Los gremios opositores al Gobierno argentino realizaron este martes 9 de junio el quinto paro nacional desde que Cristina Kirchner asumió al frente del Ejecutivo; reclaman un cambio en el impuesto a las ganancias, un aumento del salario mínimo (US$960), una subida de emergencia para los jubilados y la implementación de un plan contra la inseguridad y el narcotráfico.
La medida de fuerza, que arrancó el martes a las 00:00 horas y tiene una duración de un día completo, se ha sentido fuertemente en el transporte; no hay trenes, aviones, subterráneos ni colectivos. Tampoco hay camiones (ni traslado de mercadería), ni reposición de dinero en los cajeros automáticos, ni estaciones de servicio.
Aníbal Fernández, jefe de Gabinete del Gobierno de Kirchner, insistió que el paro nacional es meramente “político”. Por su parte, el secretario de la Unión de Tranviarios Automotores (UTA), Roberto Fernández, dijo que “el paro es total” y afecta a todo el territorio.
Instó que “no es un capricho de los trabajadores” y que urge “sentarse a dialogar”. Por la adhesión de esta central sindical no hay transporte público de corta, mediana o larga distancia. Sí hay vuelos internacionales, aunque no domésticos.
Además, se realizaron piquetes (protestas) en Buenos Aires por parte de grupos socialistas que cortaron algunos accesos a la capital argentina.
En las ciudades argentinas de Mendoza, Rosario y Córdoba los empleados del transporte público local casi no trabajaron.
“Es un paro que lamentablemente se realizó debido a que los funcionarios no quieren sentarse a una mesa a escuchar el reclamo de los trabajadores”, dijo el dirigente sindical en un programa de radio La Red.
“Queremos un salario de bolsillo real y digno para poder tener poder adquisitivo”, advirtió en relación a la devaluación del salario a causa de la inflación.
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Por último, advirtió que “de no haber una pronta solución” se generarán nuevas medidas de fuerza en el corto plazo.
Fuente: El Cronista, La Nación.