
Chile implementó a finales de junio una ley restrictiva y severa para combatir la obesidad; la primera de este tipo en el mundo. Con esta normativa las empresas debieron adaptarse y cambiar el etiquetado, el componente de sus productos y hasta sus menús.
Luego de una tramitación de cinco años en el Congreso y cuatro de adecuación de la industria, la nueva legislación chilena se asocia directamente con las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Aunque algunos países de la Unión Europea, México y Ecuador ya utilizan el sistema de etiquetado con diversas exigencias, ninguna se acerca a lo implementado por Chile.
Es “la ley más exigente del mundo en el aspecto de que hay una serie de recomendados por la Organización Mundial de la Salud con respecto a las cantidades de ciertas sustancias: por ejemplo con la sal, entre cinco y seis gramos al día”, dijo la doctora Paloma Cuchí, representante regional de la OMS y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Chile.
La normativa consta de la aplicación de etiquetas especiales en los alimentos sólidos y líquidos, además prohíbe la venta de ciertos productos en las escuelas y su publicidad en horarios dirigidos a menores de 14 años.
La firma italiana Ferrero, que produce el chocolate “Kinder Sorpresa”, protestó y amenazó con impugnar la ley ante instituciones nacionales e internacionales, acusándola de que la misma “afecta la reputación de uno de sus productos más populares”.
Por su parte, McDonald’s, la famosa cadena de comida rápida estadounidense, modificó su tradicional Cajita Feliz para adaptarse a los estándares de la nueva ley que acaba de entrar en vigor en Chile para combatir el sobrepeso y la obesidad, principalmente en niños.
Una hamburguesa más delgada, sin mayonesa ni queso; papas fritas pequeñas y casi sin sal, además de un jugo bajo en calorías o una bebida “light”, más un yogurt o un puré de manzana forman parte de la nueva ‘Cajita Feliz’ que McDonald’s comenzó a comercializar en ese país.
Otras empresas también tomaron medidas, como Coca Cola, que cambió su etiquetado para diferenciar sus refrescos azucarados de los “light”, o la barra de cereal de Quaker, que redujo sus niveles de grasa, sal y azúcar, de 40% a 16%.
Los alimentos poco saludables deben llevar en su envase un sello en forma de octágono de color negro semejante a una señalización de tránsito “alto”, en el cual deberá advertir que contiene altos índices de calorías, grasas saturadas, azúcares y sodio, según sea el caso.
La presencia de uno o más sellos en un producto indica que contiene nutrientes que se asocian a la obesidad y otras enfermedades crónicas.
Dichos alimentos deberán evitar dibujos o logos que inciten a su adquisición en tiendas y supermercados.
Chile es el segundo país con más obesos de América Latina y presenta una de las tasas más altas de obesidad infantil, según datos de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO).
Fuente: El Informador