El pasado miércoles seis de diciembre el presidente estadounidense Donald Trump reconoció a Jerusalén como capital de Israel.
En consecuencia, Estados Unidos mudará su embajada de Tel Aviv a Jerusalén, donde se encuentra la Knesset (parlamento israelí), así como la Corte Suprema, las respectivas residencias del presidente, el primer ministro y otros importantes entes gubernamentales.
La decisión de Trump no fue bien recibida a nivel internacional. Antisemitismo, antipatía hacia el actual mandatario de los Estados Unidos, desconocimiento de la historia de Israel y miedo a represalias del extremismo musulmán (muy particularmente en Europa) son algunas de las causas de este rechazo casi unánime.
No obstante, el expresidente demócrata Barack Obama ya en el 2008 había realizado declaraciones en la misma línea de acción. Claro, el exmandatario es más carismático que su sucesor, por lo que su reconocimiento pasó casi desapercibido.
Al respecto, PanAm Post charló con la uruguaya Janet Rudman, licenciada en Relaciones Internacionales que ha sido editora de varias publicaciones judías como Kesher, TuMeser.com y actualmente, JAI Uruguay.
¿Hay una importancia real en que Trump haya reconocido a Jerusalén como capital de Israel o es más una medida simbólica?
El tema Jerusalén forma, junto con el futuro de los asentamientos israelíes y el destino de los refugiados palestinos, el nudo de la solución de este conflicto.
Por lo tanto, la decisión de Trump es mucho más que una medida simbólica. Al reconocer que Jerusalén toda es la capital del Estado de Israel, está cambiando la base para futuras negociaciones, que ya no partirían de la premisa de la ONU (Jerusalén Este capital de un estado palestino).
… Este reconocimiento ¿se traduce en cambios tangibles al ciudadano israelí
La capital administrativa de Israel ya estaba desde hace décadas en Jerusalén. Así que el día a día del ciudadano israelí no cambiará por ello. En la mente de los israelíes Jerusalén ya era la capital, por lo cual el reconocimiento de Trump no lo cambia.
Los líderes de Hamas y Hezbollah están llamando a una tercera intifada, que ya está surtiendo efectos. También cabe preguntarse cuáles serán los próximos pasos de la administración norteamericana.
La decisión sobre Jerusalén seguramente es parte de una estrategia armada para forzar la ruta hacia la paz. Pueden llegar exigencias dolorosas también para los ciudadanos israelíes como el futuro de los asentamientos.
… Israel vive hace ya décadas bajo intimidación terrorista, en este contexto ¿qué tan trascendentes son las amenazas de Hamas?
Después de la última guerra de Gaza en el 2014, se había llegado a un status quo por el cual la violencia se había reducido a un mínimo. Sin embargo, a esta altura está claro que si bien recrudecerá la violencia no parece alcanzar el nivel de intifada con el que amenaza Hamas. Eso no cambia el hecho de que no se debe dejar de tomar decisiones por miedo a las amenazas.
¿Cree que la reacción del mundo hacia esta proclamación hubiese sido más amena si hubiera sido Obama quien realizara tal proclamación? Algo que sí hizo (al menos en el discurso), dicho sea de paso, incluso hablando de dos posibles Estados
La diferencia radica en que Obama no hubiese tomado esta decisión sin ser parte de una negociación. Las negociaciones entre palestinos e israelíes ya llevan más de veinte años sin éxito.
Trump decidió patear el tablero y dar, en mi opinión, un primer paso unilateral. Fuese quien fuese quien tomara la decisión, la reacción sería la misma porque Jerusalén tiene un fuerte significado para ambos pueblos.
Me llama la atención como ante la sola amenaza de violencia en este caso la comunidad internacional critica a Trump cuando Obama es responsable por cantidad de muertos, consecuencia de la primavera árabe en Siria, Libia, Yemen y nadie se los echa en cara
¿Por qué cree que Europa no acompaña la decisión del presidente norteamericano?
El triángulo Israel/Jordania/Autoridad Palestina es un oasis de paz en medio de una región convulsionada por el Estado Islámico y las guerras civiles. Arriesgar este status quo asusta a los Gobiernos europeos. Aunque ese status quo signifique inmovilidad y falta de soluciones al conflicto.
Lo invocan como si fuera algo religioso e intocable cuando en realidad el tiempo ha demostrado que no conducirá a una solución real y final al problema.
Por último, ¿qué opinión le merece el llamado de atención hacia la embajadora de Israel en Uruguay, Nina Ben-Ami, tras haber hecho pública su decepción?
Me parece que la embajadora no utilizó los canales habituales de comunicación y expresó su pesar por la decisión del Gobierno uruguayo en Twitter. Si hubiera hecho una nota a la Cancillería, esto no hubiera trascendido.