Entre abril y julio de este año, las masivas protestas ciudadanas contra la dictadura de Nicolás Maduro dieron luz a una nueva generación de héroes en la patria de Miranda, Bolívar y Sucre. En un país en el que la oposición oficial al régimen se ha rendido una y otra vez ante las amenazas, argucias y chantajes del chavismo, surgió inesperadamente— de manera espontánea y descentralizada,— un grupo de jóvenes claramente dispuestos no sólo a enfrentarse a un dictador y a todo su feroz aparato de represión estatal, sino también a dar la vida por la libertad de Venezuela. Pronto estos muchachos— en gran parte estudiantes y jóvenes profesionales,— vinieron a ser conocidos con un nombre que describe a la perfección tanto su espíritu como su razón de ser: la Resistencia.
¿Resistencia a qué? A un régimen que deliberadamente propaga el hambre entre sus ciudadanos por causa de su delirante obsesión por llevar a cabo su “Socialismo del Siglo XXI”, el cual ha destruido prácticamente todo mecanismo de mercado— por ende causando escasez a gran escala,— en una economía que hace unas décadas fue la más próspera de América Latina. La Resistencia también se enfrenta a un Estado policial cuyos apparatchicks, no sólo asesorados sino también comandados por los agentes cubanos de Castro, no sienten escrúpulo alguno a la hora de intimidar, torturar y hasta asesinar a quienes no se someten a su mando arbitrario.
https://twitter.com/ResistenciaV58/status/925042139347718144
La Resistencia, sin embargo, también les ha ofrecido a los venezolanos una alternativa fresca, valiente y necesaria a una oposición oficial cuyos líderes no han estado a la altura de las circunstancias. De hecho, con la reciente participación de prácticamente todos los partidos opositores en las elecciones regionales que sagazmente convocó Maduro— y con la juramentación de cuatro gobernadores de la oposición ante la ilegal asamblea constituyente del tirano,— es difícil concluir algo distinto a lo siguiente: Venezuela no tiene una oposición real; simplemente existen los chavistas por un lado y, por otro, sus facilitadores.
A diferencia de una larga serie de políticos veteranos que, vez tras vez, han sido aventajados o simplemente intimidados por el chavismo hasta la sumisión, los inexpertos jóvenes de la Resistencia lograron liderar el esfuerzo que, al paralizar a Caracas y otras grandes ciudades en junio y julio, puso a Maduro contra las cuerdas. Fueron ellos quienes asumieron los mayores riesgos en las marchas, movilizaciones y actos de desafío contra las fuerzas estatales en una lucha del todo asimétrica.
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Protegiéndose con prendas de vestir (para taparse el rostro y no respirar los gases lacrimógenos que lanzan las fuerzas de seguridad), escudos improvisados, muchas veces hechos con plástico obtenido de tanques de agua, “chalecos antibalas” producidos con material de alfombra y cascos para obreros (en el mejor de los casos), los jóvenes de la Resistencia pusieron a temblar a un régimen armado con tenebrosas máquinas de guerra: vehículos blindados (VN-4), “murciélagos” (ABV-1), “ballenas” (camiones con cañones de agua), todos comprados a la dictadura china. Sus fuerzas de choque son escuadrones anti-motín que cuentan con la protección de “armaduras Robocop” (también obtenidas de la empresa estatal china NORINCO).
La colosal desproporción de fuerza armada entre el régimen y la Resistencia, sin embargo, sólo alentaba a los jóvenes a luchar con más vigor, anteponiéndose a ráfagas de balas de caucho y, no en pocas ocasiones, de plomo. Según Sabrina Martín, joven reportera del PanAm Post que exhibió gran coraje al cubrir las protestas en las calles de Caracas, “llegó un momento en que los miembros de la Resistencia parecían inmunes a las bombas” que les disparaba la dictadura. A nivel internacional, las imágenes y vídeos de la lucha en las calles daban la impresión de que, en Venezuela, un creciente grupo de muchachos valientes se enfrentaban a una fuerza invasora; por eso también el adecuado nombre de la Resistencia.
