Las elecciones presidenciales en Rusia que se celebran del 15 al 17 de marzo son un mero trámite para Vladímir Putin. El actual mandatario solo tiene tres rivales que operan más como cómplices que como verdaderos opositores. Eso, sumado a los objetivos del presidente de continuar la guerra contra Ucrania y crear una dependencia total del pueblo ruso hacia él, terminan asomando lo que pasará luego de su reelección.
El costo de su campaña electoral habría sido de 1000 millones de libras esterlinas (más de 1200 millones de dólares), según documentos revisados por The Guardian. No necesitó esos fondos para ganar a sus adversarios, sino para profundizar su mensaje ideológico entre los votantes. Al momento de anunciar su candidatura, aprovechó una reunión con veteranos de guerra, dejando de lado cualquier mención en su discurso a “una agenda positiva de gasto social o logros culturales” como le recomendaron sus asesores. Eso habla de cómo enfocará su quinto mandato.
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Putin ordenó a las autoridades impuestas por él, conseguir 75 % de participación en territorios ocupados de Ucrania: Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón, contó el representante del GUR ucraniano, Vadim Skibitski. Todo se trata de un teatro bien armado y el final será cuando el telón suba y aparezca Putin declarándose ganador de unas elecciones manejadas a su antojo.
Rusia militarizada
Uno de los objetivos de Putin en estas elecciones es “privar a la mayoría de los rusos de la capacidad de imaginar un futuro sin él”, aseguran Michael Kimmage y Maria Lipman en la revista Foreign Affairs. Además, poco a poco el Kremlin militarizó la sociedad con vallas publicitarias y medios estatales, demonizando al “Occidente colectivo” con Ucrania como “títere”. Para lograr una pacificación, Putin aparece como el ungido que conducirá al país a la victoria, retratan los autores del artículo. No es otra cosa que adoctrinamiento, herencia de la propaganda de la extinta Unión Soviética. Por otro lado, la muerte del líder de la oposición Alexéi Navalni terminó de abonar el camino del mandatario para conseguir su propósito.
Es evidente que Vladímir Putin será reelecto, pero las voces disidentes aún se escuchan. Esta vez, Yulia Navalnaya, la viuda del difunto líder opositor, convocó a un acto de protesta llamado “Mediodía contra Putin” para “votar por cualquier otro candidato”. Hasta pidió boicotear papeletas y “escribir ‘Navalni’ en letras grandes”. Los fiscales de mesa recibieron la alerta y ya es posible ver arrestos en videos viralizados en las redes sociales.
Militares rusos se llevan detenido a un ciudadano luego de que este anunciara que no votaría por Putin. Así las “elecciones” en Rusia, a la venezolana, ya se sabe quien ganó antes de que empiecen. El hombre se encuentra desaparecido. https://t.co/cv0T2IM5gJ
— Agustín Antonetti (@agusantonetti) March 15, 2024
Tres candidatos complacientes
Incluso en los más férreos autoritarismos es necesario fingir algo de legitimidad para tranquilizar a las masas. Por ejemplo, en Nicaragua el dictador Daniel Ortega solo permite la participación de candidatos por “partidos zancudos”, cómplices que fingen ser oposición mientras este encarcela o expulsa del país a sus verdaderos adversarios. En Venezuela pasa algo similar con el régimen de Nicolás Maduro, que impide la postulación de opositores mediante inhabilitaciones administrativas que ni siquiera están respaldadas por la Constitución para así organizar elecciones a la medida con falsos opositores que le permitan mostrar al mundo una aparente normalidad democrática sin arriesgar su permanencia en el poder.
Putin tiene como adversarios a Vladislav Davankov, del Nuevo Partido Popular; Leonid Slutsky, del Partido Liberal Democrático de Rusia (LDPR); y el veterano candidato Nikolai Kharitonov, del Partido Comunista. Pero solo están allí por mera formalidad. “No sueño con vencer a Putin. ¿Cuál es el punto de…?”, declaró Slutsky a la prensa.
En el caso de Kharitonov, de 75 años, compitió previamente contra Putin en las elecciones presidenciales de 2004 en Rusia cuando consiguió el segundo lugar. Esos son los elegidos por el actual mandatario para bailar al son que él toca y asegurarse seis años más en la Presidencia.