Este siete de febrero la coalición de partidos opositores a la dictadura de Nicolás Maduro, Mesa de la Unidad Democrática (MUD), anunció una «junta reestructuradora» creada con el fin de relanzar la alianza. No obstante, surgió el escepticismo con respecto a los miembros que conforman dicha junta.
La comisión será presidida por el secretario ejecutivo de la MUD, Jesús “Chúo” Torrealba. Político cuya posible salida del liderazgo de la coalición se ha propagado en los últimos días como un rumor.
De hecho, el gobernador del estado Miranda y destacado líder opositor, Henrique Capriles, propuso su renuncia, ya que Torrealba “no es capaz de construir consenso”, según señaló el político.
Asimismo, otros han señalado a Jesús Torrealba de ser uno de los responsables que con su poco atino a la conciliación entre los partidos de la MUD ha impulsado la necesidad de reestructurar y facilitar nuevos consensos en la coalición opositora . Chúo reconoció, en una rueda de prensa a finales de diciembre de 2016, que durante el año pasado “el pueblo opositor estuvo muy por encima de su dirigencia”.
Entre tanto, en la cuestionada “junta reestructuradora” está el dirigente del partido político socialdemócrata Un Nuevo Tiempo (UNT), Enrique Márquez.
El partido de Márquez viene generando polémica y rechazo en la oposición venezolana desde hace varios meses. Primero, alcaldes presuntamente opositores de UNT firmaron, en el estado Zulia, el documento del Presupuesto 2017 presentado ilegalmente por el presidente Nicolás Maduro al Tribunal Supremo de Justicia.
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El documento, señalado por el Gobierno como una carta de acatamiento, fue respaldado por varios alcaldes del partido y por la alcaldesa Eveling Trejo, quien la esposa del fundador de Un Nuevo Tiempo y expreso político, Manuel Rosales.
Luego de la firma del documento, la ausencia de dos diputados de UNT impidió que la Asamblea Nacional pudiese designar los rectores del Consejo Nacional Electoral. Esa acción fue ampliamente criticada incluso por los otros diputados de la bancada opositora.
Frente a la polémica, Enrique Márquez pidió, durante una entrevista, que no se “satanice” a Un Nuevo Tiempo y responsabilizó, en cambio, al partido de Leopoldo López, Voluntad Popular, de la división interna en la MUD.
Además el partido de Rosales y Márquez fue el único que, pese a la cancelación del diálogo entre la dictadura y la oposición, pidió mantenerse en la mesa de negociación.
“La dirección nacional de UNT, indistintamente de la decisión anunciada por la MUD, ha decidido continuar en la mesa de diálogo”, dijo el secretario de Política Internacional del partido, Timoteo Zambrano.
Por último, otro de los que integran la «junta reestructuradora» de la MUD es el diputado del partido Primero Justicia, Juan Carlos Caldera.
Caldera fue parte de un escándalo cuando en septiembre de 2012 fue presentado un video en donde aparece recibiendo dinero para su campaña a la alcaldía de Sucre.
Debido a eso, el gobernador y excandidato presidencial Henrique Capriles Radonski, lo separó su campaña presidencial. “No acepto que alguien utilice mi nombre y el proyecto para beneficio propio”, dijo Capriles en ese entonces.
Luego se conoció que el dinero recibido para la campaña de Caldera en el municipio Sucre, era enviado por el empresario y contratista chavista Wilmer Ruperti.
Caldera reveló, en 2012, que se había reunido con el empresario Ruperti en su casa en al menos tres ocasiones. Frente al escándalo, el ahora diputado se excusó diciendo que “le montaron una olla”.
El empresario Ruperti, quien es contratista de la petrolera estatal PDVSA, es fuertemente criticado por su cercanía con el expresidente Hugo Chávez.
MUD anuncia junta reestructuradora presidida por su secretario ejecutivo para en "breve” relanzar la alianza https://t.co/rMiEJv4ie4 pic.twitter.com/5WbkjBYc0Y
— NTN24 Venezuela (@NTN24ve) February 7, 2017