PHOTOS: Anti-government protesters clash with police in #Caracas #Venezuela . – @RCTVenlineapic.twitter.com/MiIyx3wqHc
— Conflict News (@Conflicts) May 3, 2017
Justo cuando los épicos esfuerzos de la Resistencia estaban llegando a un máximo nivel de eficacia, la dirigencia política de la oposición venezolana traicionó a los jóvenes arriesgando sus vidas en las calles al aceptar participar en una serie de “diálogos” con el régimen de Maduro, una trampa auspiciada por idiotas útiles internacionales (entre los cuales se destaca el expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero) y, más sospechosamente, por el Vaticano. El resto es parte de la triste historia de la ineptitud política (o malicia intencional) de politicastros nominalmente anti-chavistas como Henry Ramos Allup, personas dispuestas a negociar las vidas de los más de 150 manifestantes que murieron a favor de la libertad por unos cuantos puestos burocráticos, las migajas del poder.
Por su misma naturaleza descentralizada, la Resistencia no tiene un líder máximo ni oficial; el factor común entre sus miembros es su inquebrantable compromiso por liberar a Venezuela de la dictadura que la domina. Y prácticamente todos coinciden en que el único método eficaz para lograrlo es la presión de calle y la confrontación.
Hablando con el PanAm Post, Pedro Meneses, uno de los líderes de la Resistencia, relató algunas de sus hazañas, empezando por la marcha que organizó desde San Cristobal a Caracas (unos 800 kilómetros) en una acción que denominó “Avanzada por la libertad”. Su meta: alterar “el formato de protesta”. “Decidimos marchar, recogiendo gente a lo largo del camino, para alzar nuestra voz de protesta en contra del Gobierno nacional”, dice el miembro de la Resistencia, quien después marchó desde Cúcuta a Bogotá para hablar frente al Senado de Colombia acerca de su lucha contra la dictadura.
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El radicalismo es necesario porque se agotaron todos los medios legales y pacíficos
Meneses explica que la Resistencia “es un grupo que forma parte de la sociedad civil, que está desmarcado de cualquier partido político y que decide alzar su voz en contra del régimen de Nicolás Maduro”. Él insiste en que la oposición, en su mayoría, está conformada por quienes resisten y no necesariamente por los partidos políticos. Deja claro que “Resistencia no son solo los muchachos que salen a la calle, sino también los ciudadanos mayores que tienen “un descontento y que ya no (creen) en los actores políticos actuales”.
https://www.youtube.com/watch?v=ut5w6V3POjg
Meneses asegura que parte de la oposición oficial venezolana es falsa: “Son unos tarifados del Gobierno porque se arrodillan ante el régimen”. Durante el proceso de rebeldía civil que se llevó a cabo en Venezuela entre abril y julio de este año, la Resistencia terminó siendo “carne de cañón de los políticos”, para que éstos pudieran cumplir sus objetivos.
Meneses también asegura que la persecución en contra de los miembros del movimiento de jóvenes en Venezuela es ardua. Sabe que son una amenaza contra Nicolás Maduro y el chavismo: “Nos tienen miedo porque somos (un) factor agitador y tenemos cierta credibilidad en la sociedad. La gente está esperando un liderazgo que haga acciones tangibles” contra la dictadura chavista. “El ciudadano venezolano quiere que se hagan acciones de calle contundentes”, asevera.
Meneses asegura que, en este punto de la crisis venezolana, el “radicalismo” es necesario. Considera que ya todos los venezolanos agotaron “los medios legales y pacíficos para llegar a una solución al problema y no lo hemos logrado”.
Dice, además, que la ciudadanía está expectante y alerta ante cualquier dirigente que asuma una posición radical y emprenda acciones efectivas y tangibles en contra del régimen de Nicolás Maduro.
Por último, son pocos los dirigentes que se salvan de ser descartados por La Resistencia que representa Meneses. Sin embargo, la coordinadora del partido Vente Venezuela, María Corina Machado, tiene su aprobación: “Es la única que ha tenido que coraje y la valentía de alejarse de una oposición tóxica y que pelea por intereses personales”.
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https://twitter.com/inesitaterrible/status/924739253044736004
Sin embargo, Meneses confía sobre todo en aquellos ciudadanos que, desde su pequeño espacio, resisten los embates y la opresión de un régimen que pretende suprimir cada espacio de libertad en el país. La Resistencia no es la dirigencia política oficial ni los partidos; se trata de un movimiento cívico, puro y honesto, cuyos miembros están dispuestos a arriesgar todo por la libertad.