo que debió ocurrir es que ante la ausencia del presidente de la república, inmediatamente el cargo debía asumirlo el presidente de la Asamblea Nacional, y 30 días después llamar a elecciones. Eso no se hizo.
Lo que ocurrió este año con las decisiones del TSJ restándole competencias a la Asamblea Nacional, que fue lo que finalmente produjo un escándalo mundial, también fue parte de otra ruptura del orden constitucional.
En relación con qué va a hacer el TSJ en el exilio, te digo que tenemos dibujo libre porque en este momento podemos hacer todo y no podemos hacer nada. Esto es un diseño que todos los días se construye, se modifica y se mejora. Todo va a depender de los términos en los cuales se apruebe el reglamento.
¿Cómo piensan iniciar investigaciones a nivel internacional?, ¿cuentan con apoyo de diferentes gobiernos?
Seguramente que contaremos con la ayuda de los gobiernos amigos del pueblo de Venezuela. Insisto, tenemos que resolver primero el tema del funcionamiento del reglamento para poder saber cómo vamos a dibujar el tribunal.
Corresponderá a los demás países decidir si acatan o no nuestras decisiones, dado el caracter excepcional del TSJ, pero no es prudente que uno informase con qué aliados cuenta, porque recordemos que el Gobierno venezolano también tiene aliados, no queremos crear problemas iniciales.
Uno no le informa al adversario con qué herramientas cuenta para enfrentarlo.
¿Está de acuerdo con que continúe el diálgo entre el régimen y la oposición?
Los amigos conversan, los adversarios dialgan, en todo conflicto tiene que haber diálogo porque solo hay dos maneras de resolverlo, o a tiros o hablando.
Los venezolanos no queremos los tiros porque además del lado que se adversa al Gobierno, armas no hay, lo que ha habido de ese lado son víctimas y sangre.
No es lo mismo un diálogo hace 4 meses, que el diálogo el 16 de octubre luego de las elecciones. Porque hace 4 meses desde el punto de vista político el sustento de quienes adversan al Gobierno eran 4 gobernaciones; el 16 yo creo que pueden ser dos veces más.
La gente dirá que las gobernaciones no aportan nada, pero las gobernaciones sí aportan, porque recientemente el CNE dijo que supuestamente el régimen había sacado 8 millones de votos en la Constituyente; y ahora no solo van a tener que contar las papeletas, sino que quienes adversan al Gobierno van a tener un soporte en la mano.
Conversaciones tiene que haber, uno tiene que mentalizarse que es posible que eso implique la fijación de un cronograma electoral, porque recordemos que hay elecciones atrasadas y elecciones presidenciales previstas para el año que viene.
Si tú me preguntaras cuándo creo yo que se termina esta situación, desde que salí de Venezuela tengo en mente una fecha: 10 de enero d 2019 cuando finalice el período presidencial actual.