Después de tres décadas, con Luiz Inácio Lula da Silva en el poder, el Congreso de Brasil ha aprobado una reforma tributaria. Se supone que esta reforma simplificaría la manera en que son recaudados los impuesto. Sin embargo, el impacto que tendrá en la vida cotidiana de los brasileños creará dificultades en cuanto a la cantidad de impuestos que tendrá que pagar y como todo esto impactará en el ambiente de negocios del país.
En esta reforma, el IVA podría ser el más caro del mundo, en 27,5 %. Además, se creará el impuesto selectivo con la idea de que puedan cobrarse tributos a productos o servicios que los legisladores consideren perjudiciales para la salud o el medioambiente.
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Pero hay dos aspectos que en lo particular me llaman la atención: primero, la reforma tributaria no está del todo lista, lo que obliga al Congreso a legislar leyes complementarias en 2024. Esto podría traer como consecuencia, según varios analistas, que aumente el número de casos en la justicia por incumplimiento, lo que se traduce en un aumento de la inseguridad jurídica sobre procedimientos tributarios por parte de empresas y contribuyentes. Por otra parte, se prevé una transición de siete años entre el antiguo y el nuevo sistema tributario, es decir, durante todo este tiempo los ciudadanos convivirán con los dos sistemas simultáneamente. ¿Acaso esto no serían jugosos incentivos para que aumenten los casos de corrupción dentro del sistema?
Por otra parte, la reforma plantea un modelo centralizador, es decir, propone la creación de un comité gestor para gerenciar la distribución de los recursos. El gobernador de Goiás, Ronaldo Caiado, ya se ha manifestado en contra de ello y se propone entrar en la justicia para evitarlo, bajo el argumento de que contraviene el principio de la división de los poderes y acaba con la autonomía de los Estados y municipios y el concepto de Federación de la República.
El diputado federal, Luiz Phillipe de Orleans e Bragança, quien ha sido uno de los que ha protagonizado el debate sobre la importancia de una reforma tributaria para Brasil, ha dicho en su cuenta en X (antes Twitter) que ahora hay dos manicomios tributarios. “En la medida en que los estados, municipios y diversos sectores de la economía comiencen a juntar las piezas de lo que fue aprobado, esta afirmación quedará más evidente”.
Antes da reforma tributária tínhamos um manicômio tributário. Agora teremos dois. Assim que os estados, municípios e diversos setores da economia começarem a encaixar as peças do que foi aprovado essa afirmação ficará mais evidente.
— Luiz Philippe de Orleans e Bragança (@lpbragancabr) December 16, 2023
Pero esta reforma tributaria no ha sido el único hecho que marcará el devenir de Brasil en los próximos años, sino que el 13 de diciembre fue aprobado en el Senado la propuesta de Lula da Silva para el STF. Se trata de su actual ministro de Justicia y su gran amigo personal. Flavio Dino ha confesado ser comunista y ha defendido el comunismo en varias ocasiones. Este sujeto ha sido radical contra el bolsonarismo y contra los brasileños que se encuentran presos por los actos del 8 de enero en Brasilia. Con 47 votos a favor en el Senado, ha sido aprobado para ser un nuevo miembro del Supremo Tribunal Federal de Brasil.
Todas estas situaciones obligan a reflexionar sobre la dimensión de la fuerza real que fácticamente tiene la oposición en el Congreso para frenar el avance de la agenda revolucionaria. Reflexión que cobra importancia en 2024 frente a las elecciones locales y que son una oportunidad para proyectar la composición de las fuerzas electorales de cara a las elecciones al Congreso y a la Presidencia en 2026.