El sistema de transporte público de la Ciudad de México cuenta con una red de metro, varias líneas de metrobús y cientos de peseros (camionetas que tienen tarifa fija por viaje) que recorren el área metropolitana.
A pesar de que el 75% de los viajes dentro de la ciudad se hacen en transporte público, un sector de la población se niega a considerarlo como una opción para movilizarse: la clase media y alta.
A pesar del insoportable tráfico y el deterioro del medio ambiente, la preocupación por el estatus social pesa más a la hora de decidir dejar el auto en su casa y usar el transporte público en la ciudad, asegura Ivonne Acuña Morillo, socióloga y politóloga.
“Para la gente es muy diferente que la vean llegando en su propio carro a decir que llegaron en el metro o en el pesero”, afirmó Acuña a la revista VICE.
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En las zonas más acaudaladas de la capital mexicana, es muy difícil encontrar personas que se suban a un autobús, justificando esto con la incomodidad y el peligro que aquello conlleva.
“Me da miedo y no sólo por cuestiones de robo, sino también por la gente que lo usa”, dice a VICE Daniela Lobato, estudiante universitaria.
“También me parece que es sucio, que no tiene buena organización y que no es un servicio en el que puedes confiar”, indicó la estudiante que admitió haber usado el transporte sólo un par de veces.
Algunos en la capital también justifican su rechazo cuando comparan el transporte público con el mismo en otras partes del mundo:
“En lugares como París o Londres ves a la gente con bolsas de mano de diseñador en el metro, sin que les de miedo que los vayan a asaltar”, dijo Lucía Márquez, una estudiante de moda de 23 años. “Eso jamás podría pasar aquí en México”, aseguró.
Sin embargo, todos los prejuicios se caen por las cifras oficiales:
Durante este año, los crímenes en el metro de Nueva York han aumentado, de cada seis millones de pasajeros, siente son víctimas de la delincuencia.
En Londres sucede de manera similar, siete crímenes por cada millón de pasajeros se registró en 2015.
Por su parte, en el metro de la Ciudad de México, usado por unas 5,3 millones de personas al día, se reportaron dos robos durante el mes de diciembre del año pasado. En el mismo mes, los asaltos a automóviles alcanzaron la cifra de 32 por día.
Las cifras demuestran que los pasajeros en la Ciudad de México están más expuestos a ser asaltados en sus autos que en el metro.
Las cifras demuestran que los pasajeros en la Ciudad de México están más expuestos a ser asaltados en sus autos que en el metro.
Sin embargo, Armando Fernández, diseñador digital de 28 años, aseguró que las cifras de inseguridad no aplicarían para gente como él: “Creo que la gente puede saber si tú nunca usas el metro o el camión, y puedes atraer la atención no deseada”, aseguró. “De ninguna manera usaría el metro… Pueden notar que eres un objetivo fácil”.
Otras de las preocupaciones que surgen para justificar la decisión de no usar el transporte público es el acoso sexual. Para muchas mujeres que usan el metro, esto es un riesgo real que, de hecho por ser tan común, existen vagones en el metro y metrobús exclusivos para mujeres y niños.
Sistema insuficiente e ineficiente
Sin embargo, la socióloga Acuña recalca que la culpa no es sólo de las personas relativamente pudientes y de los que tienen aspiraciones sociales. Según Acuña, el sistema de transporte tiene severas limitaciones, debido a que funciona por encima de su capacidad y es irregular en muchas partes de la ciudad.
“Tenemos que reeducar a las personas para que vean que hay más opciones de movilidad”, asegura.
Adicional a esto, los usuarios del transporte privado se han visto favorecidos por los recientes proyectos de infraestructura como por ejemplo los segundos pisos para el tránsito vehicular por las grandes vías.
En contraste, la nueva línea del metro, que requirió una inversión millonaria, se ha visto en escándalos de corrupción y tuvo que cerrar un tramo por más de un año debido a fallas mecánicas.
[adrotate group=”8″]A su vez, los nuevos desarrollos urbanos en las afueras de la ciudad, están ubicados en áreas a las que es casi imposible llegar en metro o autobús. Y, a pesar de que se menciona el transporte público como la solución al problema de la contaminación, es común ver autobuses en malas condiciones dejando estelas de humo mientras recorren las calles.
Diego Velásquez, abogado de 31 años, asegura que lo que dice el Gobierno “es una estupidez. O sea, ve los autobuses, están en pésimas condiciones y seguramente contaminan más que los coches… ¿Por qué tengo que dejar de usar mi coche si las alternativas son tan malas?”
De igual forma, Velásquez se unió a aquellos que critican a un grupo de políticos que usó el metro de la ciudad de México para promover el uso del transporte público durante la emergencia ambiental, mientras se tomaban selfies.
“Son una bola de payasos que creen que por usar el metro un día ya hicieron gran cosa… El día que se bajen de sus coches de lujo y se empiecen a preocupar por la ciudad, será el día que empezaré a usar el transporte público”, sentenció Velásquez.
Con información de: VICE.